miércoles, 30 de noviembre de 2022
elecciones, lecciones, deyecciones
Al parecer, las elecciones de medio tiempo en USA van a convertir a Trump en una sombra, pues no ha ocurrido la avalancha republicana esperada. Varios políticos republicanos han señalado que este hecho es la muestra clara de que Trump se ha vuelto un lastre para su partido. Aún están por dirimir los últimos puestos del senado, donde si los Republicanos obtienen ventaja, sería bien magra. Y lo mismo sucede con la Cámara de Representantes. Florida ha sido el caso especial, aunque no es una sorpresa, pues la gestación de la singularidad ha ocurrido gradualmente durante los últimos cuatro años a la vista de todos. Por primera vez en varios lustros el condado Miami Dade viste de color republicano, ningún medio nacional estadounidense ha dejado de mencionar el papel cubanoamericano en dicha metamorfosis. Yo agrego que Otaola y Diaz Canel han sido las principales fuerzas sinérgicas para la transformación. El Gobernador reelecto, Ron DeSantis, republicano, será uno de los candidatos presidenciales favoritos en la carrera de 2024. El Senador reelecto, Marcos Rubio, dudo que ceje en sus aspiraciones de poder para dicha fecha. Los esfuerzos, sin prisa pero sin pausa, de la administración Biden para desarticular la política trumpista contra Cuba, han tenido muy poco que ver con la fiebre conservadora de Miami. La orden de ataque de Diaz Canel el 11 de julio; la renuencia de Carlos Lazo, hijo espiritual del censurado poeta antitotalitarista cubano Rafael Alcides (Carlos Lazo publicó un libro sobre esta relación) a criticar ad alta voce el empeño del gobierno de Cuba de castigar cualquier acción que pueda repercutir en la hegemonía política de los selectos compañeros preseleccionados para ejercer dicho gobierno (valgan la redundancia y la recursividad); y la prédica desvergonzada de Otaola, torvamente afincada en los más bajos instintos cultivados durante años de intolerancia política, incentivos a la simulación, relativización del sentido de la justicia, rechazos y humillación, han sido los formidables alimentos revolucionarios para el revanchismo y el victimismo cubanofloridanos que ha vuelto a traer a la derecha republicana al poder. Es casi una garantía segura de continuidad del bloqueo, y de futuros reforzamientos de medidas anticubanas. Siempre digo que, si el bloqueo es la espada de Damocles sobre Cuba, pues habría que hacer política efectiva contra el Bloqueo, lo cual no equivale a hacer discursos denunciando el Bloqueo, ni a tener empresas fantasmas que burlan el Bloqueo. Como mismo salvar la Revolución es una frase que confunde, pues la Revolución fue, es un medio, para lograr algo, no un fin en sí misma. Y por tanto lo que hay que salvar es lo que la Revolución significa, lo que la Revolución significó, para la consecución de los incumplidos ideales martianos que fueron su motivación, impulso, desencadenante, origen. Esos ideales son el bien preciado, la responsabilidad intransferible, del pueblo cubano, para consigo mismo y para con la humanidad. No lo es el descubrimiento de un método de estructuración social donde dichos ideales han sido sacrificados cual ofrenda en su propio altar. Cuba es una, los cubanos somos un solo pueblo. Todo lo que alimenta, y todo el que alimenta, el descreimiento en el fabuloso poder que proveen la conciencia de fraternidad en origen y destino, la sensación de posesión y pertenencia en concurrencia entrañable para con el ser-sentir cubanos, mengua dicho poder, debilita el hechizo patriótico que nos corporiza como nación, y da fundamento al país. No podemos permitirnos unos a otros tal desamparo, donde cada cual reclama su porción de Patria para sí, dejando la otra parte como despojo para cualquier otro poder rapaz. En múltiples ocasiones en que al gobierno cubano se le ha hecho visible la minoría descontenta con su conducción, ha optado por estigmatizar esa minoría, y la ha instrumentalizado para obtener réditos inmediatos o mediatos, políticos y económicos, no solo con ceguera particular hacia lo que eso significa dentro de las estrechas cotas insulares, sino ignorando que cuando una minoría se incrementa sostenidamente, pues deja de serlo. Esa considerable minoría de cubanos, cada vez ha tenido un peso mayor en la vida económica del país, ya sea mediante remesas, o por contribuir al menos a un tercio de las ganancias de la industria turística nacional, o por sus importaciones directas o a través de terceros. Sin embargo, el discurso oficial nos sigue contemplando como desertores de una bandera, o de un ideal, aunque se llena la boca enfatizando que solo ocurre emigración por problemas económicos. En el mejor de los casos, la emigración se ha convertido en un mal que ha de ser por fuerza ordeñado, sin que los mismos líderes que testicularmente no pueden dejar pasar una oportunidad de afirmar sus opíparos epidídimos, aunque cueste más división entre cubanos y años de injusto Bloqueo, no se atreven a dar públicamente las gracias a esa emigración por sostener el país, aunque muchos en ella le ríen la hiel a Otaola. Ahí está el ejemplo de AMLO en su toma de posesión, con MDC y Silvio por testigos, dando gracias a los mexicanos que tanto contribuyen con su Patria. Es falaz dar las gracias a los Puentes de amor, e ignorar toda la otra madeja de puentes que, por lazos filiales y patrióticos, se ha fortalecido cada día más para paliar la horrible sensación de desamparo común. Y es incidiendo sobre esa madeja desde Cuba, que se derrota al Bloqueo, pues el mismo sería insostenible sin una comunidad cubana en USA que, exasperada, aleccionada y decepcionada durante su previo trecho de vida en la isla, apela al recurso de la revancha y el castigo. Quienes un día se han dicho a sí mismos que no logran divisar un futuro mejor, propio o para sus hijos, desde la atalaya del lugar que por nacimiento les tocó; quienes se convencen de que mediante el desgarramiento de sus cuerpos del tapiz cultural donde se hicieron personas es que podrán conservar la dignidad que provee el decidir el rumbo de la propia vida; quienes se niegan a ser parte de un círculo de decadencia, al no ver el fruto de su esfuerzo revertirse en progreso individual y colectivo, y queriendo aportar soluciones, son ignorados ante las razones o las sinrazones de unos pocos elegidos; todos esos no son lo peor de Cuba, ni lo prescindible, ni la escoria. Todos los que en Cuba y fuera de ella mantenemos viva la fe en la posibilidad de un mejor país, la República martiana donde se rinde culto y se cultiva la dignidad plena del Hombre, y confiamos en nuestra capacidad para tan hermosa tarea, y al escuchar la palabra cubano experimentamos ese mismo misterio de ternura de que hablara el Maestro, tenemos que hacer valer este credo que también nos legara, diciendo NO alto y claro a todo(s) lo (s) que se le opongan : “O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos, y no para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay, lúgubre de Francia! ¡Mejor caer bajo los excesos del carácter imperfecto de nuestros compatriotas, que valerse del crédito adquirido con las armas de la guerra o las de la palabra que rebajarles el carácter!”
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