miércoles, 18 de marzo de 2020
sobre el virus y las coronas
A propósito de 2 (o tres) elucubraciones que he escuchado sobre el virus y las coronas.
He visto artículos diciendo que la presidencia de Trump está acabada por el manejo de la epidemia y su impacto en la economía. No he escuchado aun a ningún norteamericano en mi derredor con una sola queja sobre el manejo de la epidemia, o achacando el impacto negativo en la economía a algo que no fuese el virus, y de hecho, celebran las medidas económicas que se proyectan para amortiguar el impacto (aclaro que vivo en Mississippi, bastión conservador). No digo esto por alabar, ni siquiera por mostrar otra cara de la moneda -estoy viviendo en medio de esta incertidumbre, y honestamente, preferiría estar con mi familia en Cuba- sino como reportando desde el campo de una batalla que me parece se contempla desde los búnkers de la esperanza, del "debería ser", de lo que quisiéramos que fuera, desde las teorías en que se olvida que todos los seres humanos no estamos a la altura de ellas. Mi sensación desde aquí abajo es que todo servirá para un "corrimiento hacia el trumpismo". El hecho de que ya los votantes demócratas se estén decantando por la opción Biden, es una señal de ello. Los estantes vacíos en los mercados, a la mayoría les parece un anuncio de lo que podría venir de triunfar la opción sanderosocialista en las elecciones, pues es lo que siempre han asociado con el socialismo, la simple ecuación de que menos capitalismo trae por resultado más desabastecimiento. Por otra parte, será este gobierno actual en norteamérica el que tendrá que lidiar con la epidemia, no los candidatos desde las tribunas, actualmente virtuales (dada la estrategia preventiva del distanciamiento social). Eso le dará un protagonismo y liderazgo mayor a la Casa Blanca que el que puede conceder cualquier tiempo ordinario. Todo eso, y el hecho de que las epidemias biológicas no son eternas (recuerden a Einstein, eternos solo el universo y la estupidez humana) -las curvas de propagación enlentecida, y aún más la fulminante, pronostican declive de casos para el otoño, el acmé de las campañas electorales- conspira a favor de la “continuidad”. El probable deterioro económico que sobrevendrá ya tiene su chivo expiatorio, que usará muy bien la campaña trumpista; y la gente, sin saber/poder ver más allá de las medidas de rescate instantáneas que les aliviarán los meses corrientes, no juzgarán por lo que pueda acaecer el próximo año para decidir su voto en noviembre. Tendría que alejarse mucho EUA de la norma de lo que ha sido la epidemia en otros países, para que una mayoría castigue en las urnas. Por otro lado campean las teorías conspirativas que ven una acción intencionada detrás de la propagación del virus, la pelota hace su ping-pong entre el contrincante chino y el estadounidense. En su contra los chinos tienen que trataron de silenciar la noticia de la epidemia, metieron preso a uno de los doctores que quiso sonar tempranamente la alarma ( quien falleció con la infección por Covid-19). Los titulares han dicho que es otro Chernobyl. A favor de los EEUU estaría lo mismo que se le critica: falta de tino. Los titulares que se hicieren sustentando dicha teoría de la mala intención norteamericana, tendrán que incluir la palabra idiotez, pues los supuestos creadores del virus carecían de vacunas contra él (un capítulo en esta saga sería el embaraje de Trump por adquirir derechos sobre la alemana); no cerraron las fronteras a tiempo, (el propio presidente Trump y su séquito fueron expuestos tempranamente al contagio en una reunión de donde salió enfermo su hermano gemelo brasileño, Bolsonaro); y el golpe a la economía china que se pretendía como objetivo bioterrorista terminó afectándolos a ellos mismos pues hasta los nasobucos les llegaban de Asia. Considerando que es un virus que resulta más letal en los ancianos, si la idea de los conspiradores era acabar con los viejos, en una gigantesca operación de arquitectura social, ni los más perjudicados ni beneficiados serían China o EEUU, ni sus estrategias de contención han tenido como pilar el darwinismo social, o la estrategia de contención de la epidemia basada en la mitigación, a la que se adscribió tempranamente al parecer el gobierno inglés. Parece ser que la mitigación de la transmisión será el caso obligado de algunos países pobres, en los que la cruda realidad conspira contra las estrategias de supresión basadas en el aislamiento social radical, dados los altos índices de hacinamiento urbanístico; dada la imposibilidad de contar con reservas de alimentos o de prescindir del trabajo diario para ganar el plato que se ha de llevar a la mesa el día siguiente. Sería el escenario cubano, sería la disyuntiva de los gobernantes de Cuba frente a esta epidemia. El aislamiento social en Cuba es harto difícil, el 90% del transporte es público y en condiciones de hacinamiento, las viviendas son pequeñas con numerosos convivientes, casi que el estornudo de una casa salta la tapia del vecino, igual que la mala palabra y el reguetón. Aislar significaría paralizar, y la gente del país vive prácticamente el día a día, no se come sin "luchar" en largas colas el plato diario. Es una decisión amarga, o el coronavirus que vence a los adultos mayores o el hambre y el pánico que vence a todo el mundo. En Cuba nunca la influenza o la gripe han sido problemas, la gente anda con catarro en las guaguas, los trabajos, las escuelas; los brotes ocurren y se convierten en chistes y apodos, la mortalidad por estas causas virales estacionales no asusta ni se propagandiza. Lo peor que tiene este coronavirus, dicho jocosamente desde la perspectiva de nuestra tradición, es la sombría propaganda, su emulativa politización. La gran ventaja está en ser isla, en contar con un sistema de salud unitario y verticalmente organizado, en la experiencia de vivir en gestionamiento constante de crisis, en la existencia de un sistema de medios de comunicación didáctico y unidireccional al cual los cubanos hemos sido educados para escuchar. Con todos estos elementos tienen que haber contado nuestros estrategas, con lo que se debería hacer y con lo que se puede hacer, dadas las condiciones reales. De ahí que puedan surgir nuevas teorías conspirativas a ambos lados del estrecho de la Florida. De un lado dirán que el virus lo engendró la mafiacubanoamericana, para acabar con el turismo y/o con la generación histórica, y del otro, que a Diaz-Canel le cayó del cielo, y por eso anda moroso en escuchar las voces de quienes piden cerrar ya las fronteras, la solución al problema del envejecimiento poblacional. De cualquier manera, en todas partes la epidemia seguirá su curso, hasta chocar con la barrera de la inmunidad, ya sea producida mediante vacunas o por contagio rebasado, y/o de las contingencias ecológicas, pues las estrategias actuales solo pretenden diluir la carga de pacientes que podrían requerir asistencia crítica a la vez. Como ningún país puede darse el lujo de paralizarse largo tiempo...
domingo, 15 de marzo de 2020
tumbar al gobierno
Por un poema de Silvio en SegundaCita. Él dice que le hago riposta y parodia. Ni una cosa ni otra.
Si no quieres tumbar al gobierno,
no lo tumbes, espera tranquilo,
los burócratas cierran el cerco,
más la prensa oficial y el olvido.
Si no quieres tumbar al gobierno,
no lo hagas, lo hará por si mismo,
es la simple lección de la historia
para aquel que se tapa el oído.
Si no quieres tumbar al gobierno
… ¿si lo tumban, quién cae consigo?
Ni Martí, ni Fidel, ni Maceo,
y yo auguro tampoco que Silvio.
Si no quieres tumbar al gobierno
… ¿si lo tumban, qué cae consigo?
Es a esa respuesta que temo,
es por esa tragedia que escribo.
No da igual si lo tumba el imperio
o si es a guitarra o bolígrafo,
o si es Díaz-Canel bajo asedio
de un resuelto y viril continuismo,
si es el miedo que grita en el viejo
defendiendo consignas que dijo,
o es el fatuo deseo del joven
de alcanzar algún proto-agonismo.
Si no quieres tumbar al gobierno
con la misma reunión del partido,
con la buena intención del infierno,
con invicto furor del exilio,
alza en alto la voz de tu espejo
donde esta reflejado el martirio
del amor donde es ara la patria
y no pedestal de sus hijos:
calle el ruido de malos y buenos
que han tomado su nombre de estribo,
que no todos los héroes son tercos
ni es de hierro forjado el camino
al futuro en que todos ya muertos
somos besos en labios de vivos.......
Si no quieres tumbar al gobierno,
no lo tumbes, espera tranquilo,
los burócratas cierran el cerco,
más la prensa oficial y el olvido.
Si no quieres tumbar al gobierno,
no lo hagas, lo hará por si mismo,
es la simple lección de la historia
para aquel que se tapa el oído.
Si no quieres tumbar al gobierno
… ¿si lo tumban, quién cae consigo?
Ni Martí, ni Fidel, ni Maceo,
y yo auguro tampoco que Silvio.
Si no quieres tumbar al gobierno
… ¿si lo tumban, qué cae consigo?
Es a esa respuesta que temo,
es por esa tragedia que escribo.
No da igual si lo tumba el imperio
o si es a guitarra o bolígrafo,
o si es Díaz-Canel bajo asedio
de un resuelto y viril continuismo,
si es el miedo que grita en el viejo
defendiendo consignas que dijo,
o es el fatuo deseo del joven
de alcanzar algún proto-agonismo.
Si no quieres tumbar al gobierno
con la misma reunión del partido,
con la buena intención del infierno,
con invicto furor del exilio,
alza en alto la voz de tu espejo
donde esta reflejado el martirio
del amor donde es ara la patria
y no pedestal de sus hijos:
calle el ruido de malos y buenos
que han tomado su nombre de estribo,
que no todos los héroes son tercos
ni es de hierro forjado el camino
al futuro en que todos ya muertos
somos besos en labios de vivos.......
miércoles, 11 de marzo de 2020
acotaciones de una cómplice
La escritora Svetlana Alexievich obtuvo el premio Nobel de Literatura en 2015. No escribió novelas propiamente, sino que, a partir de entrevistas, conversaciones, enhebró un “infinito número de verdades humanas” para intentar contar la historia mayúscula desde la ínfima vida y emoción de las personas: contar lo extraordinario según los “contornos de lo ordinario”. Las mujeres y los niños en la Gran Guerra Patria, las tropas soviéticas en Afganistán, la catástrofe nuclear que se trata de ocultar por arrogancia política, el colapso de la era soviética y sus consecuencias, han sido los temas que ha tratado en sus libros. Del libro “Tiempo de segunda mano. El fin del Homo sovieticus.” he traducido (desde la edición en inglés), la mayor parte de un preámbulo introductorio que la autora tituló: Acotaciones de un cómplice. El libro, en su pórtico, tiene dos frases. Hay una que refuerza aquello de que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno: “En cualquier circunstancia, debemos recordar que no son los enceguecidos malhechores los primeros responsables del triunfo del mal en el mundo, sino los espiritualmente iluminados sirvientes del bien (Fyodor Stepun)”. Aquí les va:
Acotaciones de un cómplice.
(...)El comunismo tuvo un plan insano: rehacer la antigua estirpe del Hombre, del viejo Adán. Y funcionó... Quizás fue el único logro del comunismo. Setenta y tantos años en el laboratorio del marxismo-leninismo dieron origen a un nuevo hombre: el Homo sovieticus. (...) Siento que conozco a esta persona; somos familiares, hemos vivido lado a lado durante mucho tiempo. Yo soy esa persona. Y lo son mis conocidos, mis amigos más cercanos, mis padres. (…) Aunque ahora vivimos en países distintos (nota del traductor [nt]: específicamente referido a que antes todos fueron soviéticos, de las diferentes repúblicas que conformaban a la URSS) y hablamos lenguajes diferentes, no podrías confundirnos con alguien más. Somos fáciles de notar. Las gentes que han emergido del socialismo, son a la vez semejantes y desemejantes al resto de la humanidad –tenemos nuestro propio léxico, nuestras propias concepciones del bien y el mal, nuestros mártires. Tenemos una relación especial con la muerte (nt: en este punto, un artículo reciente sobre el caso cubano https://www.revistaelestornudo.com/suicidios-cuba-muerte/). Las historias que me cuentan están llenas de términos chocantes: disparar, ejecutar, liquidar, eliminar, o variedades típicamente soviéticas de la desaparición, tales como “arresto”, “diez años sin derecho a correspondencia”, y “emigración”. ¿Cuánto habremos de valorar la vida humana cuando sabemos que no hace mucho las personas morían por millones? Estamos llenos de odio y supersticiones. Todos venimos de la tierra de los gulags y de la horrorosa guerra. Colectivización, deskulakización, deportaciones masivas de variadas nacionalidades… Esto fue el socialismo, pero también fue simplemente el día a día (…) lo que hubiese sido, era nuestra vida. Estoy empalmando la historia del socialismo “interior”, “doméstico”. Como existió en el alma de las personas. Siempre me sentido atraída hacia este universo en miniatura: una persona, el individuo. Allí es donde todo realmente sucede.
¿Por qué este libro contiene tantas historias de suicidios en vez de los soviéticos más típicos con historias de vida típicamente soviéticas? En cuanto a esto, la gente termina con sus vidas por amor, por temor a la vejez, o solo por curiosidad, por un deseo de verse cara a cara con el misterio de la muerte. Yo busqué personas las cuales habían estado ligadas permanentemente a la idea soviética, permitiendo que esta los penetrara tan profundamente que no habría manera de separarlos: el Estado se había convertido en su cosmos, bloqueando todo lo demás, incluso sus propias vidas. No podrían simplemente alejarse de la Historia, dejándolo todo atrás y aprendiendo a vivir sin ella –lanzándose de cabeza en el nuevo modo de vida y disolviéndose en una existencia privada, como tantos otros, quienes permiten ahora que lo que fueron detalles menores se conviertan en su foco principal. Hoy, la gente quiere solo vivir sus vidas, no necesitan alguna gran Idea. Esto es enteramente nuevo para Rusia; algo sin precedentes en la literatura rusa. En el fondo, fuimos hechos para la guerra. Estábamos siempre peleando o preparándonos para pelear. Nunca hemos conocido otra cosa –de ahí nuestra psicología de contienda. Incluso en la vida civil todo estuvo siempre militarizado. Los tambores batiendo, las banderas ondeando, nuestros corazones saliéndosenos del pecho. La gente no reconoce su propia esclavitud – incluso les gustaba ser esclavos. Lo recuerdo bien: cuando terminaba la escuela, nos ofrecíamos como voluntarios para ser llevados a las Tierras Vírgenes (nt: estrategia de reforma agrícola, iniciada por Jrushov en 1953, que también fue famosa por las dificultades de alimentación, albergue y medios de trabajo que padecieron sus movilizados), y despreciábamos a los estudiantes que no querían sumarse. Estábamos resentidos de que la Revolución y la Guerra Civil hubiesen ocurrido antes de nuestro tiempo. Y ahora uno se pregunta: ¿fue eso realmente nosotros? ¿Fui eso yo? Yo evoco junto a mis protagonistas. Uno dijo, “solo un soviético puede entender a otro soviético”. Compartimos una memoria colectiva comunista. Somos vecinos en la memoria.
(…) Yo fui una Pequeña Octubrista (…) una Joven Pionera, luego miembro del Komsomol. La desilusión vino después. Luego de la perestroika, estábamos impacientes por la desclasificación de los archivos. Finalmente ocurrió. Aprendimos la historia que ellos nos habían estado ocultando…
La gente leía los periódicos y revistas, y se sentaban aturdidas en silencio. Los sobrepasaba un horror indecible. ¿Cómo se suponía que viviésemos con esto? Muchos recibieron la verdad como un enemigo. Cualquier libertad también. “No conocemos nuestra propia nación. No entendemos lo que la mayoría gente piensa (…) lo que quieren. Pero nos haremos responsables de educarlos. Muy pronto aprenderán toda la verdad y quedarán horrorizados”, decía un amigo en mi cocina (…) yo discutía con él. Era 1991… Qué tiempos tan felices. Creíamos que justo mañana marcaría el comienzo de la libertad. Que se materializaría de la nada, solo por la fuerza del deseo. (…) Era más fácil para mi generación aceptar la derrota de las Idea comunista porque aún no habíamos nacido cuando esta era aún joven, fuerte, y desbordante de la magia del romanticismo fatal y las aspiraciones utópicas. Nosotros crecimos con los ancianos del Kremlin, en Cuaresma, tiempos vegetarianos (nt: término acuñado por la Ajmátova para describir un periodo en el cual solo su obra sería suprimida, por contraposición con los tiempos caníbales del estalinismo, en que eran suprimidas las personas). El gran baño de sangre del comunismo ya se había perdido en el tiempo. (…) Con más frecuencia la gente se mostraba irritada con la libertad “compro tres periódicos y cada uno tiene su versión de la verdad; cuál es la verdad real; antes uno podía levantarse en la mañana, leía Pravda, y ya sabías todo lo que necesitabas saber (…)” La gente era lenta para salir de la narcosis de las viejas ideas. Si yo traía a colación el arrepentimiento, la respuesta era “¿yo de qué me tengo que arrepentir?” Todo el mundo se veía a sí mismo como víctima, nunca como un cómplice deliberado. Uno diría “yo también caí preso”; otro, “yo estuve en la guerra”; un tercero “yo levanté mi ciudad de las ruinas”. La libertad habíase materializado del aire, todo el mundo estaba intoxicado por ella, pero nadie estaba realmente preparado. ¿Dónde estaba esta libertad? Solo alrededor de la mesa en la cocina, donde por costumbre la gente continuaba despotricando del gobierno (…) de Yeltsin y Gorbachov: de Yeltsin por cambiar Rusia, de Gorbachov por cambiarlo todo. El siglo XX completo. Ahora no viviríamos peor que nadie. Seríamos como todos los demás. Pensábamos que esta vez sí nos saldría bien. Rusia estaba cambiando y se odiaba a sí mismo por hacerlo. “El Mongol inmóvil”, escribió Marx de Rusia.
(…) No tuve muchas conversaciones honestas, abiertas, con mi padre. El sentía pena por mí. ¿Sentía yo pena por él? Es difícil responder esa pregunta… No teníamos piedad con nuestros padres. Nosotros pensábamos que la libertad era una cosa muy sencilla. Pasó poco tiempo, y pronto, nosotros también nos encorvamos bajo su yugo. Nadie nos había enseñado cómo ser libres. Solo se nos había enseñado siempre cómo morir por ella. Y entonces, aquí está, la libertad. ¿Es todo lo que soñamos que fuera? Estábamos preparados para morir por nuestros ideales. A probarnos en la batalla. Ahora tenemos sueños nuevos: construir una casa, comprarnos un carro decente, plantar grosellas… Resulta que la libertad significó la rehabilitación de una existencia burguesa, la cual tradicionalmente se había suprimido en Rusia. La liberta de Su Alteza el Consumo. La oscuridad exaltada. La oscuridad del deseo y el instinto –la vida humana misteriosa de la cual siempre solo hemos tenido nociones aproximadas. Porque toda nuestra historia , habíamos estado sobreviviendo en vez de viviendo.
(…) Le pregunté a todos los que encontré lo que significaba “libertad”. Los padres y los hijos tenían respuestas muy diferentes. (…) Para los padres, libertad era ausencia de miedo (…) nunca ser azotado, aunque ninguna generación en Rusia ha podido evitar los azotes. Los rusos no entienden la libertad, necesitan al cosaco y al látigo. Para los hijos: libertad es amor; la libertad interior es un valor absoluto. Libertad es cuando no temes tus propios deseos; tener mucho dinero para tener de todo; es cuando puedes vivir sin tener que pensar en la libertad. (…)
En la “Leyenda del Gran Inquisidor”, Dostoievsky presenta un debate sobre la libertad. Específicamente sobre la lucha, tormento y tragedia de la libertad (…). La gente es constantemente forzada a escoger entre ser libres y alcanzar éxito y estabilidad; libertad con sufrimiento o felicidad sin libertad. La mayoría escoge esto último. El Gran Inquisidor le dice a Cristo, quien ha retornado a la tierra: “Con todo Tu respeto por el hombre, has actuado como si hubieses dejado de sentir compasión por él, porque demandas mucho de él… Si lo respetases menos, Tú le exigirías menos, y esto habría sido más cercano al amor, porque habría aligerado su carga. El hombre es débil e inferior… ¿Es culpa de un alma débil el no tener la fuerza para aceptar tan terribles regalos? No hay tarea más opresiva y torturante para el hombre, habiéndose hallado libre, que buscar alguien ante quien postrarse tan pronto como pueda… alguien en quien depositar ese don de la libertad con el cual esta criatura ha nacido…”
(…) En vísperas de la Revolución de 1917. Alexander Grin escribió, “Y el futuro parece que hubiera dejado de estar en el lugar esperado.” Ahora, cien años más tarde, el futuro está, una vez más, no donde debería de estar. Nuestro tiempo llega a nosotros de segunda mano. (nt: secondhand time, usado, con un dueño anterior)
sábado, 7 de marzo de 2020
sobre el caso Alcántara y Porcel
La primera noche ellos se acercan y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada.
La segunda noche ya no se esconden pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.
Hasta que un día el más frágil de ellos entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna,
y conociendo nuestro miedo
nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada
ya no podemos decir nada...
Vladimir Maiakovski.
¿Será ultraje leer en el baño? ¿Y los que como Hemingway tienen hasta un librero en el baño? ¿Y los que se han limpiado con el Granma? No van a dar abasto los juicios a los ultrajadores... O será que el delito es que se sepa?
Para que los que quieren impartir una "justicia" tajante donde "la dignidad de la bandera" es mayor que la de un hombre que la defiende, vean el rostro, escuchen la voz, aquilaten el carácter, de a quien sin conocer ni comprender, querían silenciar y desprestigiar. Ante muchas cosas pasadas y porvenir, repito esta enseñanza: "El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado." (Marcos 2:27:28). Lo demás es fariseísmo, el facilismo de las formas sobre las esencias. https://www.facebook.com/elestornudo/videos/530516271231862/
y no decimos nada.
La segunda noche ya no se esconden pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.
Hasta que un día el más frágil de ellos entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna,
y conociendo nuestro miedo
nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada
ya no podemos decir nada...
Vladimir Maiakovski.
¿Será ultraje leer en el baño? ¿Y los que como Hemingway tienen hasta un librero en el baño? ¿Y los que se han limpiado con el Granma? No van a dar abasto los juicios a los ultrajadores... O será que el delito es que se sepa?
Para que los que quieren impartir una "justicia" tajante donde "la dignidad de la bandera" es mayor que la de un hombre que la defiende, vean el rostro, escuchen la voz, aquilaten el carácter, de a quien sin conocer ni comprender, querían silenciar y desprestigiar. Ante muchas cosas pasadas y porvenir, repito esta enseñanza: "El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado." (Marcos 2:27:28). Lo demás es fariseísmo, el facilismo de las formas sobre las esencias. https://www.facebook.com/elestornudo/videos/530516271231862/
viernes, 6 de marzo de 2020
errores de fondo...de la nueva justicia
Tanto en la justicia como en la medicina puede ocurrir un error que debe minimizarse, el famoso error estadístico tipo I. Las investigaciones científicas donde la estadística es usada como herramienta restringen al máximo la posibilidad de cometer este error, el de rechazar la hipótesis que se investiga cuando esta es verdadera, fijando el parámetro de significación estadística de la prueba de la hipótesis en un número pequeño. Este parámetro, conocido como Alfa, generalmente se fija en 0.05 o de 0.01, lo cual equivale a decir que existirá una probabilidad de un 5% ó del 1% respectivamente, de que una hipótesis verdadera sea rechazada (strictu sensu la hipótesis nula). Traducido al ámbito legal, significaría que un inocente sería hallado culpable, y traducido al ámbito clínico, que una prueba o análisis médico dará positiva sin que el paciente padezca la enfermedad o alteración. Es obvio que este tipo de error se evite cometer a toda costa en circunstancias ordinarias. Es preferible que un verdadero culpable quede suelto esta vez, que no hacernos parte del crimen que significa condenar al inocente (condenando al inocente también queda suelto el criminal, cosa que a veces se olvida). Igualmente, si a alguien se le atribuye una enfermedad o alteración que no padece como resultado de una prueba falsamente positiva, la verdadera causa del mal seguirá "suelta", se prescribirá un tratamiento innecesario que muchas veces trae aparejados efectos secundarios, y se perderá tiempo precioso para la búsqueda y sanación del problema verdadero tras la falsa pista. Lo que matemáticamente se formalizó como uno de los pilares de la ciencia estadística, es parte del sentido común hace milenios. Desde Hipócrates, el primer axioma ético de la práctica médica es “primun non nocere”, “Lo primero es no hacer daño”. El principio de Presunción de Inocencia comenzó a tomar cuerpo en la práctica del derecho desde los siglos iniciales de la era cristiana, y ha sido formalizado en la Declaración universal de los derechos del ser humano.
yo entiendo
Silvio, me pasé la mañana entre los pacientes y escribiendo lo que envié al blog antes, sin leer los otros comentarios que fueron apareciendo, incluido el tuyo. Pero intuía que en algún momento iba a caer. Ahora he visto gente por ahí que empieza a sacar puntas a lo que contaste. Tu sabías que así iba a ser. Esas puntas que sacan, más que nada las usan para herirse ellos mismos, para flagelarse porque les duele la belleza de tu obra, en la que ellos y todos los demás hemos bebido, hasta los cubanos que no saben que tienen boca. Criticándote a ti hacen su propio mea culpa, ignoran, desde su inmadurez, que un hombre se hace siempre de todo material, y que es de una sola pieza, pero que ha fraguado en repetidas y distintas forjas. Quieren hacer, como dijo el profeta, del icono pedazos, y se avergüenzan del rinconcito que te habían hecho en sus altares. Sigues siendo pionero y sigues haciendo poesía, de la manera en que yo lo veo. A veces uno está en un lugar y en una circunstancia, y como persona falible que es, lleno de pulsaciones de tiempo, no siempre hace lo perfecto, y lo perfecto también es una pulsación más sometida al arbitrio del tiempo. Lo que hayas dicho frente a una puerta cerrada puede importar más para algunos que lo que ahora dices frente a innúmeras puertas abiertas. Pero yo no creo que ese es el caso. Si nos duele tanto lo reprobable que pueda haber surgido en aquellos años, y si las circunstancias no nos hicieron peores, y las mismas cosas no fueron quizás peores, entre otros motivos es porque en tus canciones se dibujaba algo mejor.
a partir de Sueños al Pairo
Me es angustioso hablar de este tema en torno a los sucesos del Mariel. Empiezo diciendo lo que ya he dicho antes: ninguna medida económica urge tanto como aquellas de orden ético que se siguen postergando, aquellas que podrían connotar, al menos en lo simbólico, lo declarativo, una ruptura (una contra-continuidad, que no es lo mismo que contra-revolución) con determinadas pautas de actuación, quizás justificables a la luz de circunstancias pasadas extraordinarias, que se entronizaron y provocaron un reajuste de nuestro sistema de valores. El Mariel, los actos de repudio, la actitud hacia los migrantes y hacia la emigración son la inauguración sinfónica, el acto de fe, de esta nueva manera de ser, de entender y de afirmar nuestra humanidad, otro modo de ser y relacionarnos con Nosotros, para-por no ser ni llegar a ser ni parecer Ellos: los contrarrevolucionarios, los apátridas, los egoístas, los burgueses, los que desprecian al pueblo, los homosexuales, los raros, los lumpen, la escoria. De ese lado todo está mal. Y de este lado, con este, todo estaba bien, o lo llegaría a estar. El sentido de la justicia, de lo que es justo, de lo justo, ocupa el centro de la moralidad humana. Es una prevención innata contra las asimetrías, contra la falta de reciprocidad o concordancia en las relaciones; la manera en que las leyes de la simetría que gobiernan el Universo se manifiestan en nuestra conciencia. A muchos cubanos el dial de la justicia se les fue corriendo subrepticiamente, bien porque hubo presión de las circunstancias, bien porque se institucionalizaron modos de responder a las circunstancias que a plazo mediato o largo han demostrado ser contraproducentes, desventajas adaptativas. Del valor justicia se derivan, en él se sostienen, otros valores; permite dirimir la valentía del abuso, el agradecimiento del sometimiento, la honestidad de la indiscreción…; nos hace rechazar la mentira, el egoísmo, la simulación, la discriminación porque son básicamente actitudes injustas… Fue desvirtuado, desvalorizado, difuminado, cuando se equiparó la justicia con la igualdad, arrollando con “ley pareja” la difícil aplicación del sentido común a casos distintos, o al coartar (y estigmatizar) determinados valores humanos relacionados con la competitividad y el alcance de estatus con parámetros ajenos al área de competencia; cuando se desequilibró el balance necesario entre el ideal de justicia social y de dignidad de la patria encumbrándolo por encima de la justicia con-hacia los individuos y de dignidad del individuo; cuando se justificó (palabra cuya raíz es la misma de justicia) la realización sistemática de acciones esencialmente injustas como por ejemplo, el silenciamiento de las voces y opiniones críticas, disonantes, alternativas, durante muchísimos años; cuando los jueces pudieron o tuvieron que ser también parte, frente a posturas de antemano juzgadas, como en el poema de Prévert del combate contra el ángel; cuando, para contrarrestar una cara de las cosas solo se hacía énfasis en la otra, sesgando la información, y luego, desde dicha asimetría informativa (y formativa) que más que nada reducía el poder de los análisis para fundamentar o rechazar propuestas, entonces gobernar, dirigir, desde un ampuloso sesgo de confirmación…y un largo etcétera.
Fue un proceso complejo, pues de otra manera, también sentimos que nuestro sentido de la justicia se ampliaba, que éramos menos egoístas, que llegábamos no solo en palabras, sino en actos, más a las esencias, preocupados por redimirnos no solo a nosotros mismos o a quiénes nos eran más cercanos, sino a todos en el pueblo revolucionario, incluso a otros pueblos victimizados. Fue un proceso complejo, de donde se esperaba nacería el hombre nuevo (yo pienso que algunos todavía andamos por ahí). Fue complejo, tanto como muchísimos procesos biológicos que luego de ser mecanismos compensatorios beneficiosos por muchos años, llegan a convertirse en la propia enfermedad de un sistema, ejemplo clásico es la hipertrofia del corazón para lidiar con los incrementos de “carga”. En muchas de las medidas que se han tomado a lo largo de estos años, hay implícita una crítica, un “desdecimiento”, de medidas y estrategias pasadas. Los hoteles, las compraventas de viviendas, los viajes, la expresión menos ceñida en blogs, posts, y hasta periódicos y noticieros, son diametralmente opuestas a regulaciones bajo las cuales nos acostumbramos a vivir. Pero en general han acaecido como por obra de la necesidad, obligados por ella, como tomadas a regañadientes, para salvar algo superior, casi concesiones hechas a lo que, según el mismo discurso, no puede hacérsele concesiones, casi concediéndole razón a los estrategas de la asfixia económica, cuya esperanza es que la presión doblegue. Nadie dijo que dichas medidas eran justas, o más justas, o que deshacían injusticias y por eso eran tomadas, que no eran estados transitorios para volver a un punto anterior, sino que son pasos definitivos para llegar a algo mejor.
