martes, 10 de diciembre de 2019

Giordan, Fromm, Darwin, Martí


En relación con el comentario de Giordan a las 4:41:

Creo que has usado, (¿quizá inconscientemente, conciencia autoritaria en términos de Fromm?), varias de las argucias de “los enemigos de verdad”. Si de desobediencia civil se tratara, Fromm habría usado otros nombre y ejemplos en su libro. Ni Thoreau, ni Tolstoi, ni Gandhi, ni Martin Luther King son mencionados una sola vez en el libro. No recuerdo ni siquiera los términos desobediencia civil. Ese primer capítulo habla en un contexto particular de una posibilidad particular. Lo cito: “Si la humanidad comete un suicidio será porque las personas obedecerán a quienes les ordenarán apretar los botones letales, porque obedecerán las arcaicas pasiones de miedo, odio y codicia...”.

Si de estrategia de desobediencia civil se tratara, habría que ver quien ha orquestado la larga desobediencia civil de los cubanos que, como hormiguitas, han ido socavando el control del estado y los valores de la República, convirtiendo lo que se llama robo y hurto en “lucha” y “resolvedera”, y el culto a la dignidad, el decoro y la honestidad, en doble moral, simulación, no buscarse ni meterse en problemas, evitar pensar o “romperse el coco” con “lo que no tiene arreglo”.

Fromm no habla de desobediencia individualista y falaz tampoco. Habla de que en última instancia todo pasa por la actitud de un individuo y su conciencia, y de que hay circunstancias en que un poder, cualquiera que sea su estructura o su manifestación (una ley, una orden, una costumbre, moda o tendencia social) inducirá al hombre o la mujer a hacer algo que va contra la esencia de lo humano, contra la voz que esa persona está escuchando en su interior y que le dice que debe hacer otra cosa mejor, pero que hacer eso que le dicen que haga (sea una persona, la costumbre, etc), al individuo le resultará más fácil, acostumbrado como está a obedecer, condicionado como está para obedecer, temeroso como está de desobedecer, de “señalarse”, de sentirse aislado o distinto. Ese individuo puede ser el maestro que se niega a repasar exclusivamente lo que saldrá al día siguiente en la prueba para mejorar la promoción, o el director que se niega a sancionar al maestro con peor promoción porque es el único que no “repasa” el día antes la prueba; o el periodista que se niega a sesgar los vericuetos de su noticia para evitar el conflicto editorial, o el director del medio que se niega a expulsar al periodista “conflictivo que le hace el juego al enemigo”; o el médico que decide que no va a falsear hojas de cargo para embellecer los números; o el policía que decide que no va a intimidar; y así sucesivamente casi hasta el infinito. Es de lo que habla Fromm al final del ensayo cuando pone el ejemplo, un ejemplo límite, del caso de Eichmann. Nosotros podríamos llegar a formar parte de la abominación obedeciendo. La Revolución y la Nación, no han llegado a este punto solas, sin que incida en el curso el actuar de cada uno de nosotros. Hoy somos críticos de cosas que ayer tolerábamos o apenas percibíamos. Y ahora simplemente muchos decimos no a algunas de esas cosas, con la esperanza de que no sea tarde, con la confianza de que es tiempo aún para salir airosos de esta parte del río.


