viernes, 24 de mayo de 2019
miércoles, 1 de mayo de 2019
Hace falta una carga.....con Rubén
Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra.
Para levantar todo lo que falta y derribar todo lo que sobra.
Para escribir otra vez la palabra justicia allí donde el padre
promulgó ley pareja, nos golpeó en la boca, pudo ser juez y parte.
Porque otra vez sea el turno del ofendido, de un callado profeta,
de los hijos que no huyeron del castigo materno con la chancleta,
de los que entendieron que no hacía falta para ser mejores
ni el carro del año, ni doscientos canales, ni caros doctores.
De los que maldicen cada vez que alguien dice que algo les toca,
de los que no han nacido con la ubre de la patria en su boca,
de los que no tienen ninguna fecha señalada en los calendarios
y las más de las veces reciben rencores como honorarios:
rencor del hijo que no va a la escuela con un celular en la cadera,
rencor de la mujer que se levanta pensando que echar en la caldera,
rencor del jefe y del secretario porque en una reunión del partido
les dijo que codo con codo ya no van los obreros sino los bandidos.
(...)
Hace falta un millón de gargantas sin cargo ni cuartel
un puño de razones que golpee en la mesa del poder,
--si acaso es que el poder escucha o razona
si acaso tanta herida no se encona y perdona--
(...)
Ay, mi pequeño país, juguete preferido, patria clara y oscura,
donde un aula es gratis, gratis la cura y gratis la sepultura,
donde no habitan fieras en el monte ni se teme al frío
donde no roban niños ni asaltan bancos ni se escuchan tiros,
donde duran las guerras cuanto más diez años
y aún menos dura el odio porque nadie es extraño,
donde nos enseñaban a todos en la escuela
que nunca podía tocar el piso la bandera,
y todos compartíamos el mismo simple anhelo
de amor, patria, familia, carrera, y Varadero,
donde no se avergonzaba un hombre de su bolsillo,
porque baila o batea o estudia o es bueno o es pillo,
y la peor ofensa para una mujer es ser una cualquiera
según las madres buenas de los buenos hijos y las malas nueras.
Ay, mi enorme país, mi caimán dormido, mi pájaro preso,
dónde están tus nidos, dónde están tus madres repletas de besos,
mi pequeño país, mundo dividido, sueños compartidos,
bajo el mismo cielo y en el mismo ruido,...
Para levantar todo lo que falta y derribar todo lo que sobra.
Para escribir otra vez la palabra justicia allí donde el padre
promulgó ley pareja, nos golpeó en la boca, pudo ser juez y parte.
Porque otra vez sea el turno del ofendido, de un callado profeta,
de los hijos que no huyeron del castigo materno con la chancleta,
de los que entendieron que no hacía falta para ser mejores
ni el carro del año, ni doscientos canales, ni caros doctores.
De los que maldicen cada vez que alguien dice que algo les toca,
de los que no han nacido con la ubre de la patria en su boca,
de los que no tienen ninguna fecha señalada en los calendarios
y las más de las veces reciben rencores como honorarios:
rencor del hijo que no va a la escuela con un celular en la cadera,
rencor de la mujer que se levanta pensando que echar en la caldera,
rencor del jefe y del secretario porque en una reunión del partido
les dijo que codo con codo ya no van los obreros sino los bandidos.
(...)
Hace falta un millón de gargantas sin cargo ni cuartel
un puño de razones que golpee en la mesa del poder,
--si acaso es que el poder escucha o razona
si acaso tanta herida no se encona y perdona--
(...)
Ay, mi pequeño país, juguete preferido, patria clara y oscura,
donde un aula es gratis, gratis la cura y gratis la sepultura,
donde no habitan fieras en el monte ni se teme al frío
donde no roban niños ni asaltan bancos ni se escuchan tiros,
donde duran las guerras cuanto más diez años
y aún menos dura el odio porque nadie es extraño,
donde nos enseñaban a todos en la escuela
que nunca podía tocar el piso la bandera,
y todos compartíamos el mismo simple anhelo
de amor, patria, familia, carrera, y Varadero,
donde no se avergonzaba un hombre de su bolsillo,
porque baila o batea o estudia o es bueno o es pillo,
y la peor ofensa para una mujer es ser una cualquiera
según las madres buenas de los buenos hijos y las malas nueras.
Ay, mi enorme país, mi caimán dormido, mi pájaro preso,
dónde están tus nidos, dónde están tus madres repletas de besos,
mi pequeño país, mundo dividido, sueños compartidos,
bajo el mismo cielo y en el mismo ruido,...
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