martes, 10 de diciembre de 2019

Giordan, Fromm, Darwin, Martí


En relación con el comentario de Giordan a las 4:41:

Creo que has usado, (¿quizá inconscientemente, conciencia autoritaria en términos de Fromm?), varias de las argucias de “los enemigos de verdad”. Si de desobediencia civil se tratara, Fromm habría usado otros nombre y ejemplos en su libro. Ni Thoreau, ni Tolstoi, ni Gandhi, ni Martin Luther King son mencionados una sola vez en el libro. No recuerdo ni siquiera los términos desobediencia civil. Ese primer capítulo habla en un contexto particular de una posibilidad particular. Lo cito: “Si la humanidad comete un suicidio será porque las personas obedecerán a quienes les ordenarán apretar los botones letales, porque obedecerán las arcaicas pasiones de miedo, odio y codicia...”.

Si de estrategia de desobediencia civil se tratara, habría que ver quien ha orquestado la larga desobediencia civil de los cubanos que, como hormiguitas, han ido socavando el control del estado y los valores de la República, convirtiendo lo que se llama robo y hurto en “lucha” y “resolvedera”, y el culto a la dignidad, el decoro y la honestidad, en doble moral, simulación, no buscarse ni meterse en problemas, evitar pensar o “romperse el coco” con “lo que no tiene arreglo”.

Fromm no habla de desobediencia individualista y falaz tampoco. Habla de que en última instancia todo pasa por la actitud de un individuo y su conciencia, y de que hay circunstancias en que un poder, cualquiera que sea su estructura o su manifestación (una ley, una orden, una costumbre, moda o tendencia social) inducirá al hombre o la mujer a hacer algo que va contra la esencia de lo humano, contra la voz que esa persona está escuchando en su interior y que le dice que debe hacer otra cosa mejor, pero que hacer eso que le dicen que haga (sea una persona, la costumbre, etc), al individuo le resultará más fácil, acostumbrado como está a obedecer, condicionado como está para obedecer, temeroso como está de desobedecer, de “señalarse”, de sentirse aislado o distinto. Ese individuo puede ser el maestro que se niega a repasar exclusivamente lo que saldrá al día siguiente en la prueba para mejorar la promoción, o el director que se niega a sancionar al maestro con peor promoción porque es el único que no “repasa” el día antes la prueba; o el periodista que se niega a sesgar los vericuetos de su noticia para evitar el conflicto editorial, o el director del medio que se niega a expulsar al periodista “conflictivo que le hace el juego al enemigo”; o el médico que decide que no va a falsear hojas de cargo para embellecer los números; o el policía que decide que no va a intimidar; y así sucesivamente casi hasta el infinito. Es de lo que habla Fromm al final del ensayo cuando pone el ejemplo, un ejemplo límite, del caso de Eichmann. Nosotros podríamos llegar a formar parte de la abominación obedeciendo. La Revolución y la Nación, no han llegado a este punto solas, sin que incida en el curso el actuar de cada uno de nosotros. Hoy somos críticos de cosas que ayer tolerábamos o apenas percibíamos. Y ahora simplemente muchos decimos no a algunas de esas cosas, con la esperanza de que no sea tarde, con la confianza de que es tiempo aún para salir airosos de esta parte del río.


En cualquier autor unas cosas son mejores que otras, unas son más pertinentes en determinadas circunstancias que otras. La luz con que son proyectados puede beneficiarlos o no. Cito algunos fragmentos del Fragmento 296 del tomo 22 de las obras completas de José Martí, donde se lee:
“Tras las épocas de fe vienen las de crítica. Tras las de síntesis caprichosa, las de análisis escrupuloso. Mientras más confiada fue la fe, más desconfiado es el análisis. Mientras mayor fue el abandono de la razón, con más atrevimiento y energía luego se emplea. De nada nos vengamos nunca tan completamente como de nosotros mismos.”
“...pero no se dé a otro, como cosas que estorban, las riendas de nuestro pensamiento y albedrío, a que por nosotros las mueva, y a su sabor nos guíe y ensille; porque si se usa mal de ellas, como hacen siempre los que se ven con muchas bridas en las manos, habremos naturalmente de dar cuenta del empleo de las riendas que nos fueran dadas por Naturaleza para nuestro propio uso.”
 “Pero el que se aísla en la contemplación del detalle corre riesgo de incapacitar su mente para la comprensión y penetración del conjunto: como de estudiar en un solo punto la analogía universal ha surgido, como consagración incompleta de una verdad que el Universo publica, la teoría darwiniana (…) viene casi a cuento, (...) que los que a tales petimetres viesen (nota mía: se refiere a una escena de hombres caminando que el describió previamente), no creerían con los darwinianos pacotilleros, que el hombre viene del mono, sino que va a él.”

lunes, 9 de diciembre de 2019

fragmentos de Martí

OC 22, fragmento 296, pg 199.
Tras las épocas de fe vienen las de crítica. Tras las de síntesis caprichosa, las de análisis escrupuloso. Mientras más confiada fue la fe, más desconfiado es el análisis. Mientras mayor fue el abandono de la razón, con más atrevimiento y energía luego se emplea. De nada nos vengamos nunca tan completamente como de nosotros mismos.

...pero no se dé a otro, como cosas que estorban, las riendas de nuestro pensamiento y albedrio, a que por nosotros las mueva, y a su sabor nos guie y ensille; porque si se usa mal de ellas, como hacen siempre los que se ven con muchas bridas en las manos, habremos naturalmente de dar cuenta del empleo de las riendas que nos fueran dadas por Naturaleza para nuestro propio uso.

Pero el que se aísla en la contemplación del detalle corre riesgo de incapacitar su mente para la comprensión y penetración del conjunto: como de estudiar en un solo punto la analogia universal ha
surgido, como consagración incompleta de una verdad que el Universo publica, la teoría darwiniana: que todo esto, si se recuerda bien los petimetres de brazos en punta que nos han dado motivo a esta disertación viene casi a cuento, y es la explicación de toda ella, nacido de habernos asaltado el pensamiento de que los que a tales petimetres viesen, no creerían con los darwinianos pacotilleros, que el hombre viene del mono, sino que va a él.

fragmento 297, pg 200.
Tras las épocas de fe vienen las de critica.-El hombre, avergonzado de haber dejado mucho tiempo sin ejercicio sus facultades. se encarniza en su empleo; y de haber causado con su abandono que se las desdeñaran, se revuelve y entra en orgullo y miedo, y quiere que sean, y se las tenga, por omnipotentes. Siempre, después de un diosismo excesivo, ha venido en la historia del mundo el diosismo humano. La fiebre de soberbia se calma; los dioses convencionales quedan deshechos; pero
el hombre, descontento de sí o cansado, o incapaz dc explicarse por si mismo, o sincero, deja que surja de sí serenamente, como un aroma, el confuso y deleitoso espíritu de Dios que le dio vida; que apretado por los aires, a los vapores y luces de la Naturaleza, con el de los demás hombres, condensa el Dios nuevo. La razón, como un soldado leal, depone las armas después de la victoria en el altar impalpable e invisible de lo maravilloso.

fragmento 2, pg 12.
 Y si a los esp., por ser españoles, los ataco, mi padre saldría de la tumba, y me diría: parricida.-
Pero el mal gobierno, la opresión, la ignorancia en q. vivimos, la miseria moral a q. se nos condena, esto ¡padre mio! no eres tú, eso no es España, sino otro país; eso es infamia y abominacíon, y dondequiera que lo encontraras lo has de acabar.

Fromm... on disobedience



Lo que sigue es una traducción de la mayor parte del ensayo de Erich From “La desobediencia como un problema psicológico y moral”, de 1963, que luego ha sido publicado, junto a otros tres ensayos, como parte de un libro titulado Sobre la desobediencia. Un segundo ensayo de 1967, Profetas y sacerdotes, que también se integró en dicho libro, comienza diciendo: Puede decirse sin exageración que nunca estuvo el conocimiento de las grandes ideas producidos por la estirpe humana tan difundido como hoy, y nunca han sido dichas ideas menos efectivas de lo que hoy son.