En cualquier autor unas cosas son mejores que otras, unas son más pertinentes en determinadas circunstancias que otras. La luz con que son proyectados puede beneficiarlos o no. Cito algunos fragmentos del Fragmento 296 del tomo 22 de las obras completas de José Martí, donde se lee:
“Tras las épocas de fe vienen las de crítica. Tras las de síntesis caprichosa, las de análisis escrupuloso. Mientras más confiada fue la fe, más desconfiado es el análisis. Mientras mayor fue el abandono de la razón, con más atrevimiento y energía luego se emplea. De nada nos vengamos nunca tan completamente como de nosotros mismos.”
“...pero no se dé a otro, como cosas que estorban, las riendas de nuestro pensamiento y albedrío, a que por nosotros las mueva, y a su sabor nos guíe y ensille; porque si se usa mal de ellas, como hacen siempre los que se ven con muchas bridas en las manos, habremos naturalmente de dar cuenta del empleo de las riendas que nos fueran dadas por Naturaleza para nuestro propio uso.”
 “Pero el que se aísla en la contemplación del detalle corre riesgo de incapacitar su mente para la comprensión y penetración del conjunto: como de estudiar en un solo punto la analogía universal ha surgido, como consagración incompleta de una verdad que el Universo publica, la teoría darwiniana (…) viene casi a cuento, (...) que los que a tales petimetres viesen (nota mía: se refiere a una escena de hombres caminando que el describió previamente), no creerían con los darwinianos pacotilleros, que el hombre viene del mono, sino que va a él.”

lunes, 9 de diciembre de 2019

fragmentos de Martí

OC 22, fragmento 296, pg 199.
Tras las épocas de fe vienen las de crítica. Tras las de síntesis caprichosa, las de análisis escrupuloso. Mientras más confiada fue la fe, más desconfiado es el análisis. Mientras mayor fue el abandono de la razón, con más atrevimiento y energía luego se emplea. De nada nos vengamos nunca tan completamente como de nosotros mismos.

...pero no se dé a otro, como cosas que estorban, las riendas de nuestro pensamiento y albedrio, a que por nosotros las mueva, y a su sabor nos guie y ensille; porque si se usa mal de ellas, como hacen siempre los que se ven con muchas bridas en las manos, habremos naturalmente de dar cuenta del empleo de las riendas que nos fueran dadas por Naturaleza para nuestro propio uso.

Pero el que se aísla en la contemplación del detalle corre riesgo de incapacitar su mente para la comprensión y penetración del conjunto: como de estudiar en un solo punto la analogia universal ha
surgido, como consagración incompleta de una verdad que el Universo publica, la teoría darwiniana: que todo esto, si se recuerda bien los petimetres de brazos en punta que nos han dado motivo a esta disertación viene casi a cuento, y es la explicación de toda ella, nacido de habernos asaltado el pensamiento de que los que a tales petimetres viesen, no creerían con los darwinianos pacotilleros, que el hombre viene del mono, sino que va a él.

fragmento 297, pg 200.
Tras las épocas de fe vienen las de critica.-El hombre, avergonzado de haber dejado mucho tiempo sin ejercicio sus facultades. se encarniza en su empleo; y de haber causado con su abandono que se las desdeñaran, se revuelve y entra en orgullo y miedo, y quiere que sean, y se las tenga, por omnipotentes. Siempre, después de un diosismo excesivo, ha venido en la historia del mundo el diosismo humano. La fiebre de soberbia se calma; los dioses convencionales quedan deshechos; pero
el hombre, descontento de sí o cansado, o incapaz dc explicarse por si mismo, o sincero, deja que surja de sí serenamente, como un aroma, el confuso y deleitoso espíritu de Dios que le dio vida; que apretado por los aires, a los vapores y luces de la Naturaleza, con el de los demás hombres, condensa el Dios nuevo. La razón, como un soldado leal, depone las armas después de la victoria en el altar impalpable e invisible de lo maravilloso.

fragmento 2, pg 12.
 Y si a los esp., por ser españoles, los ataco, mi padre saldría de la tumba, y me diría: parricida.-
Pero el mal gobierno, la opresión, la ignorancia en q. vivimos, la miseria moral a q. se nos condena, esto ¡padre mio! no eres tú, eso no es España, sino otro país; eso es infamia y abominacíon, y dondequiera que lo encontraras lo has de acabar.

Fromm... on disobedience



Lo que sigue es una traducción de la mayor parte del ensayo de Erich From “La desobediencia como un problema psicológico y moral”, de 1963, que luego ha sido publicado, junto a otros tres ensayos, como parte de un libro titulado Sobre la desobediencia. Un segundo ensayo de 1967, Profetas y sacerdotes, que también se integró en dicho libro, comienza diciendo: Puede decirse sin exageración que nunca estuvo el conocimiento de las grandes ideas producidos por la estirpe humana tan difundido como hoy, y nunca han sido dichas ideas menos efectivas de lo que hoy son.

