martes, 15 de enero de 2019

soy el escenario vacío

Soy el escenario vacío donde acaban de desvanecerse los actores.
Me resisto a abrir los párpados para no contemplar su fuga.
Como sitio que abrigaba una ciudad despierta, ecos de voces aun rebotan en mi sangre.
Como a pueblo en anatema me deshabitan. En calles amplias que nunca conocerá otro niño el viento recorre sus propios pasos.
En anatema me han puesto. Tampoco los rebaños silvestres que pastan en mi desolación han de ser tomados.
Polvo pesa sobre mí y la añoranza por el jolgorio de una música que para siempre han roto.
Ha partido mi pueblo cargado de cadenas y despierto en medio de un sueño donde intento llamar su nombre sin nadie que responda.
No importa que un día, cuando llegue el edicto de Ciro, puedan regresar las caravanas: tal vez la sed me hace delirar, ignorar cuál es el tiempo de esta devoción.
¿Estaremos ya junto a los canales de Babilonia, o somos aun los que llevarán como castigo sobre sus lomos la destrucción de la ciudad amada?
¿Ya perdí, o soy el que aún debe perder?

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