El siguiente artículo está disponible en Internet, “COVID-19 as the underlying cause of death: disentangling facts and values” https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7792913/ . Ahí aparecen las referencias sobre las definiciones orientadas por la OMS para definir las muertes por Covid: muerte resultante de enfermedad clínicamente compatible, en un caso probable o confirmado de infección por virus Covid19, a no ser que haya una alternativa clara no relacionada con Covid, como un trauma, por ejemplo; no debe existir periodo de recuperación total entre el Covid19 y la muerte; una muerte por Covid no debe ser atribuida a otra causa (cáncer, por ejemplo) sino que debe contarse de manera independiente de otras condiciones preexistentes que pueden haber propiciado un curso severo del Covid en el paciente. La OMS explícitamente recomienda que incluso en caso de mera sospecha de Covid, en ausencia de cualquier prueba positiva, el Covid debe indicarse como la causa de muerte subyacente. (World Health Organization.(2020).International guidelines for certification and classification (coding) of COVID-19 as cause of death, (https://www.who.int/classifications/icd/Guidelines_Cause_of_Death_COVID-19.pdf?ua=1) Esta flexibilidad en el diagnóstico de muertes por Covid tiene razones epidemiológicas y sanitarias, pues permite considerar estrategias de prevención y erradicación que pueden pecar de exceso, pero no por defecto. En muchos países, incluido EEUU, ha habido discusiones que reprochan al estado haber magnificado o exagerado las muertes por Covid, y las acciones encaminadas al control de la epidemia.
En la entrada del 30 de junio del blog OtraCita se tocó alguito del tema, y yo dije, con relación a ese incremento de la mortalidad en 2021… que lo más curioso es que las cifras oficiales de fallecidos por COVID solo explican una pequeña parte. Desde el año pasado muchos augurábamos que algo así pasaría, que cuando se conocieran las estadísticas de muerte general, habría que hipotetizar realidades alternativas: en Cuba no hubo epidemia de Covid sino de infartos, o los médicos cubanos se equivocan con frecuencia y no acertaban a diagnosticar Covid en medio de dicha epidemia, ambos casos falsos, como falseadas han sido muchas veces las estadísticas en diversos lugares y circunstancias. En lo personal, me tocó de cerca está tensión entre realidad, estadísticas y proceso diagnóstico. Mi tío, murió de un cuadro hemorrágico bien descrito en pacientes con Covid... en su casa, donde murió, el bisnieto, el nieto, la esposa del nieto y el hijo tenían Covid (PCRs positivas), al pequeñín y la madre incluso los ingresaron, pero el certificado de defunción de mi tío decía que murió de infarto. Conocí otras muchas anécdotas similares. Sobre la irreal neumonía post-Covid (de la que oí hablar hasta en SegundaCita), el mundo científico claramente sabe que parte de lo terrible del Covid es que la respuesta inmune del huésped produce inflamación en diversos órganos, cuando la PCR ya es negativa, que no tiene sentido hablar de neumonía post-Covid cuando dicha neumonía es un efecto de la activación de mediadores inflamatorios y replicación viral en epitelio alveolar. En septiembre pasado se publicó un excelente artículo que, a partir del análisis comparativo de las cifras oficiales de mortalidad por Covid en niños en Cuba y en EEUU, llega a conclusiones contundentes sobre el masivo subregistro de muertes por Covid en población adulta. Cito de dicho artículo (https://23yflagler.com/el-regimen-cubano-puede-haber-barrido-bajo-la-alfombra-a-mas-de-la-mitad-de-los-muertos-por-covid-19/?fbclid=IwAR1Lo-whAl0QaJ_e-v4VoYz5Kk1cG1L29M3nT67cYlyU-XZltphfG1yrV64): "En consecuencia, los menores de edad constituyen el 0.17% del total de los fallecimientos en Cuba por Covid 19; mientras en los Estados Unidos el 0.08%. O sea, en Cuba el porcentaje que representan los menores de edad dentro del total de todos los decesos por Covid-19 es 2.125 veces mayor que en los Estados Unidos. (...) Caben dos explicaciones para esta diferencia: en Cuba la atención a los menores de edad enfermos de Covid-19 ha sido de