martes, 26 de mayo de 2020

la autoridad de la razón, lección en El Principito


El Principito, el capítulo 10:
– Majestad – le dijo… – le pido disculpas por interrogarlo…
– Te ordeno interrogarme – se apresuró a decir el rey.
– Majestad… sobre qué reina usted ?
– Sobre todo – respondió el rey, con una gran simplicidad.
– Sobre todo ?
El rey con un gesto discreto señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas.
– Sobre todo eso ? – dijo el principito.- Sobre todo eso, respondió el rey.
Porque no sólo era un monarca absoluto sino que era un monarca universal.
– Y las estrellas le obedecen ?
– Por supuesto – le dijo el rey. – Obedecen enseguida. No tolero la indisciplina.
Semejante poder maravilló al principito. Si él mismo lo hubiera tenido, habría podido asistir, no a cuarenta y cuatro, sino a setenta y dos, o incluso a cien, o incluso a doscientas puestas de sol en el mismo día, sin tener que correr nunca su silla! Y como se sentía un poco triste por el recuerdo de su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey:
– Quisiera ver una puesta de sol… Tenga la bondad… Ordénele al sol ocultarse…
– Si ordenara a un general volar de una flor a otra como una mariposa, o escribir una tragedia, o convertirse en ave marina, y si el general no ejecutara la orden recibida, quién estaría en falta, él o yo ?
– Sería usted – dijo con firmeza el principito.
– Exacto. Debe exigirse de cada uno lo que cada uno puede dar – prosiguió el rey. – La autoridad se fundamenta en primer lugar en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, hará la revolución. Yo tengo el derecho de exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.

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