<<La historia humana comenzó con un acto de desobediencia (según mitos hebreo, griego…etc), y no es improbable que sea terminada por un acto de obediencia. El hombre ha continuado evolucionando por actos de desobediencia. El hecho es que, mientras vivimos técnicamente en la Edad Atómica, la mayoría de los seres humanos aún vive, emocionalmente, en la Edad de Piedra. Pero no quiero decir que toda desobediencia es una virtud y toda obediencia un vicio. Tal visión ignoraría la relación dialéctica entre ambas. Cuando los principios de obediencia o desobediencia son irreconciliables, el acto de obediencia a uno constituye necesariamente un acto de desobediencia al otro. Todos los mártires de fe, de libertad o ciencia, han tenido que desobedecer a quienes querían acallarlos para obedecer sus propias conciencias, las leyes de la humanidad y de la razón. Si un hombre solo puede obedecer y no desobedecer es un esclavo, si solo desobedece y no obedece es un rebelde (no un revolucionario) que actúa por ira, despecho, resentimiento y no en nombre de una convicción o principio.
Para evitar confusión de términos debemos hacer precisiones importantes. Obediencia a una institución, poder o persona constituye sumisión, implica la abdicación de la autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajeno en lugar del propio (obediencia heterónoma). Obediencia a mi propia razón o convicción es un acto de afirmación, cuando los sigo, soy yo mismo, pues mis juicios y convicciones son parte de mí (obediencia autónoma).
La afirmación de que la obediencia a otro es ipso facto sumisión debe ser aclarada. Debemos distinguir entre autoridad racional e irracional. Un ejemplo de autoridad racional es la del maestro sobre el alumno. Los intereses de ambos están alineados. Un ejemplo de autoridad irracional es la del amo y el esclavo, sus intereses son antagónicos, pues lo que es ventajoso para uno es perjudicial para el otro. La autoridad es racional cuando actúa en nombre de la razón, que, al ser universal, acepto sin sumisión. La autoridad irracional tiene que usar la fuerza o la sugestión, porque nadie se dejaría explotar si fuese libre de prevenirlo.

La palabra conciencia se puede usar para expresar dos fenómenos diferentes, la conciencia autoritaria, que es la voz internalizada de una autoridad que queremos complacer y tememos contrariar, y la conciencia humanística, voz interior independiente de recompensas y sanciones externas, basada en nuestro conocimiento intuitivo de lo que es humano o inhumano, de lo que conduce a vida y lo que la destruye. La conciencia autoritaria es la que experimenta la mayoría de las personas cuando obedecen su conciencia, es a lo que Freud llamó Superego, la obediencia a un poder externo aun cuando haya sido internalizado. Creo que obedezco mi conciencia cuando en realidad solo me tragué los principios del poder; por ello, por la ilusión de que la conciencia humanística y el Superego son idénticas, la autoridad internalizada es más efectiva que la autoridad exógena. La obediencia a la conciencia autoritaria, igual que toda obediencia a pensamientos ajenos y al poder, tiende a debilitar la conciencia humanística, la habilidad de juzgar por y ser uno mismo.
¿Por qué el hombre es tan dado a obedecer y le cuesta tanto desobedecer? Porque al obedecer me siento seguro y protegido, soy parte del poder que reverencio, lo cual me hace sentir fuerte. No yerro, pues el poder decide por mí, no puedo estar solo, pues vela sobre mí, no puedo cometer pecado porque no me lo permite.
Para desobedecer uno debe tener el coraje de estar solo, errar y pecar. Pero el coraje no basta. Solo si se ha adquirido la capacidad de sentir y pensar por sí mismo puede uno tener el coraje de decir no al poder, de desobedecer. Una persona puede volverse libre a través de actos de desobediencia, aprendiendo a decir no al poder. Mas no solo es la capacidad para la desobediencia la condición de la libertad, la libertad es también la condición para la desobediencia. En realidad, la libertad y la capacidad para la desobediencia son indisolubles.
Hay otra razón por la cual resulta tan difícil desobedecer, decir no al poder. Durante la mayor parte de la historia humana la obediencia se ha identificado como virtud y la desobediencia con el pecado. La razón es simple: durante la mayor parte de la historia unos pocos han gobernado sobre muchos. Esta regla se hizo necesaria por el hecho de que solo había suficiente de lo bueno de la vida para unos pocos, y solo las migajas quedaban para los muchos.
El caso de Adolf Einchmann es simbólico y su significación trasciende aquella que ocupaba a sus acusadores en Jerusalén. Eichmann es el símbolo del hombre de la organización (nota del traductor: acaso cuadro seria la traducción más apropiada en este caso), del burócrata alienado para quien los hombres mujeres y niños sean vuelto números. Él es un símbolo de todos nosotros. Lo más aterrador acerca de él es que luego que la historia se contase en sus propios términos, él pudo, en perfecta buena fe declararse inocente. Está claro que si el estuviese otra vez en la misma situación haría lo mismo de nuevo. Y nosotros también lo haríamos -y nosotros también lo hacemos. El hombre de la organización ha perdido su capacidad de desobedecer, incluso no se percata del hecho de que obedece. En este punto de la historia, la capacidad de dudar, de criticar y de desobedecer puede ser todo lo que se interpone entre un futuro para la humanidad y el fin de la civilización. >>

domingo, 8 de diciembre de 2019

circulando al cuadrado

Politica de cuadros, y cuadros. Es la euclideana geometria que necesitamos reformular para nuestra redonda realidad. No Habra adelanto mientras se sigan reproduciendo-clonando los cuadros utilizando el metodo en vigor. Sube a mi nivel el que es como yo, y a veces, peor que yo (el que hace sombra se va, valida la sabiduria popular). Para llegar a ml nuevo nivel hay que probarlo… tareas, misiones, donde mas que nada se le adiestra en la manera en que se espera que responda y se comprueba que sigue los mismos metodos. Los criterios de idoneidad del seleccionado no incluyen su relacion con la rama, su creatividad, su inteligencia, su cultura, su honestidad. Se priorizan otros rasgos, fingibles, imitables, como la obediencia-incondicionalidad, la comunalidad, la intransigencia… Habra que abrir espacio a la espontaneidad, a la gente contestataria y que no tenga compromisos con lo ya establecido-aprendido, de la periferia al centro, con enfoques renovadores, no con experiencia profundizando el trillo. Es de las medidas verdaderamente salvadoras, no economicas, sino politicas. Si los superseleccionados, superavalados, superprobados, por comisiones de comisiones de cuadros y candidaturas, han errado, por que no admitir y permitir que puedan errar o acertar otros? Por miedo y por cerrazon y por comodidad. Que el compromiso sea no con la comison que los aprueba, con los supero-cuadros que los admiten en las ascendentes esferas, sino con las personas que los miran con renovada esperanza, con sus propias ideas y valores a tono con los del pueblo y de la historia cubana.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