menor calidad a la que se les ha prestado en los Estados Unidos; o en Cuba ha habido un sub registro de personas mayores de edad muertas a consecuencia del Covid-19, lo cual ha distorsionado la relación, al hacer crecer artificialmente la participación de los menores." Si yo hubiese traído a colación estas fuentes e hipótesis el pasado año, como lo intenté, habría sido cuestionado. Pero ahora las cifras oficiales que muestran el inexcusable aumento de la mortalidad, le dan la razón a todos los que desde entonces denunciábamos las confundidas estadísticas. Esto no pasó por azar, porque los médicos, los patólogos, los epidemiólogos, se orquestarán sediciosamente bajo influencia enemiga, sino porque fue orientado desde las alturas superiores la manera en que debían minimizarse las muertes por Covid. Para que no cundiera el pánico, justificarán algunos. Lo de la orientación lo sé por muy buenas fuentes, tengo muchos amigos médicos y enfermeras y en oficinas a lo largo de la isla que de una manera u otra manifestaron su malestar con esas intenciones. Pero no es nuevo ni asombra. Lo que asombra es que se hiciera en un momento en que sería imposible ocultar el fraude, por mucho que el viejo adagio diga que los muertos no hablan. Recuerdo cuando al término de mi misión en Haití que, como yo era el colaborador más destacado en mi departamento, decidieron multiplicar mis informes estadísticos y convertirlos en la estadística de la brigada. Vivimos allí la graciosa ocurrencia del jefe nacional (que falleció hace muy poco, hubo algunos titulares en la prensa nacional), apelando al sentido común, cuando advirtió en una asamblea “señores, aflojen con los huecos, que ahorita no se puede caminar en este país”. Una de las estadísticas entre las decenas que era obligatorio reportar, era el número de letrinas sanitarias cavadas por los haitianos motivados por las charlas de los cooperantes cubanos, número tan inflado que parecía que en territorio haitiano había caído una lluvia de meteoritos. Esto de la mortalidad por Covid no es trivial, nada en las estadísticas de salud lo es, y es algo sobre lo que me he manifestado, he denunciado, desde que era un estudiante, o médico de familia o cooperante internacionalista. Debería haber un fuerte debate en la prensa, en las reuniones televisadas, en las visitas programadas, sobre esto. Tiene implicaciones serias: ¿se recalcularán las muertes x COVID, las tasas de efectividad de las vacunas, se castigará a quienes orientaron definiciones epidemiológicas que indujeron al subregistro de muertes provocados por el virus? Esa sería una buena manera de empezar a acabar con la confusión nacional y con los confundidos, esos que creen que tienen todo el tiempo del mundo y toda la potestad. Sería una buena manera de dar continuidad a los verdaderos valores que trajo la Revolución triunfante de 1959.
En la entrada del 30 de junio del blog OtraCita se tocó alguito del tema, y yo dije, con relación a ese incremento de la mortalidad en 2021… que lo más curioso es que las cifras oficiales de fallecidos por COVID solo explican una pequeña parte. Desde el año pasado muchos augurábamos que algo así pasaría, que cuando se conocieran las estadísticas de muerte general, habría que hipotetizar realidades alternativas: en Cuba no hubo epidemia de Covid sino de infartos, o los médicos cubanos se equivocan con frecuencia y no acertaban a diagnosticar Covid en medio de dicha epidemia, ambos casos falsos, como falseadas han sido muchas veces las estadísticas en diversos lugares y circunstancias. En lo personal, me tocó de cerca está tensión entre realidad, estadísticas y proceso diagnóstico. Mi tío, murió de un cuadro hemorrágico bien descrito en pacientes con Covid... en su casa, donde murió, el bisnieto, el nieto, la esposa del nieto y el hijo tenían Covid (PCRs positivas), al pequeñín y la madre incluso los ingresaron, pero el certificado de defunción de mi tío decía que murió de infarto. Conocí otras muchas anécdotas similares. Sobre la irreal neumonía post-Covid (de la que oí hablar hasta en SegundaCita), el mundo científico claramente sabe que parte de lo terrible del