<<La historia humana comenzó con un acto de desobediencia (según mitos hebreo, griego…etc), y no es improbable que sea terminada por un acto de obediencia. El hombre ha continuado evolucionando por actos de desobediencia. El hecho es que, mientras vivimos técnicamente en la Edad Atómica, la mayoría de los seres humanos aún vive, emocionalmente, en la Edad de Piedra. Pero no quiero decir que toda desobediencia es una virtud y toda obediencia un vicio. Tal visión ignoraría la relación dialéctica entre ambas. Cuando los principios de obediencia o desobediencia son irreconciliables, el acto de obediencia a uno constituye necesariamente un acto de desobediencia al otro. Todos los mártires de fe, de libertad o ciencia, han tenido que desobedecer a quienes querían acallarlos para obedecer sus propias conciencias, las leyes de la humanidad y de la razón. Si un hombre solo puede obedecer y no desobedecer es un esclavo, si solo desobedece y no obedece es un rebelde (no un revolucionario) que actúa por ira, despecho, resentimiento y no en nombre de una convicción o principio.
Para evitar confusión de términos debemos hacer precisiones importantes. Obediencia a una institución, poder o persona constituye sumisión, implica la abdicación de la autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajeno en lugar del propio (obediencia heterónoma). Obediencia a mi propia razón o convicción es un acto de afirmación, cuando los sigo, soy yo mismo, pues mis juicios y convicciones son parte de mí (obediencia autónoma).
La afirmación de que la obediencia a otro es ipso facto sumisión debe ser aclarada. Debemos distinguir entre autoridad racional e irracional. Un ejemplo de autoridad racional es la del maestro sobre el alumno. Los intereses de ambos están alineados. Un ejemplo de autoridad irracional es la del amo y el esclavo, sus intereses son antagónicos, pues lo que es ventajoso para uno es perjudicial para el otro. La autoridad es racional cuando actúa en nombre de la razón, que, al ser universal, acepto sin sumisión. La autoridad irracional tiene que usar la fuerza o la sugestión, porque nadie se dejaría explotar si fuese libre de prevenirlo.

La palabra conciencia se puede usar para expresar dos fenómenos diferentes, la conciencia autoritaria, que es la voz internalizada de una autoridad que queremos complacer y tememos contrariar, y la conciencia humanística, voz interior independiente de recompensas y sanciones externas, basada en nuestro conocimiento intuitivo de lo que es humano o inhumano, de lo que conduce a vida y lo que la destruye. La conciencia autoritaria es la que experimenta la mayoría de las personas cuando obedecen su conciencia, es a lo que Freud llamó Superego, la obediencia a un poder externo aun cuando haya sido internalizado. Creo que obedezco mi conciencia cuando en realidad solo me tragué los principios del poder; por ello, por la ilusión de que la conciencia humanística y el Superego son idénticas, la autoridad internalizada es más efectiva que la autoridad exógena. La obediencia a la conciencia autoritaria, igual que toda obediencia a pensamientos ajenos y al poder, tiende a debilitar la conciencia humanística, la habilidad de juzgar por y ser uno mismo.
¿Por qué el hombre es tan dado a obedecer y le cuesta tanto desobedecer? Porque al obedecer me siento seguro y protegido, soy parte del poder que reverencio, lo cual me hace sentir fuerte. No yerro, pues el poder decide por mí, no puedo estar solo, pues vela sobre mí, no puedo cometer pecado porque no me lo permite.
Para desobedecer uno debe tener el coraje de estar solo, errar y pecar. Pero el coraje no basta. Solo si se ha adquirido la capacidad de sentir y pensar por sí mismo puede uno tener el coraje de decir no al poder, de desobedecer. Una persona puede volverse libre a través de actos de desobediencia, aprendiendo a decir no al poder. Mas no solo es la capacidad para la desobediencia la condición de la libertad, la libertad es también la condición para la desobediencia. En realidad, la libertad y la capacidad para la desobediencia son indisolubles.
Hay otra razón por la cual resulta tan difícil desobedecer, decir no al poder. Durante la mayor parte de la historia humana la obediencia se ha identificado como virtud y la desobediencia con el pecado. La razón es simple: durante la mayor parte de la historia unos pocos han gobernado sobre muchos. Esta regla se hizo necesaria por el hecho de que solo había suficiente de lo bueno de la vida para unos pocos, y solo las migajas quedaban para los muchos.
El caso de Adolf Einchmann es simbólico y su significación trasciende aquella que ocupaba a sus acusadores en Jerusalén. Eichmann es el símbolo del hombre de la organización (nota del traductor: acaso cuadro seria la traducción más apropiada en este caso), del burócrata alienado para quien los hombres mujeres y niños sean vuelto números. Él es un símbolo de todos nosotros. Lo más aterrador acerca de él es que luego que la historia se contase en sus propios términos, él pudo, en perfecta buena fe declararse inocente. Está claro que si el estuviese otra vez en la misma situación haría lo mismo de nuevo. Y nosotros también lo haríamos -y nosotros también lo hacemos. El hombre de la organización ha perdido su capacidad de desobedecer, incluso no se percata del hecho de que obedece. En este punto de la historia, la capacidad de dudar, de criticar y de desobedecer puede ser todo lo que se interpone entre un futuro para la humanidad y el fin de la civilización. >>

domingo, 8 de diciembre de 2019

circulando al cuadrado

Politica de cuadros, y cuadros. Es la euclideana geometria que necesitamos reformular para nuestra redonda realidad. No Habra adelanto mientras se sigan reproduciendo-clonando los cuadros utilizando el metodo en vigor. Sube a mi nivel el que es como yo, y a veces, peor que yo (el que hace sombra se va, valida la sabiduria popular). Para llegar a ml nuevo nivel hay que probarlo… tareas, misiones, donde mas que nada se le adiestra en la manera en que se espera que responda y se comprueba que sigue los mismos metodos. Los criterios de idoneidad del seleccionado no incluyen su relacion con la rama, su creatividad, su inteligencia, su cultura, su honestidad. Se priorizan otros rasgos, fingibles, imitables, como la obediencia-incondicionalidad, la comunalidad, la intransigencia… Habra que abrir espacio a la espontaneidad, a la gente contestataria y que no tenga compromisos con lo ya establecido-aprendido, de la periferia al centro, con enfoques renovadores, no con experiencia profundizando el trillo. Es de las medidas verdaderamente salvadoras, no economicas, sino politicas. Si los superseleccionados, superavalados, superprobados, por comisiones de comisiones de cuadros y candidaturas, han errado, por que no admitir y permitir que puedan errar o acertar otros? Por miedo y por cerrazon y por comodidad. Que el compromiso sea no con la comison que los aprueba, con los supero-cuadros que los admiten en las ascendentes esferas, sino con las personas que los miran con renovada esperanza, con sus propias ideas y valores a tono con los del pueblo y de la historia cubana.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

la línea divisoria


(a partir del post de Alina "Castigar y proteger").
Tengo una "teoría", que no es nueva, es parte de los mitos actuantes en este mundo, sobre como ocurrirá un cambio en el alma de la nación, para detener el proceso de decadencia. Se necesita algo que conmueva, no una razón u otra idea o un despegue económico. El atropello de una Víctima. Un Sacrificio. A los opositores tradicionales les ha faltado carácter muchas veces, o han sido descaracterizados, y el contexto comunicacional les ha sido adverso, muchas veces no les ha faltado razón, lo cual no quiere decir que la hayan tenido en todo ni todos. Estoy seguro que no todos son seres sin alma vendepatrias ambiciosos y mezquinos, y que el castigo, muchísimas veces, ha sobrepasado al delito, o al posible delito. Pero a pesar de eso muy pocos, casi nadie, ha alzado su voz para pedir justicia para ellos -al contrario, han sido tomados como comodín de afirmación revolucionaria: si los critico, si marco la línea divisoria contra ellos, pues puedo decir algo, atenúo sospechas, pertenezco al grupo de los revolucionarios-. No se han alzado voces por ellos porque no han conmovido, una “masa crítica” no se ha conmovido, los ha ignorado. Pero cuando el atropello sea cometido contra alguien que no encaje en el canon tradicional, que pueda ser visto o vista y haya sido visto o vista, en su papel de ciudadano, de ser social trabajador, de ser humano con familia, con una razón que defender, con una inocencia que no necesita probar y con un valor para asumir su destino, empezará la reacción en cadena. Habrá cautela de parte de los que tienen la cautela por oficio, pero la misma mediocridad que se ha instilado en la trama social, el mismo vicio del atropello y de la fuerza unilateral y la razón superior, los llevará a proferir el manotazo, el tapaboca. Pero esta vez lo veremos muchos, lo testimoniaremos muchos, y nos dolerá a nosotros también, y el impudor en que hasta ahora habíamos vivido, dejando que otros fueran los chivos expiatorios, los que se buscaran los problemas de verdad, nos golpeará también en la cara. Y entonces diremos no. Y veremos cuan endebles son algunas razones para cimentar una línea divisoria entre el adentro y el afuera, entre el aquí y el allá, entre el ellos y el nosotros. Este ser sacrificial, ya está entre nosotros, ya lo conocemos. Puede ser un profesor expulsado de una escuela, una joven periodista atrevida y bonita, una mujer bíblicamente astuta y sabia, o un muchacho cualquiera que, como en el poema ruso de mis lecturas de primaria, se levanta en medio de la clase, aun cuando no fuese el mejor alumno.





Por otra parte, habría que remitirse a la historia de Cuba, para ver que han hecho los cubanos en circunstancias en que los gobiernos o poderes en la isla les han impedido manifestar su oposición al estado de cosas en la Patria, o promover una alternativa diferente. ¿Podrían l@s ´mulas´ de Miami, como antaño los tabaqueros, reunir dinero para enviarlo a alguien en Cuba que promueva una campana de reforma aduanal? ¿Qué hacer cuando las inconformidades de quienes están dentro coinciden con las de quienes están fuera: deben renunciar a estar inconformes los de adentro para no ser vistos como alineados o cómplices de los de fuera? ¿Acaso no será esto una estrategia, mantener la línea divisoria entre cubanos adentro y afuera, para poder aplastar cualquier intento de "alineada" oposición? ¿Cuál es el delito, que los de afuera piensen como los de adentro o los adentro como los de afuera? ¿De dónde vinieron los ideales que inspiraron la Revolución independentista? ¿De Casilda, de Artemisa, de Santiago, de Matanzas? ¿O de Francia, y de Norteamérica, y de Suramérica? ¿Dónde bebieron sus ideales Céspedes y Agramonte y Martí? ¿Dónde se buscó dinero para el Granma, y para el desembarco en Playitas? ¿Qué papel jugó Lázaro Cárdenas y México en la Revolución cubana? ¿Antes sí porque todo estaba mal, y ahora no, porque todo está bien? ¿O ayer no, porque llegaríamos al hoy, y hoy tampoco, porque llegaremos a mañana? ¿Quién va a ser árbitro de la historia, sino la historia misma, el decursar, el tiempo...? ¿Habrá historia con hombres y mujeres que no la quieren hacer, que se dejan llevar, anuentes a una supranarrativa donde está todo dicho, donde ya ha sido acordada una teleología que asigna como único rol la ferviente creencia en el superior destino? ¿No somos acaso los revolucionarios, las revoluciones, los que impugnamos el Fin de la Historia?

domingo, 24 de noviembre de 2019

dirigir en Cuba

Dirigir un país es difícil, pero en Cuba, sin oposición, con leyes que se aprueban unánimemente, con decretos que se promulgan sin divulgación previa, sin escrutinio de la prensa, con ocupantes de cargos públicos designados, con un pueblo en su mayoría agradecido y leal, con garantías para la continuación en los periodos y políticas de gobierno, las cuales pueden regular u organizar todas las esferas de la sociedad, la económica, la cultural, la ideológica…, casi sin parangón histórico, pues la vida de la nación ha transcurrido mayormente dentro del coloniaje, estructuración republicana e injerencia neocolonial, de modo que la ineditez del pasado reciente de Cuba o su presente, tienen una ventaja rotunda cuando se comparan con lo anterior a 1959, y han ido desapareciendo de la memoria social lo hitos de comparación (tal gobierno es mejor que mascual, tal partido me conviene mas que mascual)… es difícil dirigir un país, pero los dirigentes cubanos la han tenido más fácil. Es cierto que ha existido y existe la oposición del más poderoso enemigo, pero dicha oposición ha engendrado el apoyo de poderosos amigos también. Es cierto que el enemigo trata de imponérsenos injustamente, que nuestro pecado original es existir, ser, querer ser, distintos, independientes, libres, pero también lo es que algunas circunstancias particulares de nuestra vida política, del modo en que se han facilitado la "actividad dirigentil" nuestros dirigentes, engendran más oposición que otras, de parte de nuestro enemigo; y que esas mismas cosas no son consustanciales a lo que somos, sino que forman parte más bien de lo que fuimos, del pasado contra el cual luchamos y que creímos vencido: dependencia económica e ideológica de una metrópoli extranjera, división entre cubanos, férreo control de la actividad política por parte de los cubanos.. en fin, los vestigios de los colonialismos o los tutelajes.

martes, 12 de noviembre de 2019

orgullo aquilino

silvio dijo...
Zenon, eso que tu llamas "orgullo aquilino" yo lo veo un poco más para acá en la geografía mediterránea, porque el sentido del honor es muy español, y muy romántico. Ese orgullo arraigado a veces nos impide entender a otras culturas. Y mal que nos pese eso nos emparenta con la lógica de la conquista, que jamás se empató con la idiosincracia del indio. Por eso, además de despojarlos, los discriminaron con un racismo que todavía se manifiesta ferozmente en Bolivia. Cada vez que queremos que un autóctono americano se porte como nosotros, hay algo del conquistador que se nos sale. 11 de noviembre de 2019, 20:56 

Y sí, Silvio, llevas mucha razón, la diferencia de culturas condiciona posiciones diferentes ante el mismo hecho. Como ejemplo, traigo a colación el recuerdo de como en Mexico me repetían "el que se enfada pierde", no se valía la vehemencia cubana para defender una razón, y el uso de nuestras llanas frases sonaban imperativas órdenes: "alcánzame el libro", "siéntate aquí", dichos a iguales. Mis colegas mexicanos siempre decían, "¿disculpa, me podrías alcanzar el libro?", o "podrías sentarte aquí".

En cuanto a lo de "aquiliano", traje ese ejemplo pues Aquiles es modelo por antonomasia del héroe que asume un destino fatal con plena conciencia. Su madre Thetis había sido advertida de que Aquiles o bien viviría la más gloriosa de las vidas y moriría joven, recordado por siempre, o tendría una larga y oscura destinada al olvido. A tales extremos llegó ella como madre para protegerlo que hasta quiso reeducarlo como señorita, enviándolo a vivir disfrazado de doncella en la corte de un rey amigo, donde lo encontró Odiseo y lo reclutó para la guerra contra Troya. Cuando, ya en la guerra, Aquiles decide salir a vengar la muerte de Patroclo, le pide a su caballo Xantus que no lo deje muerto en la llanura sino lo traiga salvo de regreso al campamento griego. El caballo le responde que así será, pero que su día aciago no está lejos. Aquiles le dijo al caballo: ya lo sé, pero no dejaré el campo. Esta disyuntiva de vida oscura o muerte gloriosa no fue seguramente un descubrimiento de Homero, es un hecho simple y recurrente en la experiencia humana, individual y colectiva, desglosado en mitos y cantado en himnos.

Como escribió Borges: Entre las cosas hay una / De la que no se arrepiente / Nadie en la tierra. Esa cosa / Es haber sido valiente. Y también: Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es. El asunto es que, o por lo que bien tú dices, Silvio, a las 20:56, o por otras variaciones en el punto de vista o el momento en que se juzga una decisión, la pertinencia o el valor de esta puede no ser absoluto. Dentro de un individuo, en una circunstancia particular, inmolarse puede ser lo más fácil, el primer impulso, con la garantía de que se ha de ser considerado valiente. Tomar la decisión de la posible vida obscura, dejar pasar el momento de gloria, puede, en otro momento dado, ser la más difícil decisión. Cuando pasa el tiempo, la pertinencia de esas decisiones, también cobrará matices. Me viene a la mente ahora Fidel en el Moncada. ¿Debió haberse inmolado, o haber sobrevivido para tener la posibilidad de su autodefensa? Según quien observe, y el momento en que lo haga, el 53, los 60, los 90, las primeras dos décadas del siglo XXI o el año tres mil, se podrán obtener juicios diferentes. La verdad, más que una solución matemática, es una cuestión de fe. Lo que ha estado en juego, no es la gloria de uno, sino la vitalidad de una idea, de una posibilidad de humanidad y mundo.

lunes, 11 de noviembre de 2019

un continuo oleaje

Duele mucho ver lo que está sucediendo en Bolivia. He leído la exegesis del modus operandi de la derecha, las preguntas de Giordan que apuntan a no creerse que estamos descubriendo el agua tibia. Creo que hay un modus operandi de la izquierda que es también nocivo para sus propósitos, sobre todo porque entra en el juego de las profecías autocumplidas. Por supuesto me refiero a las profecías de quienes profetizan la maldad intrínseca de la izquierda, el comunismo, y sus líderes. Ante las profecías, hay tres cursos posibles. El de la Bella Durmiente o el de la bruja de Blancanieves, que da la razón al que profetiza, donde a pesar de todo lo que se haga, todas las medidas que se tomen, siempre se dará el paso fatal hasta la afilada punta de la rueca (para dejar al reino sumido en sopor y espinas por 100 años) o alguien crecerá en fuerza y belleza para hacerte sentir derrotada ante tu propio reflejo. Es una historia de fatalidad en la que los caracteres son inocentes, las circunstancias que no pueden prever ordenan su caída. El caso de la esposa de Barbazul o el del héroe Aquiles son todo lo contrario. Ellos contrarían las circunstancias que podrían desviar el curso fatal de sus destinos a sabiendas, para que este se cumpla, abren la puerta del cuarto que no deben o aceptan la provocación para entrar en la contienda que los llenará de gloria pero que conducirá a su muerte, siendo agentes activos en el cumplimiento de la profecía. Un tercer camino, raro camino, es el de Jean Valjean en Los miserables. Decide ir justamente contra la circunstancia externa y contra la ira interna, ambas empujándolo a delinquir, hasta que el propio Javert comprende que se ha equivocado. El juego obvio contra las revoluciones y sus líderes ha sido anatematizarlas de antemano. Tomando como antecedente lo peor del estalinismo, se profetiza todo el mal que traerán. Los aderechados, los que se sienten con ventaja, escogidos por selección natural, despreciadores de todo lo que consideran inferior en sus escalas, y sus acólitos que aspiran al ascenso y aceptan las reglas rapaces para lograrlo, vocearán contra los impulsores de un nuevo orden. La revolución es mala, la izquierda es criminal, ahí viene el coco, ha renacido Stalin, comienzan a vocear. En esa hora del mundo la derecha en pánico es incapaz de recordar todo lo que, desde la izquierda del mundo, se ha conseguido. No ven el ineluctable corrimiento al rojo de las estrellas y las humanidad, que pasito a pasito, terminó con la esclavización como orden moral, y con el analfabetismo como estado natural, y con la ostentación de abolengo como justicia universal. No digo que no exista función para las fuerzas conservadoras, aquí con Martí hago pausa y repito aquello de política hombre y política mujer y de locomotora con caldera y con freno que la detenga a tiempo. A la izquierda le sobra Historia de triunfo y realización, y también de oposición, ensañamiento y sangre. Muchas reglas del juego en este mundo son también conquistas de la izquierda. La derecha hace y hará todo lo posible porque la izquierda, la revolución, su líder, tropiecen y caigan, porque cumplan la profecía. El caso de la revolución cubana, perseguida por Estados Unidos, es paradigma de este insidioso guion. Siempre ha de tener el líder la voluntad de ser como Jean Valjean, en el instante en que sienta que empieza a parecerse a la profecía. A veces ha predominado la inocencia de ser como la Bella Durmiente, dando pasos en la escalera que conduce al cuarto desconocido, pero más veces ha predominado el orgullo aquiliano, la llamada del heroísmo, o el paso desafiante de quien no quiere dejar cerrada ninguna puerta. De cualquier manera, quizá el error primigenio es tener un nombre y defenderlo, querer ser el carácter, el nombre, de una realización, y no permitir que la realización más importante sea la idea. Este es el hubris que, ya consuetudinariamente, persigue a la izquierda en esta parte del mundo. Un movimiento no puede ser un hombre o su nombre, para romper un muro se necesita un continuo oleaje, aunque una ola sea mucho más alta que las otras.

la cuerda

De cualquier manera, lo que ha sucedido en Bolivia no había sido previsto, las proporciones del pueblo y el no-pueblo (este termino lo he empleado antes en circunstancias similares, cuando la polarización en Venezuela a inicios de año) tienden a la simetría. Ante dicha revelación de creciente oposición electoral... y postelectoral, las opciones son claras. Aferrar la victoria o no. Aferrar el poder o no. Pero esta dicotomía no tiene la misma implicación para alguien o algo q por vez primera llega a la cima, con su valores y propuestas y esperanzas de renovación y cambio, donde todo el capital que se defiende es futuro, a alguien o algo que se repite, que esta consolidado como alternativa y posibilidad, y cuyo capital es menos futuro que pasado, su historia como persona o identidad o movimiento o ideología. La decisión que se tome ingresara automáticamente en ese registro de lo q se es y se ha sido, pesando mas que cualquier promesa de futuro, cimentándolo como alternativa o vacunando al futuro contra si mismo, desdiciendo su pasado. Cómo, cuánto se puede tensar una cuerda, depende de circunstancias diversas: del material de la cuerda, de la edad de sus fibras, de la fuerza de las manos, del propósito de la cuerda.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

sectarios de un dios clemente


En 1762, en Francia, un tribunal, cegado por el fanatismo y la intolerancia, condenó a muerte tortuosa a un inocente. Ciertamente no fue la primera vez que con la espada de la justicia se asesinara, pero el caso de Jean Calas logró conmocionar al mundo occidental en los pórticos de la Edad de la Razón. Los hechos, situados en medio de la pugna entre católicos y protestantes, inspiraron a Voltaire, escritor, historiador, filósofo y abogado, uno de los principales representantes de la Ilustración, a escribir su “Tratado sobre la tolerancia”. Salvando las distancias de tiempo y circunstancias, aquellas palabras, consideradas en sus esencias, también a nosotros se refieren. Citaré en extenso las reflexiones de Voltaire (tomadas de http://pdfhumanidades.com/sites/default/ files/apuntes/Voltaire%20-%20Contra%20el%20fanatismo%20religioso_0.pdf, y cotejadas con http://www.gutenberg.org/cache/epub/42131/pg42131-images.epub?session_id=a80ea051a4608a75b876ba989479cb6b1c5b1f02) para afirmar, otra vez, que hay muy poco nuevo bajo el sol.

En el caso que ocupaba al iluminista francés, “si un padre de familia inocente es abandonado en manos del error, o de la pasión, o del fanatismo, si (…) no tiene otra defensa que su virtud, si los árbitros de su vida no corren otro riesgo al degollarle que el de equivocarse” entonces “se alza el clamor público, cada cual teme por sí mismo, se ve que nadie tiene seguridad”

“Osaré tomarme la libertad de invitar a los que están al frente del Gobierno, y a los que están destinados a cargos elevados, a que se sirvan examinar con detenimiento si en efecto hay que temer que la dulzura produzca las mismas revueltas que ha hecho nacer la crueldad; si lo que ha sucedido en determinadas circunstancias tiene que suceder en otras; ¿acaso son las épocas, la opinión, las costumbres siempre las mismas?”

Hace estas preguntas a raíz de los enfrentamientos por cuestiones de fe que durante los siglos XVII y XVIII convulsionaron la vida y la política francesas. Por ello reflexiona: “los hugonotes, sin duda, se han embriagado de fanatismo, y manchado de sangre como nosotros: pero la generación presente ¿es tan bárbara como sus padres? La época, la razón que ha hecho tantos progresos, los buenos libros, la templanza de la sociedad ¿no han penetrado nada en quienes conducen el espíritu de esos pueblos? ¿Y no nos damos cuenta de que casi toda Europa ha cambiado de rostro desde hace unos cincuenta años? El Gobierno se ha fortificado por todas partes, mientras que las costumbres se han suavizado.” (…) “A otros tiempos, otros cuidados. Hoy sería absurdo diezmar la Sorbona porque en otros tiempos presentara un requerimiento para que se quemase a la doncella de Orleans..”; “(…) el espíritu humano, al despertarse de su embriaguez, se ha asombrado de los excesos a los que le había llevado el fanatismo”.

“¿Seguiremos siendo los últimos en abrazar las sanas opiniones de otras naciones? Ellas se han corregido, ¿cuándo nos corregiremos nosotros? Han hecho falta sesenta años para hacer que adoptáramos lo que había demostrado Newton; (…) ¿cuándo empezaremos a practicar los verdaderos principios de la humanidad? ¿Y con qué cara podemos reprocharles a los paganos el haber causado mártires mientras que nosotros hemos sido culpables de la misma crueldad en las mismas circunstancias?”

En uno de los capítulos finales hace un resumen de testimonios contra la intolerancia. Por ejemplo:
“La religión forzada ya no es religión; hay que persuadir y no obligar. La religión no se ordena. (Lactancio, libro III).
Es una herejía execrable querer ganarse por la fuerza, por los golpes, por los encarcelamientos, a aquellos a los que no se ha podido convencer por la razón. (San Atanasio, libro I).
Acordaos de que las enfermedades del alma no se curan con la fuerza y la violencia. (Cardenal Le Camus, Instrucción pastoral de 1688).
La exacción forzada de una religión es una prueba evidente de que el espíritu que la guía es un espíritu enemigo de la verdad. (Dirois, doctor de la Sorbona, libro 6, cap. 4).
La violencia puede hacer hipócritas; no se persuade cuando se profieren amenazas por todas partes. (Tillemont, Historia eclesiástica, tomo 6).
Pasa con la religión como con el amor: con ordenarlo nada se consigue, con la obligación aún menos; nada hay más independiente que amar y creer. (Amelot de la Houssaye, sobre las Cartas del cardenal de Ossat).”

Algunas frases, por astutas, seguramente ya han resucitado en incontables citaciones: “La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija muy alocada de una madre muy prudente”. Para contextualizarla, agregaría: como el igualitarismo lo es a la justicia, el paternalismo al amor, el clientelismo a la entrega, la anuencia a la convicción.

“Pero, de todas las supersticiones, ¿no es la más peligrosa la de odiar al prójimo por sus opiniones?” “A menos dogmas, menos disputas; y a menos disputas, menos desgracias: si esto no es verdad, es que estoy equivocado.”

Como hombre con los pies en el mundo, y empeñado en hacer cambiar al mundo para mejor, reconocía que “sería el colmo de la locura pretender hacer que todos los hombres pensasen de una manera uniforme sobre la metafísica. Se podría subyugar con mucha mayor facilidad al universo entero mediante las armas que subyugar a todas las conciencias de una sola ciudad.”

“¡Oh, sectarios de un Dios clemente!”, solo me queda repetir además la plegaria de Voltaire al final del Tratado (excepto por un pequeño cambio de posesivo por artículo definido):
¡Que puedan todos los hombres acordarse de que son hermanos! ¡Que tengan horror de la tiranía ejercida sobre las almas, lo mismo que execran el bandidaje, que arrebata por la fuerza el fruto del trabajo y de la apacible industria! ¡Si las calamidades de la guerra son inevitables, no nos odiemos, no nos destrocemos los unos a los otros en el seno de la paz, y empleemos el instante de nuestra existencia en bendecir por igual, en mil lenguas diversas, desde Siam hasta California, la bondad, que nos ha dado este instante!

miércoles, 21 de agosto de 2019

sobre el mal uso del idioma (y la razón) por una Viceministra de Educación de Cuba

Lo primero que me llamó la atención de la declaración de la viceministra, es la pobre redacción. Da pena que una viceministra utilice tan mal el vocabulario y la flexibilidad gramatical del castellano, (más pena aún que los profesionales del lenguaje  de Cubadebate lo permitan).
El primer párrafo es una joya para cualquier manual de estilo y redacción, pues agrupa una cantidad tal de errores que podría usarse de ejemplo invariable en varios capítulos del hipotético manual: "La revisión de un texto circulando por las redes sociales sobre determinada “injusticia” a una profesora universitaria que usando “la crítica” ha sido expulsada de su centro nos motiva a realizar un recorrido por nuestra casa: la Educación Superior cubana, e intercambiar nuestra posición." El encabalgamiento de gerundios, las elipsis verbales y preposicionales, en el caso de Marta del Carmen Mesa Valenciano, casi constituyen marcas de estilo. Como la susodicha es arquitecta, podría decirse que su uso del lenguaje correspondería en lo arquitectónico al estilo de construcciones Girón, o al brutalismo.
El sintagma que termina el párrafo es extraordinario: intercambiar nuestra posición.¿Querría Marta intercambiar posición con Omara? ¿Se atrevería? Esta inédita versión de "El Príncipe y el Mendigo", todos sabemos que solo es posible gracias a nuestra imaginación y al estilo chapucero de Marta, que olvidó el uso de la preposición 'sobre'. Es imposible que para Marta funcione el argumento de Mark Twain, pues ella no desconoce la realidad del mendigo, la vida pobre y embozada. Simplemente la niega, la ha negado siempre, y en función de una supuesta verdad mayor, que la infatuó como el bombillo a la falena o el embarro a la cucaracha, ha luchado toda su vida, hablando lo necesario y callando lo innecesario, para ascender en las escalas del poder, autojustificandose como servidora de esa verdad que niega cualquier otra. Marta no ha llegado a donde está por ser diferente, sino por ser igual. A Omara le sucedió todo lo contrario. Y ambas lo saben, así que el supuesto ejercicio de intercambio sobra, pues Marta no es un Príncipe que desconoce una parte de la verdad del reino, sino una que se cree reina sentada sobre la verdad, y Omara no es una mendiga que se ufana ante la posibilidad de ser Príncipe, sino alguien cuya vida ha madurado en el coraje de destronar.
Luego de ese párrafo inicial de la proclama de Marta, que tan hábilmente desinvita a la lectura, mientras la vista retoza antes de definitivamente despegarse asqueada del artículo, se alcanza a vislumbrar esta agónica pregunta (cito): "¿Se podría ser un profesor que no defienda a ultranza cada paso que se da en la Revolución?" Y yo pregunto, como si solo me interesara el lenguaje, ¿en serio, cada paso que se da? Acaso Omara no está también dando pasos en la Revolución, la revolución que como un idioma, como un conjunto infinito, contiene cualquier operación, cualquier resultado, todas las palabras, a su favor o en su contra, sin más remedio para los que hemos vivido construyéndola o sirviéndola o usufructuándola o lamentándola. Seguramente saldrán, por obra y gracia del mal redactado decreto de Marta, miles de profesores a defender los pasos que en la Revolución están dando Omara, Julio Antonio, René Fidel y otros tantos. Quizás sería menos incluyente, y así más apropiado en la ideología marteana (que no Martiana) o martista o martillista, haber dicho: "cada paso que da la Revolución". Y como si no bastara defender "a ultranza" la Revolución, Martica tenía que poner más énfasis: cada paso. Por ejemplo, defender la prohibición de entrar los cubanos a los hoteles, de comprar o vender casas, de viajar libremente, de vivir conformes a su orientación sexual sin tapujos y sin persecución, la ruptura de país y familias al politizar abiertamente la emigración, la dependencia de poderes y economías foráneas... en fin, todas las aguas que tantos lodos nos han traido y seguirán trayendo.
La viceministra Marta, alejándose impunemente del principio martiano del culto a la dignidad plena del hombre y de una República "con todos y para el bien de todos", o del concepto fidelista de "Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio..." no ha dicho nada nuevo, nada que no sepamos, nada que no hayamos visto y escuchado y vivido y temido y lamentado demasiadas veces. Que lo diga ahora, en los tiempos de Trump, le quita aún más novedad al asunto, no parece otra cosa que su discípula.
Su proclama solo sirve, además de ejemplo en el mal uso del Castellano o la pobreza intelectual de un viceministro de Educación Superior en Cuba, para mostrarnos una vez más que no basta cambiar una Constitución si no existe un mecanismo para que la usen sus verdaderos dueños, impidiendo los desmanes de esos que antidemocrática y reaccionariamente de ella se adueñan; que siempre que la prensa sea controlada por un grupo en el poder, la sinrazón mal redactará los titulares y ocupará las cuartillas; y que eso que Marta cree que es la Revolución, no es la Revolución, pues entonces no la tendrían que dictar los profesores, sino que la cantarían los alumnos.
Que conste, primero, que Fidel se hizo revolucionario en la Universidad y no gracias a los profesores, y segundo, que si he usado demasiados gerundios es porque se me ha pegado de Marta.

lunes, 3 de junio de 2019

misiones en conflicto


Con relación al escrito que encabeza la entrada, yo -que soy médico también, y cumplí misión en Haití, y luego fui de Colaboración a Trinidad y Tobago, casado con una doctora que cumplió misión en Venezuela, con decenas de amigos y conocidos con los que compartí vivencias o que me hicieron conocer, de primera mano, sus experiencias en otras colaboraciones y misiones-; yo veo, además del problema global de la corrupción, el problema específico cubano, relacionado con la manera en que está organizada nuestra cooperación internacional en salud, el cual es una expresión de otros problemas nuestros, vinculados con los derechos laborales, la concepción que tenemos de lo que es la dignidad humana, y el vaivén de lo individual a lo colectivo,  asuntos estos que, mal comprendidos o peor implementados, son combustible de una corrupción que puede alcanzar cotas sistémicas. La corrupción a "pequeña escala", por llamarla de alguna manera, a la que algunos, se han referido en comentarios precedentes, en Cuba se practica con la misma astucia y casi con el mismo derecho conque los de Fuenteovejuna gritaron "todos a una". No creo que pertenezca a la misma categoría de la verdadera Corrupción, cuyo fin último es el lucro y el empoderamiento de un individuo o un grupo. Los cubanos "de a pie", que no roban sino "luchan", que comercian en especie, en favores y en influencias de poca monta para obtener magras ganancias, casi siempre en satisfacción de necesidades simples (no de la codicia), son más que nada víctimas y culpables de una devaluación ética: la pobreza, la necesidad, se ha vuelto la justificación última del hurto, de la indolencia, del ventajismo, y cada cual encuentra la coartada perfecta en la coralidad de la práctica. Vuelvo a decirlo: antes de 1959, que había más pobreza, el pobre presumía de las riquezas de ser limpio, decente y honrado. Ahora, igual que antes de 1959, los que más roban son los ricos. 
¿Qué es ser rico en Cuba hoy, o hace 5 años, o hace 20 ó 30 años? Esta es otra pregunta que, convenientemente, siempre se ha mal respondido. Las viejas categorías de la dialéctica sobre lo cualitativo y lo cuantitativo se han mantenido cautelarmente fuera de este ámbito, y se ha preferido asociar la riqueza a cantidades enumerables: que si un carro o que si dos, que si una casa o que si dos, mil pesos o cincuenta mil... Y así, dejamos de percibir, o lo hicimos conformistamente, diferencias cualitativas, diferencias de posibilidad, que cavan un abismo aún más grande que el que existe entre el rico y el pobre de los tan desiguales países allende los mares. Un jefe en Cuba tiene un carro, o un carro y un chofer, además de la gasolina; la mayoría de los cubanos apenas si ha podido permitirse soñar con un carro, condenados de por vida y generaciones a un ineficiente transporte público y a su bicicleta. Pueda el rico en otra latitud andar en limusina o en el carro del año, que el pobre también puede sobre cuatro ruedas propias transitar las mismas carreteras. Pueda en otra latitud el rico viajar en su jet privado, que el pobre también podrá sacar su pasaje aéreo solo por la curiosidad de probar el pájaro de metal; mientras entre nosotros, despegarse del suelo patrio hasta hace muy poco era un privilegio. Podría poner ejemplos que incluirían vacaciones en Varadero o en el campismo, la eliminación de gratuidades y estímulos sindicales para "todos" menos para algunos sectores, el acceso a hospitales con cuartos individuales o salas como albergues cuyos profesionales también difieren en posibilidades de superación y de ejercicio de la profesión. Visto de esta manera, en Cuba siempre ha habido ricos y pobres.  Y lo peor: bajo la égida de la igualdad. Pero obviamente una igualdad donde nosotros somos iguales a nosotros y ellos son iguales a ellos, con las reglas para transitar ese largo trecho, del nosotros al ellos, nunca estrictamente definidas. Pero, si se me diera dado formularla, creo que la esencia sería contraria a la propaganda sobre el sacrifico, la entrega y la incondicionalidad revolucionarias, estaría no en dar lo mejor de cada cual, en tensar nuestra capacidad o potencialidad para servir al pueblo, sino en tratar de actuar lo más parecidamente a Ellos para ser aprobados. Pues bien, creo que en Cuba aun los que más roban son los ricos, y esa es la verdadera corrupción, la que empobrece al país, la que lo desangra, la que alimenta la decadencia ética de los de a pie. Esa es la más dañina al sistema, no porque lo destruye como un cáncer, sino porque lo subvierte, lo transforma y lo pone a su servicio: como hace un parásito, como hace un virus. Eventualmente llega el colapso, pero ya para entonces el organismo corruptor está listo para implantarse en otro sitio.

Estas cosas en relación con las misiones me duelen profundamente, desde lo anecdótico en mi carne o en la de otros a quienes quiero y respeto. Pondré solo un ejemplo más, que no es puntual, sino forma parte de la ecología de la corrupción y específicamente de los hombres corruptos. Conozco tres mujeres, doctoras independientes e inteligentes, una Intensivista de La Benéfica, una Oftalmóloga del Pando Ferrer, una endocrinóloga por la Universidad de Nueva York, víctimas de acoso sexual por sus jefes en la misión médica en Venezuela. ¿Era visto como acoso por parte de la mayoría? No. Era visto como lo normal, y ellas como las anormales, que perdían la oportunidad de los favores del jefe, que incluyen casas mejores e independientes, carro, más posibilidades de ahorro, envío preferencial de paquetería a Cuba… ¿Podían rebelarse? Quizás. A su manera lo hicieron. Una escogió "desertar" de la misión, claro que no solo por eso, pero algo así termina siendo detonante de la decisión. Otra decidió terminarla antes de tiempo, eternamente agradecida de lo mucho que la apoyó la familia venezolana que la acogió aquellos tres años cuando fue incomprendida por sus compañeros cubanos. La tercera le pagó al jefe con la misma moneda, lo chantajeó a él para que la dejara tranquila. ¿Existe una estructura de denuncia? Quizás. ¿Es eficaz? No. Son casos aislados. No. Fueron grandes jerarcas los que abusaron de su posición. No. Muchas veces seres anónimos asumen una función en la estructura, con más o menos experiencia previa, y poco a poco asimilan códigos malsanos, incentivados por la innegable ventaja de la posición que ocupan. Empiezan a dejarse de sentirse ellos mismos como "recursos humanos", o "medios básicos", la seria broma deprecativa con que los profesionales de la salud se identifican a sí mismos. El sistema esta sellado, el control de las misiones es monopólico, solo se puede ser altruista de una sola manera, bajo una sola iniciativa y con un solo permiso. Los que están de misión también están "luchando", no solo la nobleza del internacionalismo los empuja a ellas, sino las necesidades en casa, y el deseo de aventura vital (no se olvide que durante largo tiempo fue casi la única manera que tuvimos los de "a pie" para conocer otro horizonte del mundo). Los "cooperantes" no quieren señalarse en un terreno que a veces resulta más estrecho que el del sectorial de salud de un municipio, pero otras mucho más holgado. Además, hay una jerarquía de misiones, y no señalarse en una donde pagan 300 dólares, es buen inicio para ganarse otra donde pagarán mil quinientos. Además de estos tópicos pedestres, se podrían discutir otros elevados, pero igual de borrascosos, como los reportes estadísticos adulterados para alimentar un discurso. Un día el jefe de la misión médica en Haití, hace 20 años dijo: "señores, aflojen, que horita no se puede caminar en este país sin caerse en un hueco". Una de los números que debíamos entregar era la cantidad de letrinas sanitarias abiertas por pacientes luego de las charlas sanitarias del personal de salud cubano… y se habían reportado tantas. No estoy viendo las manchas del sol: estoy mostrando desechos radioactivos.



miércoles, 1 de mayo de 2019

Hace falta una carga.....con Rubén

Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra.
Para levantar todo lo que falta y derribar todo lo que sobra.
Para escribir otra vez la palabra justicia allí donde el padre
promulgó ley pareja, nos golpeó en la boca, pudo ser juez y parte.
Porque otra vez sea el turno del ofendido, de un callado profeta,
de los hijos que no huyeron del castigo materno con la chancleta,
de los que entendieron que no hacía falta para ser mejores
ni el carro del año, ni doscientos canales, ni caros doctores.
De los que maldicen cada vez que alguien dice que algo les toca,
de los que no han nacido con la ubre de la patria en su boca,
de los que no tienen ninguna fecha señalada en los calendarios
y las más de las veces reciben rencores como honorarios:
rencor del hijo que no va a la escuela con un celular en la cadera,
rencor de la mujer que se levanta pensando que echar en la caldera,
rencor del jefe y del secretario porque en una reunión del partido
les dijo que codo con codo ya no van los obreros sino los bandidos.
(...)
Hace falta un millón de gargantas sin cargo ni cuartel
un puño de razones que golpee en la mesa del poder,
--si acaso es que el poder escucha o razona
si acaso tanta herida no se encona y perdona--
(...)
Ay, mi pequeño país, juguete preferido, patria clara y oscura,
donde un aula es gratis, gratis la cura y gratis la sepultura,
donde no habitan fieras en el monte ni se teme al frío
donde no roban niños ni asaltan bancos ni se escuchan tiros,
donde duran las guerras cuanto más diez años
y aún menos dura el odio porque nadie es extraño,
donde nos enseñaban a todos en la escuela
que nunca podía tocar el piso la bandera,
y todos compartíamos el mismo simple anhelo
de amor, patria, familia, carrera, y Varadero,
donde no se avergonzaba un hombre de su bolsillo,
porque baila o batea o estudia o es bueno o es pillo,
y la peor ofensa para una mujer es ser una cualquiera
según las madres buenas de los buenos hijos y las malas nueras.
Ay, mi enorme país, mi caimán dormido, mi pájaro preso,
dónde están tus nidos, dónde están tus madres repletas de besos,
mi pequeño país, mundo dividido, sueños compartidos,
bajo el mismo cielo y en el mismo ruido,...

jueves, 28 de febrero de 2019

post referendo

Habemus nueva Constitución. Aunque creo que podríamos haber contado con una mejor, sé que la recién aprobada es en mucho superior a la vieja. Ahora comienza la otra batalla, la de hacer que su texto obre a través de la mejor de las interpretaciones posibles, sin cierto tipo de atemperaciones que en última instancia demostrarían la desconfianza de los gobernantes hacia los gobernados, hacia nuestra capacidad para tensarnos en pos de lo ideal sin destruirlo -de ese modo convirtiéndose ellos por adelantado en los únicos sujetos de la paradoja. Transformar sin medias tintas la constitución en leyes e instituciones que responden al ideal de una Patria martiana donde se rinda culto a la dignidad plena del hombre, sería lo verdaderamente revolucionario. Leyes, acciones, que no aumenten el peso de las diferencias y la polarización, en temas que no deben ser motivo de sectarismo ideológico, pues son sencillamente consustanciales a lo que los seres humanos hemos llegado a ser, en lo que hemos devenido. Como mismo no tiene defensa ideológica en el mundo hoy, el tener esclavos y matarlos por ofender a su señor, no la tiene el irrespeto al derecho de una persona de pensar y expresarse sin temor ni hipocresía. Y las personas piensan y se expresan en función de su capacidad de comunicación, la cual a su vez es una función de la vida en sociedad. Quienes detentan el poder no pueden eximirse a sí mismos (ni ser eximidos) de ser advertidos, cuestionados, emplazados y reemplazados, por sus gobernados, refugiandose en la creencia obtusa de que tienen una verdad absoluta y un encargo intransferible. Y no está a la altura de la dignidad humana conseguida tras siglos de lucha y pensamiento, impedir que los individuos logren consensos entre sí, expresándose y comunicándose, para defender una idea, o para derrotarla. Cuando Fidel habló de la posibilidad de que la Revolución fuese destruida por los propios revolucionarios, llegó a una conclusión muy antigua. En el Tao Te King ya alguien enunció: Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo origen, aunque distinto nombre. En su Balada de la Cárcel de reading Oscar Wilde testificó: Cada hombre mata lo que ama. Marcos en su Evangelio recoge: El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Puede ser destruida la Revolución por los propios revolucionarios no porque estos se pasarían al bando enemigo sino porque creyendo en su propia interpretación de lo que es la Revolución y lo que es ser revolucionario, y de esas dos ideas enamorados, se vuelven celosos del amor o el desamor de los otros, sin ver que la Patria, en contra de lo que dicte la experiencia personal, debe ser novia de todos. Y porque muchas veces esa interpretación de lo que la Revolución es y lo que ser revolucionario es, se nutre demasiado de lo sucedido en el pasado, y hacia la repetición de pasadas circunstancias gloriosas se vuelve. Poco a poco las fórmulas que fueron exitosas se convierten en rituales, se adscriben a un culto (lo cual es propio de la naturaleza humana, constreñida por la biología de nuestro cerebro) del cual los oficiantes tienden a olvidar la esencia. Una Revolución se hace contra el pasado y es sobre todo una máquina de futuro. Pongamos el instrumento que la Revolución es, que la nueva Constitución es, al servicio de nuestro futuro, no a servicio de nuestro pasado, lo cual no implica deshonrar nuestra memoria o nuestra historia: nosotros no fuimos hechos para ellas, sino que ellas acaecieron en nosotros y para nosotros.

referendo constitucional 2

24 feb 2019
Si yo viviese en Cuba, o me fuese permitido votar fuera de ella, votaría no. Es el momento, aún dentro de la Revolución, aun creyendo en ella, sintiendo cuan necesario ha sido que la viviésemos, que le diésemos vida, y que debe seguir viviendo, en que creo que ese No tendría más utilidad que un Sí. No basta con la reforma propuesta, no basta con confiar en la buena voluntad de los máximos dirigentes, no basta con denunciar al enemigo externo y estar siempre alertas. Aquellas aguas trajeron estos lodos, de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, cuando el infierno son los otros el paraíso no es uno mismo, el diablo está en los detalles. Todo lo que ha pasado antes pasó porque podía pasar, porque permitimos que pasara sin que se denunciara el quebrantamiento de una ley ni hiciera falta un juicio. Millones de veces y de voces callamos por respeto, por agradecimiento, por admiración, por dudar de nosotros mismos. Y si alzábamos la voz muy pronto se nos enseñaba la puerta. El vicio del poder, que es siempre hacer fácil su camino, de manera inocente si se quiere, cambió algunas esencias por sucedáneos. Más fácil instaurar el reino de la igualdad que el de la justicia, ¿no es cierto?. También poco a poco nos acostumbramos a que, en nombre de un ideal de justicia, era justo callar a algunos, era justo que los jueces fueran parte, era justo que desde una asimetría informativa desproporcionada se nos pidiese respaldar nuestros criterios... en fin, nos acostumbramos a que la nueva justicia tuviese tales cotas o acotaciones...se nos movió el dial de la justicia de lugar, y a partir de allí muchas cosas cambiaron, al ser el valor o ideal humano de justicia central a todos los demás ⸻lo que permite dirimir en nuestros corazones los matices de lo bueno y de lo malo: valentía/abuso, generosidad/despilfarro, agradecimiento/sometimiento... Cosas esencialmente injustas empiezan a tomarse por justas, y la dignidad se vuelve motivo de risa y atropello. Por eso aún creo que una orientación economicista no resuelve o resolverá los problemas nuestros, que son fundamentalmente éticos y políticos... como me decían mis abuelos, antes había más hambre y necesidad y la gente robaba menos. Los mismos dirigentes que hoy nos piden desesperadamente votar Sí porque es supuestamente la salvación de la Patria, son los mismos que durante años han atropellado la constitución del 76, los mismos que han soslayado y tratado de acallar las voces de los hombres que llevan décadas señalando la necesidad de una nueva constitución. Y como muchas veces antes, esos dirigentes llegan a tomar la decisión no por sabiduría o visión preclara, sino por necesidad, empujados por circunstancias que no han sabido prever ni manejar. Cuando los cubanos pudimos volver a entrar a los hoteles, y viajar sin permisos ni indagaciones sobre nuestra pureza ideológica, nadie dijo que ahora se permitiría porque era lo justo, pues habría sido equivalente a decir que antes esos propios dirigentes habían tomado decisiones injustas. Cuando formulan lineamientos e intentan cambiar una política no hacen promesas de cuando se verán los resultados, no empeñan su palabra para que los juzguemos por la palabra dada, como políticos que son, sino que siguen en el juego del para siempre y ad infinitum, una y otra vez intentando y achacando cada fallo al enemigo, o al pueblo que no aumenta la productividad, o a mantener una justicia superior a todas las conocidas, aunque vuelve a los hombres que entregan su vida al trabajo en ladrones "que resuelven" o en jubilados empobrecidos, que dependen de los hijos o amigos que alguna vez criticaron por querer ir a trabajar a otro lugar donde el trabajo rindiese mejores frutos. Esos mismos dirigentes que siempre piden el Sí por la Patria ayuntado al Sí para ellos mismos. Si hubiesen tenido razón al menos en los últimos 30 años, y cada Sí o cada No que nos pidieron hubiese llevado a Cuba a ser un país menos contradictorio, menos dependiente, más inclusivo y protector de todos sus hijos, donde el sueño más recurrente no hubiese llegado a ser el escapar, sino el estar y el ser, entonces esta vez habría que votar como ellos sugiriesen. Pero el más común de los sentidos me hace pensar que lo mejor sería esta vez votar en contra a como ellos quieren, quizás esa sea la solución, hacerles ver que existimos con un pensamiento diferente, con una alternativa, con una razón y una madurez propias. Ya firmamos el juramento de Baraguá, y estuvimos en mil y una marcha y tribunas abiertas y antimperialistas, votamos en elecciones sin opción de elegir, cumplimos misiones y porcientos. Pero ahora basta. Ahora no se trata de reafirmar, no se trata de espantar al enemigo que ruge en este momento, que no se ha escogido ni debida ni indebidmente, sino que es el momento quien nos ha escogido a nosotros, que de haberse hecho razonadamente debió haber sido hace muchos años, como lo saben y lo hicieron saber hombres anonimizados o escarniados por la prepotencia herida del Estado, en momentos de mayor bonanza económica y apoyo del bloque continental, y mayor neutralidad del enemigo. Y que si ahora hubiesemos hecho esta reforma constitucional de mejor manera, o se hiciese de mejor manera, que a tiempo estamos, pues podríamos decir No a este proyecto y empezar otra vez, no de cero, sino tomando en consideración lo propuesto, pues nos quitaría bastante preocupaciones sobre cualquier enemistad, al dejar, sin sombra de dudas, al pueblo empoderado, y no al grupo que con legitimidad históríca se empoderó una vez, pero que olvidó que hacer el bien un día no exime de la responsabilidad de hacer el bien (y hacer las cosas bien) todos los días, y desde hace años tuerce el decoro, la dignidad, la razón y la legalidad para continuar siendo ellos, ese grupo que detenta los poderes del Partido, el Estado y el Gobierno en Cuba, siendo ellos los que tienen la razón última, la primera prerrogativa, el total acierto, sobre los destinos de un pueblo. Ahora no se trata de reafirmar sino de crear un camino para un futuro postergado muchas veces siempre por coyunturas más urgentes. Es pedir que se vuelva sobre la nueva constitución y se haga aún mejor de lo que es, no con las adiciones sacadas del manual de “quienes quieren o intentan destruirnos”, sino con las propuestas hechas por los propios cubanos, las cuales, al buscar un mayor equilibrio al desenfreno del poder que nos gobierna, al querer una Cuba más inclusiva, pueden incidir de manera categórica en la continuidad de la Revolución y el proyecto de país a que nos conmina nuestra historia. La política en Cuba no puede seguir siendo un prolongado ejercicio de demostración de un teorema esbozado casi por inspiración, no puede seguirse haciendo para validar la razón o la bondad o la inteligencia, para absolver en definitiva, a quienes gobiernan o han gobernado el país, para que equivocándose y volviéndose a equivocar, rectifiquen o hasta que alguna circunstancia histórica favorable les haga parecer sabios. No puede seguirse haciendo política en que unos pocos arriman las brasas a su sartén, y los demás solo sirven de coro, de trasfondo uniforme, sobre el cual destacan las siluetas mesiánicas.
Tanto es así que hoy esos dirigentes caen en el sinsentido de orquestar o permitir una campaña donde optar por el No equivale a traicionar la Patria o la Revolución, que para ellos es lo mismo, cuando el No solo prorrogaría la vigencia de una constitución que ellos mismo impulsaron hace menos de 50 años, y que,  antes de hoy, cualquiera que le hubiese sido tan abiertamente contrario como lo debemos ser ahora por decreto. pues habría terminado, o empezado, en la cárcel. Por supuesto mi voto negativo no sería un No estático, detenido, una acrobacia de psicología inversa, un intento de victoria pírrica. Sería un No que incitaría a continuar el movimiento, a profundizar en el intento, de hacer una Revolución, un cambio de formas viejas por nuevas, con total sentido del momento histórico, con la búsqueda de toda la justicia posible y de la probable felicidad cuando se dan los pueblos a sí mismos la oportunidad de soñar y conducir sus destinos. Yo ahora dijera no. Detengámonos. No sigamos de largo con las mismas rutinas que nos han traído hasta hoy, pues si hemos vencido sobre otros, aún no hemos vencido para nosotros mismos. Y la Revolución es grande y fue grande y lo será sobre todo por la que ha obrado en nosotros mismos. Nada se perderá, no hoy, por hacer lo que no se nos pide y lo que no se espera. Quizás más adelante en la cuesta ya no sirva de nada dar un respingo.

