lunes, 1 de junio de 2020

tres discursos

Yo era pionero y él dirigente de la juventud en una actividad pioneril.. yo era miembro de la FEU y él secretario del pcc… yo era especialista y él ministro del MES…. mi padre fue su profesor… él, su más encumbrado alumno, al cual algunos ya le detectaban tempranamente el ímpetu presidenciable. En todos esos años yo crecí, la vida me puso retos, me hizo tomar decisiones, llevándome por caminos insospechados, lanzando al carajo mi zona de confort. A él la vida lo fue enclaustrando en una monotonía, en una anuencia hacia los superiores, en una arrogancia desde la cual ningún súbdito puede ser el iluminado, pues la luz siempre viene de arriba. Lo que ahora él pueda proclamar como solución, él lo rechazó cuando le fue dicho en los 90, sembró duda ideológica sobre aquellos que no le parecían del todo incondicionales a los despropósitos del momento. Es un hombre sin cabeza propia, atenazado en la horquilla de las circunstancias. Si nadie más, como le parece a uno de los foristas, asoma una mejor cabeza, es porque hay todo un aparato para cercenarlas, para darles tapabocas y mostrarles la puerta de salida por atreverse a pensar, y pensar mejor que los que han sido seleccionados por su monocorde actitud. Si él quisiera cambiar el meollo de nuestra involución como sociedad empezaría diciendo que hay que cambiar el modo en que se hace política y se selecciona a quienes hacen la política, buscaría y aseguraría el apoyo del pueblo y de buena parte de la comunidad internacional distanciándose del modelo estatista de estado, que cercena la libertad de expresión y coarta la iniciativa individual. Con tres discursos de cara a la gente tendría para echar a un lado a los militarotecnócratas, a los viejos acomodados del aparato ideológico y a las huestes del ministerio de vigilancia del pensamiento y el valor. 
En el primero le tendría que decir al pueblo sin ambages que el país está muy mal 1) porque ha sido mal conducido económicamente en medio del asedio norteamericano, con estrategias voluntaristas, dependentistas y tremendistas, 2) porque se ha sembrado división por motivos geográficos y políticos entre los cubanos,  3) porque se ha desconfiado de la capacidad de todos para el autogobierno, adulterando las vías democráticos de participación y predeterminando la elección de los decisores mediante mecanismos monárquicos, demagógicos y clientelistas  que priorizan como criterios de selección la no-competencia (sumisión, lealtad, no confrontación) y la¨pureza¨ ideológica, por sobre los talentos para la solución creativa y eficiente de los problemas, 4) porque se ha subordinado la salida del subdesarrollo material al facilismo de contar con una homogeneidad ideológica y se ha preferido la seguridad paternalista al respeto a la dignidad y la libertad creadoras. 
Un segundo discurso que hable de su deseo de una nación verdaderamente democrática en el que haya balance entre la dignidad de los individuos y la de la patria, en la que estos puedan participar de modo directo en la elección de sus representantes sin ningún mediador de juicio político, que hable de su deseo de la unificación de los cubanos dondequiera que estén y de la vigencia e imprescriptibilidad de sus derechos de nacimiento a lo largo del territorio nacional, convocando a los emigrados a participar en la reconstrucción nacional. Una nación donde se premie el servicio de los diferentes talentos, primero con nada con la ilimitada posibilidad de su ejercicio en cualquiera de los ámbitos de la vida nacional y desde cualquier nivel jerárquico del estado y la sociedad,  este ejercicio solo restringido por principios éticos que tengan como pilares el respeto a la dignidad humana y al arbitrio de la conciencia. Donde los politicos, los decisores, los administradores, los asesores, tengan que prometer y comprometerse, y luego someterse al enjuiciamiento de su desempeño, por parte de superiores y sus subordinados, siendo el pueblo, mediante elecciones, denuncias, manifestaciones, quién ejerce la máxima potestad como único soberano.  
Y un tercero que hable de su deseo de respeto mutuo entre naciones, de reconocimiento de diferencias de cultura, geografía, historia y grado de evolución, pero de fe en la posibilidad de aprendizaje, desarrollo, perfeccionamiento, emulación, desde la particularidad, la construcción de una identidad, minimizando los antagonismos y priorizando la colaboración y la paz.