Covid es que la respuesta inmune del huésped produce inflamación en diversos órganos, cuando la PCR ya es negativa, que no tiene sentido hablar de neumonía post-Covid cuando dicha neumonía es un efecto de la activación de mediadores inflamatorios y replicación viral en epitelio alveolar. En septiembre pasado se publicó un excelente artículo que, a partir del análisis comparativo de las cifras oficiales de mortalidad por Covid en niños en Cuba y en EEUU, llega a conclusiones contundentes sobre el masivo subregistro de muertes por Covid en población adulta. Cito de dicho artículo (https://23yflagler.com/el-regimen-cubano-puede-haber-barrido-bajo-la-alfombra-a-mas-de-la-mitad-de-los-muertos-por-covid-19/?fbclid=IwAR1Lo-whAl0QaJ_e-v4VoYz5Kk1cG1L29M3nT67cYlyU-XZltphfG1yrV64): "En consecuencia, los menores de edad constituyen el 0.17% del total de los fallecimientos en Cuba por Covid 19; mientras en los Estados Unidos el 0.08%. O sea, en Cuba el porcentaje que representan los menores de edad dentro del total de todos los decesos por Covid-19 es 2.125 veces mayor que en los Estados Unidos. (...) Caben dos explicaciones para esta diferencia: en Cuba la atención a los menores de edad enfermos de Covid-19 ha sido de menor calidad a la que se les ha prestado en los Estados Unidos; o en Cuba ha habido un sub registro de personas mayores de edad muertas a consecuencia del Covid-19, lo cual ha distorsionado la relación, al hacer crecer artificialmente la participación de los menores." Si yo hubiese traído a colación estas fuentes e hipótesis el pasado año, como lo intenté, habría sido cuestionado. Pero ahora las cifras oficiales que muestran el inexcusable aumento de la mortalidad, le dan la razón a todos los que desde entonces denunciábamos las confundidas estadísticas. Esto no pasó por azar, porque los médicos, los patólogos, los epidemiólogos, se orquestarán sediciosamente bajo influencia enemiga, sino porque fue orientado desde las alturas superiores la manera en que debían minimizarse las muertes por Covid. Para que no cundiera el pánico, justificarán algunos. Lo de la orientación lo sé por muy buenas fuentes, tengo muchos amigos médicos y enfermeras y en oficinas a lo largo de la isla que de una manera u otra manifestaron su malestar con esas intenciones. Pero no es nuevo ni asombra. Lo que asombra es que se hiciera en un momento en que sería imposible ocultar el fraude, por mucho que el viejo adagio diga que los muertos no hablan. Recuerdo cuando al término de mi misión en Haití que, como yo era el colaborador más destacado en mi departamento, decidieron multiplicar mis informes estadísticos y convertirlos en la estadística de la brigada. Vivimos allí la graciosa ocurrencia del jefe nacional (que falleció hace muy poco, hubo algunos titulares en la prensa nacional), apelando al sentido común, cuando advirtió en una asamblea “señores, aflojen con los huecos, que ahorita no se puede caminar en este país”. Una de las estadísticas entre las decenas que era obligatorio reportar, era el número de letrinas sanitarias cavadas por los haitianos motivados por las charlas de los cooperantes cubanos, número tan inflado que parecía que en territorio haitiano había caído una lluvia de meteoritos. Esto de la mortalidad por Covid no es trivial, nada en las estadísticas de salud lo es, y es algo sobre lo que me he manifestado, he denunciado, desde que era un estudiante, o médico de familia o cooperante internacionalista. Debería haber un fuerte debate en la prensa, en las reuniones televisadas, en las visitas programadas, sobre esto. Tiene implicaciones serias: ¿se recalcularán las muertes x COVID, las tasas de efectividad de las vacunas, se castigará a quienes orientaron definiciones epidemiológicas que indujeron al subregistro de muertes provocados por el virus? Esa sería una buena manera de empezar a acabar con la confusión nacional y con los confundidos, esos que creen que tienen todo el tiempo del mundo y toda la potestad. Sería una buena manera de dar continuidad a los verdaderos valores que trajo la Revolución triunfante de 1959.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario