jueves, 28 de febrero de 2019
la velocidad de la tropa
... ¿no será ese el problema? ¿que para ellos solo es pueblo quienes
piensan como ellos, quienes los apoyan? ¿y qué pasa cuando una parte del
pueblo no encuentra las vías para hacer valer su parecer? ¿qué pasa
cuando los representantes de un pueblo ...de TODO un pueblo... deciden
ignorar a una parte significativa de este? En ese intento de construir
el imán de un solo polo, estos dirigentes acaban rodeándose de gente que
solo piensa como ellos, que les dicen lo que prefieren escuchar
y creer. Y los otros, esa otra parte de pueblo no-pueblo, deja de verse
representada, pues su dirigente olvida que, aunque triunfó en una
elección o llegó al poder aupado por una mayoría, ya una vez que asume
su investidura, no representa solo a esa mayoría, sino a la totalidad, y
responde a esa totalidad, no a su exclusiva mayoría. Se olvidan del
adagio del guerrillero, de que la velocidad de una tropa se mide por la
del más lento de los combatientes. A toda revolución social, con su
brusca irrupción para proporcionar nuevos métodos para la consecución de
los fines de los pueblos (fines que no varían, pues el pueblo lo que
quiere es siempre mejorar sus condiciones de vida, con dignidad y
justicia) llega un momento en que debe repensar sus métodos y atemperar
el paso, para no dejar demasiados a la zaga. Pues de continuar enamorada
de su incontenible energía, también indeteniblemente le crecerá la
zaga, gentes, pueblo, que persiguen idéntico fin pero que empiezan a
resentir los métodos. Y poco a poco crecerá una brecha. Y no
necesariamente cuando se alcance el 50%.. pudiera ser a la altura del
23% o el 38% o el 42,75% del total del pueblo, cualquier herida que se
inflija se tornará irrestañable, porque ya no se le hace a uno o una
minoría prescindible, sino a todos: al ideal de que se han alimentado
todos. Es el momento en que se traiciona el fin por los medios.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario