martes, 26 de mayo de 2020
hurto y sacrificio
Sigo pensando que el caso más estúpido de los «delitos que la ley comete» en Cuba, es el relacionado con la carne de res. Lo que la ley codifica como delitos relacionados con la carne de res, solo son formas eufemísticas para condenar, castigar, punir, al verdadero delito: el ejercicio irrestricto del ganadero de sus derechos sobre su propiedad (privada), la res. El ganadero es pues solo un administrador-peón de los bienes, al servicio del verdadero y único propietario, que para mantener el control monopólico, codifica como delito cualquier ejercicio de posible competencia. La espiral de ineficiencia en que cae este propietario absoluto, «laRevolución-elPueblo», le impide la cabal satisfacción de las necesidades que empujaron a nuestros antepasados a la domesticación del ganado. Como las necesidades siguen siendo las mismas, el ganado sigue siendo apto para satisfacerlas, y además existe el plus de que ya están domesticados tanto el ganado como el ganadero, «elPueblo-laRevolución», empieza a ejecutar un programa alternativo de esquizoide autofagia, Buscando el aumento del número de cabezas, de leche, de carne, de cueros, lo que se logra es el aumento de la población penitenciaria (con impactos económicos negativos también) y el irrespeto a la ley (otro impacto negativo mas). Los administradores-oráculos de la voluntad última de «laRevolución-elPueblo» no dan su brazo a torcer, siguen torciendo el de los otros, empeñados en tener razón y construir una geometría alternativa, émulos de Lobachevski, cimentada en la refutación del axioma einsteniano de que es imposible hacer cada vez lo mismo y esperar resultados diferentes. El asunto es que después que ha pasado un cierto tiempo de maleficencia se llega a la bancarrota y entonces los insistentes, los que mantienen la línea trazada, ya no pueden cambiar de palo pa rumba por varios motivos. Primero hay una incapacidad biológica, Ellos mismos seguirán mismamente siendo solo Ellos y Ellos solos, y los que no son Ellos, mucho se les parecen, al haber sido seleccionados, como novillos o tulipanes, según la expresión conductofenotípica diferenciada de los rasgos salientes de sus creadores, en un prolongado experimento genético-ideológico digno del planeta Arrakis: miopía ética que les permita confundir al ganadero con el ganado, a «laRevolución-elPueblo» con ellos mismos y a sus superiores con Dios. Y segundo, porque no es un tema sencillo como entrar o no entrar a un hotel, poder tener o no una línea de teléfono celular… hay memoria acumulada en las partes ejecutivas de «laRevolución-elPueblo», en los órganos, las extremidades, los miembros, se han acumulado vidas tronchadas, familias heridas, horas infinitas de inútiles trabajos… porque alguien conocido, el amigo, el padre, el hermano, el hijo, cometió un delito o padeció debido a la dificultad impuesta al consumo de la carne de la res. Hay una mitología popular que dice que las personas en Cuba valen menos que las reses y que considera un acto liberador darle una mordida a la «prohibida» manzana. Bien lo vale a pesar de la ira del dueño y señor… pues acaso ¿no es «elPueblo-laRevolución el dueño y señor?. Los inventores del «Método único de desabastecimiento ordenado de las Casillas,» necesitan dejar que pase el tiempo y la gente olvide, las heridas duelan menos, la confusión sea mayor y los rostros cambien, para poder decir ellos mismos donde dije «digo», digo «Diego» y entonces poder abrir las rejas de las cárceles impúnemente, sin que sientan que la celda se abre también para ellos, sin que les salten arriba. Porque cuando lo hagan, y la gente no se lance desaforada a perseguir terneras en los potreros, y empiece a subir el nivel de la leche en las tetas de las vacas y de la carne en la fría barriga de los refrigeradores, ay mi madre, tendrán que aceptar ser autores de una equivocación muy grande y palpable, que no se podría disimular fácilmente, como cuando los cubanos retornaron a los hoteles representando el menos el tercio de los ingresos de la industria, escatimados durante años.. y Ellos no se equivocan. Por eso vuelvo a decir, antes que la racionalidad (o el pragmatismo económico), que es indispensable, no lo niego, se necesita la virtud política, y la razón ética. No se resuelve el problema económico cubano pensando que van a razonar los mismos rectificadores de siempre, porque en algunos asuntos se ha llegado a cotas sin retorno, donde permitirles rectificarse equivale a validar las injusticias. Es necesario además establecer mecanismos para que se renueven los decisores y la manera en que son seleccionados y perpetuados, la cual hasta ahora ha sido detrimental para el progreso social… de alguna manera, las reses atadas a esta noria nos devuelven a un punto, que no es un circulo, sino un «cuadro». Viva la continuidad!
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