Creo que la reticencia a la contra-continuidad en los aspectos que he mencionado y en otros, se hace evitando que muchos protagonistas de aquellos sucesos, aún vivos, puedan ofenderse, pierdan esas razones, aunque conservaren muchas otras. Vuelvo a repetir: Una Revolución se hace contra el pasado y es sobre todo una máquina de futuro; pongamos el instrumento que la Revolución es, que la nueva Constitución es, al servicio de nuestro futuro, no a servicio de nuestro pasado, lo cual no implica deshonrar nuestra memoria o nuestra historia: nosotros no fuimos hechos para ellas, sino que ellas acaecieron en nosotros y para nosotros; la política en Cuba no puede ser un prolongado ejercicio de demostración de un teorema esbozado casi por inspiración, no puede seguirse haciendo para validar la razón o la bondad o la inteligencia, para absolver, en definitiva, a quienes gobiernan o han gobernado el país, para que equivocándose y volviéndose a equivocar, rectifiquen o hasta que alguna circunstancia histórica favorable les haga parecer sabios; no puede seguirse haciendo política en que unos pocos arriman las brasas a su sartén, y los demás solo sirven de coro, de trasfondo uniforme, sobre el cual destacan las siluetas mesiánicas. Y agrego: Cuba no puede ser un blasón en la solapa de nadie. No se puede seguir esperando para no herir sensibilidades porque la herida que se inflige es mayor. No es un caso de derecho civil, en que habrá que esperar que mueran los padres para repartirse la herencia. Es un caso de derecho universal, moral, humano, en que la herencia ya es nuestra, en que por el solo hecho de haber nacido en esta isla, ya estamos indisolublemente ligados a su destino, ya es nuestra y somos parte de ella. (…continúa….)
A la mente me viene un fragmento de Martí: “Y si a los españoles, por ser españoles, los ataco, mi padre saldría de la tumba, y me diría: parricida. Pero el mal gobierno, la opresión, la ignorancia en que vivimos, la miseria moral a que se nos condena, esto ¡padre mío! no eres tú, eso no es España, sino otro país; eso es infamia y abominación, y dondequiera que lo encontraras lo has de acabar.” Se necesitan leyes, acciones, posicionamientos claros que no aumenten el peso de las diferencias y la polarización, en temas que no deben ser motivo de sectarismo ideológico, pues son sencillamente consustanciales a lo que los seres humanos hemos llegado a ser, en lo que hemos devenido. Como mismo no tiene defensa ideológica en el mundo hoy, el tener esclavos y matarlos por ofender a su señor, no la tiene el irrespeto al derecho de una persona de pensar y expresarse sin temor ni hipocresía, en participar en los destinos de su país. El dial de la justicia ha de correrse hacia un punto que nos permita exigir disculpas y perdonar, indagar y entender, llegar al convencimiento de cuan endebles son algunas razones para cimentar una línea divisoria entre el adentro y el afuera, entre el aquí y el allá, entre el ellos y el nosotros. Antes que la racionalidad o el pragmatismo económico, que son indispensables, se necesita la virtud política, y la razón ética. No se resuelve la herida que significó la construcción de un exilio antagónico, con silencio, con señuelos de redituables bonanzas, dando tiempo a que el tiempo pase, y la gente olvide, y las heridas duelan menos, la confusión sea mayor, los rostros cambien, quizás con el secreto de deseo de sentirse triunfador desde los inalcanzables escaños de la muerte, o con el secreto miedo de que llegará el día en que tendrán que balbucear "Diego" donde dijeron “digo".
El tema del Mariel, de los desposeídos de toda propiedad aun desde antes de haber salido por las puertas de sus casas, de los castigados a estar separados de su familia, suspendidos en limbos de espera sin que hubiese una fecha definitiva o una ley escrita que la pautara, no es el tema sencillo de entrar o no a un hotel, de vender y comprara un carro o una casa. Hubo vidas tronchadas, familias divididas, se deconstruyó una idea de país y se instituyó otra en que de un lado estaban los que tenían razón histórica y del otro los derrotados. Se llegó a las cotas en que no pueden realizar el camino de retorno los mismos que realizaron el camino de ida, hay asuntos en los que mientras no se realice la expiación, la mínima al menos de la disculpa y la crítica, se está validando la injusticia.
Hay cosas que se pueden prometer y cumplir muy rápidamente en Cuba, mas importantes que cualquier lineamiento económico, las que de verdad empezarán a destrabar el experimento de autovalidación de gente autosuficiente y arrogante como pocas han habido en este mundo: 1) las buenas ideas pueden venir de otras cabezas, y hay que organizar un sistema donde esas cabezas no sean destruidas o ahuyentadas por un filtro de discriminación que más que ideológico-político ha discriminado la inteligencia y la ética que tienen a la honestidad y el respeto a la alteridad como puntales 2) se ha acumulado una masa crítica de cubanos con capacidad intelectual, carácter y voluntad para construir contra la adversidad, fuera de los círculos del poder facilistas y clientelistas, con los que hay que contar, no solo como piezas productivas, sino con capacidades paradigmáticas, de dirección, de organización, y no están solo en Cuba 3) hay que contar con la emigración como parte indisoluble de la nación, y como mismo tienen una participación capital en la economía cubana, merecen no un extra, sino el mínimo de ser considerados de hecho y de derecho como cubanos, no como una masa fácil de esquilmar desde el chantaje emocional desde orillas opuestas.
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