miércoles, 5 de febrero de 2020

lección de silencio


Por mi abuela Bienve.

Calladita, callada, fabricando el silencio.

Porque las palabras no se pueden recoger. Porque las palabras sacan palabras. Porque las palabras crecen en sordina. Porque las palabras son pegajosas y uno pasará después mucho tiempo para desprenderlas. Porque lo más importante que se tiene para decir son el amor y el dolor, y a ninguno de los dos bastan las palabras. Y porque en el silencio cabe cualquier palabra, y una vez que pones una palabra, levantas una cerca. Y poco a poco vas enjaulando al silencio entre rejas de palabras. Al silencio, la más libre de todas las criaturas, la más imposible de todas las sustancias. Solo cuando escribes respetas al silencio y obedeces a las palabras. No importa que los demás griten, que parezca que no escuchan, que no existes para ellos: nadie puede gritar más alto que el silencio.

(Te escucho mientras escribo, abuela, te escucho…)

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