la línea divisoria


(a partir del post de Alina "Castigar y proteger").
Tengo una "teoría", que no es nueva, es parte de los mitos actuantes en este mundo, sobre como ocurrirá un cambio en el alma de la nación, para detener el proceso de decadencia. Se necesita algo que conmueva, no una razón u otra idea o un despegue económico. El atropello de una Víctima. Un Sacrificio. A los opositores tradicionales les ha faltado carácter muchas veces, o han sido descaracterizados, y el contexto comunicacional les ha sido adverso, muchas veces no les ha faltado razón, lo cual no quiere decir que la hayan tenido en todo ni todos. Estoy seguro que no todos son seres sin alma vendepatrias ambiciosos y mezquinos, y que el castigo, muchísimas veces, ha sobrepasado al delito, o al posible delito. Pero a pesar de eso muy pocos, casi nadie, ha alzado su voz para pedir justicia para ellos -al contrario, han sido tomados como comodín de afirmación revolucionaria: si los critico, si marco la línea divisoria contra ellos, pues puedo decir algo, atenúo sospechas, pertenezco al grupo de los revolucionarios-. No se han alzado voces por ellos porque no han conmovido, una “masa crítica” no se ha conmovido, los ha ignorado. Pero cuando el atropello sea cometido contra alguien que no encaje en el canon tradicional, que pueda ser visto o vista y haya sido visto o vista, en su papel de ciudadano, de ser social trabajador, de ser humano con familia, con una razón que defender, con una inocencia que no necesita probar y con un valor para asumir su destino, empezará la reacción en cadena. Habrá cautela de parte de los que tienen la cautela por oficio, pero la misma mediocridad que se ha instilado en la trama social, el mismo vicio del atropello y de la fuerza unilateral y la razón superior, los llevará a proferir el manotazo, el tapaboca. Pero esta vez lo veremos muchos, lo testimoniaremos muchos, y nos dolerá a nosotros también, y el impudor en que hasta ahora habíamos vivido, dejando que otros fueran los chivos expiatorios, los que se buscaran los problemas de verdad, nos golpeará también en la cara. Y entonces diremos no. Y veremos cuan endebles son algunas razones para cimentar una línea divisoria entre el adentro y el afuera, entre el aquí y el allá, entre el ellos y el nosotros. Este ser sacrificial, ya está entre nosotros, ya lo conocemos. Puede ser un profesor expulsado de una escuela, una joven periodista atrevida y bonita, una mujer bíblicamente astuta y sabia, o un muchacho cualquiera que, como en el poema ruso de mis lecturas de primaria, se levanta en medio de la clase, aun cuando no fuese el mejor alumno.





Por otra parte, habría que remitirse a la historia de Cuba, para ver que han hecho los cubanos en circunstancias en que los gobiernos o poderes en la isla les han impedido manifestar su oposición al estado de cosas en la Patria, o promover una alternativa diferente. ¿Podrían l@s ´mulas´ de Miami, como antaño los tabaqueros, reunir dinero para enviarlo a alguien en Cuba que promueva una campana de reforma aduanal? ¿Qué hacer cuando las inconformidades de quienes están dentro coinciden con las de quienes están fuera: deben renunciar a estar inconformes los de adentro para no ser vistos como alineados o cómplices de los de fuera? ¿Acaso no será esto una estrategia, mantener la línea divisoria entre cubanos adentro y afuera, para poder aplastar cualquier intento de "alineada" oposición? ¿Cuál es el delito, que los de afuera piensen como los de adentro o los adentro como los de afuera? ¿De dónde vinieron los ideales que inspiraron la Revolución independentista? ¿De Casilda, de Artemisa, de Santiago, de Matanzas? ¿O de Francia, y de Norteamérica, y de Suramérica? ¿Dónde bebieron sus ideales Céspedes y Agramonte y Martí? ¿Dónde se buscó dinero para el Granma, y para el desembarco en Playitas? ¿Qué papel jugó Lázaro Cárdenas y México en la Revolución cubana? ¿Antes sí porque todo estaba mal, y ahora no, porque todo está bien? ¿O ayer no, porque llegaríamos al hoy, y hoy tampoco, porque llegaremos a mañana? ¿Quién va a ser árbitro de la historia, sino la historia misma, el decursar, el tiempo...? ¿Habrá historia con hombres y mujeres que no la quieren hacer, que se dejan llevar, anuentes a una supranarrativa donde está todo dicho, donde ya ha sido acordada una teleología que asigna como único rol la ferviente creencia en el superior destino? ¿No somos acaso los revolucionarios, las revoluciones, los que impugnamos el Fin de la Historia?