sobre el referendo1

18 feb 2019
Unos ciudadanos cubanos en el extranjero podrán votar en el referendo y otros no, según preferencia del estado. Ese es el viejo problema con la nueva constitución: que puede ser vulnerada. Y que así nace.
Hace muchos años se sabe que es una necesidad contar con otra constitución, la de 1976 ha sufrido demasiados "incumplimientos" de parte de quienes debían haber velado por defenderla. Pero creo que el Poder comprende esa necesidad de una manera distinta a como la comprenden muchos cubanos desde su simple decoro: desde "arriba", la necesidad, la urgencia, lo imperioso, es ampliar el espacio de maniobra con apariencia de legalidad, pero sin pedir disculpas, ni hacer recuento crítico, ni apartarse de la toma de decisiones, dejando así a otros menos comprometidos con graves errores del pasado (que nos han traído hasta donde estamos) el intento de enderezar los caminos. "Abajo", la necesidad es otra: ampliar derechos innecesariamente vulnerados, curar injusticias, hacer las cosas bien... Pero la Constitución que vendrá, y la que hubo, adolecen del mismo defecto: para defenderlas, modificarlas, mejorarlas, solo pueden alzar la voz algunos elegidos. No habrá tribunal de garantías constitucionales, no podremos usar los medios públicos para lograr consenso, no podremos protestar públicamente, a no ser que seamos convocados a criticar los desmanes de otros o a ensalzar nuestros propios aciertos. Se cocinarán infinidad de leyes complementarias que podrán, constitucionalmente, regularla, meterla en horma, podándole algunas de sus más promisorias ramas. Seguirá habiendo ciudadanos de primera y de segunda, como ya se ve: los que tienen que votar, como soldados de la patria, y los que acaso podrían votar, como hijos huérfanos. Aunque ahora votar por el "no" parece que es pecado, a pesar de que la única consecuencia inmediata es que se mantendría vigente la constitución de 1976 por un tiempo más, la cual nunca ha sido tildada de contrarrevolucionaria, o de ser culpable del estado de decadencia del país, sino que según algunos, bajo ella llegamos a ser el país más culto del mundo y la nación más justa de la tierra; considero que a cualquier voto negativo le sobraría como fundamento tener esperanzas de que es posible contar con una constitución mejor, menos indefensa, menos perentoria y con garantías de más larga existencia y agencia para el futuro que nos merecemos; o que cualquier voto negativo se podría argumentar con la sospecha de que el compromiso de quienes nos dirigen no ha de ser para con el proyecto que a ellos les conviene, sino con el que nos conviene a nosotros, y que si nosotros desaprobamos un proyecto que ellos proponen, pues a ellos les tocará proponer otro más cercano a lo que nosotros pensamos, necesitamos y queremos. No se trata ahora de convertir la Constitución más larga que hemos defendido, vivido, sostenido y padecido los cubanos, en el "Coco", sino que, con elocuente necesidad de una nueva, nos propondremos hacer la mejor de que seamos capaces, con más énfasis en que sea ella la que nos defienda y sostenga a nosotros como pueblo -- que ya también aprendimos eso del "sábado para el hombre y no el hombre para el sábado". Y para que la constitución nos sirva, esté a nuestro servicio, pues tiene que darnos herramientas para poder dignamente estar al servicio de ella. Para que la constitución sirva a todos, y no solo a un grupo, tiene que ser letra viva, molde de conducta de los gobernados, pero más aún de quienes nos gobiernan. Los que detentan el poder, los dirigentes y las instituciones del gobierno, el partido y la impartición de justicia, han de ser los primeros encargados de cumplirla, porque son los que más gravemente podrían vulnerarla. Por eso la constitución que nazca debería otorgarnos a nosotros el poder de vigilarlos a ellos, y revelar sus desvíos o desvaríos, y de rebelarnos contra estos. Es al estado, a sus instituciones, a sus funcionarios, a quienes les corresponde demostrar de primeros su compromiso con lo que ha de venir, con el espíritu de lo que se quiere inculcar. Desde ya, desde ahora, no dando continuidad a estrategias fundamentadas en el privilegio ideológico, la anatemización de las posturas no obedientes y la exaltación del peligro foráneo. Habrá un espacio de años en tierra de nadie entre el día del referendo y el día en que las frases "establecida o determinada por la (futura) ley" (repetidas más de 80 veces en el nuevo texto constitucional) dejen de ser enlaces (links) al vacío. ¿Con cuál espíritu viviremos ese tiempo, con el de la espera, o con el de antaño, o con el del nuevo tiempo que se declara? En consonancia con ese espíritu, que ha de ser el del nuevo momento, el nuevo pacto refrendado, el Estado debe exhibir un accionar irreprochablemente hacia la Constitución, si no, estaríamos otra vez en la vieja tierra del haz lo que yo digo y no lo que hago, de donde dije digo digo Diego, del marco constitucional como espacio de conveniencia y no de simultánea obediencia. Por ello creo que ahora, hoy, ayer, mañana, el estado debe de proveer garantías para el ejercicio del voto a todos los ciudadanos cubanos por igual, y no intentar otra vez secuestrar un "sí" que al parecer resulta harto necesario menos por compromiso hacia la constitución que se propone, que como método de autovalidación de quienes se mantienen en el poder, en estas épocas de aguas especialmente turbias. Otra vez el fantasma del enemigo esgrimido como mal mayor, para que soslayemos los males aparentemente menores. Pero como dice un viejo refrán, el diablo está en los detalles, y no puedo dejar de señalar que ha sido esa erosión discreta de principios que nunca deben desgastarse, la que nos tiene enfrentados desde hace décadas a la decadencia de nuestro proyecto de nación. No es una cosa menor que la constitución no contemple herramientas para su propia defensa, para que nosotros podamos defenderla, para que puedan aunarse las voluntades que, sintiéndola vulnerada, quieran saltar a la palestra, sin que en ese momento ni un sí ni un no puedan ser convertidos en falaces motivos de acusación y división. Nuestros dirigentes debían empezar por ser consecuentes, esa palabra que en tanto discurso vano se ha usado, con el espíritu de la constitución hacia la cual reclaman un Sí como única salvación de la patria, confundiendo otra vez a la patria con ellos mismos.

poemas a revivir

de antes de 1800


la carta rimada de Martí a Nestor Ponce de León:



los poemas de Kavafis "Che fece…", "Esperando a los bárbaros" y "Terminados"

De Hermann Hesse en El Lobo Estepario:
Imagínese un jardín con cien clases de árboles, con mil especies de frutas y otros tantos géneros de hierbas. Pues bien: si el jardinero de este jardín no conoce otra diferenciación botánica que lo "comestible" y la "mala hierba", entonces no sabrá que hacer con nueve décimas partes de su jardín, arrancará las flores más encantadoras, talará los árboles más nobles, o los odiará y mirará con malos ojos.
La vida humana se convierte en verdadero dolor, en verdadero infierno sólo allí donde dos épocas, dos culturas o religiones se entrecruzan. Hay momentos en los que toda una generación se encuentra extraviada entre dos épocas, entre dos estilos de vida, de tal suerte que tienen que perder toda naturalidad, toda norma, toda seguridad e inocencia.

Silvio Rodriguez dijo

10 ene 2019
Silvio Rodriguez posteó en su blog Segunda Cita (y cito):
"Lo espantoso es que a muchos de esos "otros" para los que supuestamente se estaba haciendo la Revolución, según lo que dice la canción, no les interesó el resultado y se fueron, o se quieren ir. Por lo que pienso que, al menos en el final de la canción, yo estaba rotundamente equivocado: no era "para otros" que se hacía, sino para autocomplacencia de quienes la hacían. No digo que esté mal lo que se hacía, sólo que obviamente no tiene el alcance imaginado". (9 de enero de 2019, 9:39)
Alude al final de su canción "Nunca he creido en alguien que me odia", 1972, que copio a seguidas (tomado del propio post):
"Siempre tendré un enemigo con el semblante arrugado y más cansado que yo. El que al largo de su sombra quiera cortar la medida de cada revolución. Y ya se dijo que es más grande que el más grande de nosotros. Y ya se dijo que se hace para otros".

triste conversacion en el muro de los rostros

    14 nov 2018
    Estoy pensando que no debe ser otra vez la Patria, por boca de un grupo de selectos (o seleccionados?) patriotas, la que grita por la dignidad mancillada de los médicos cubanos en Brasil, sino que correponde a cada de uno de esos médicos decidir, dignamente, si prefieren continuar alli prestando su ayuda solidaria (con mejor salario y familia a su lado) a regresar a Cuba en estampida para lavar no se sabe cual afrenta. No se puede enarbolar la dignidad de la Nación por encima de la dignidad de quienes la componen,
    YMV> No entiendo por qué hablas así. Sabes cuanto te quiero, en verdad hablas con un resentimiento tan grande, que me aleja mucho de la imagen que tengo de ti, por favor no hagas eso.
    IAH> Lo que nos ha pasado, a mi y a otros, es vivir. Ninguno de aquella aula del Yabú éramos retrasados mentales ni malos de corazón. Piensa tu cuántos ahora tienen otras visiones, cuantos viven en otros lugares. Que yo sepa a ninguno nos ha atacado aun la demencia ni nos hemos hecho millonarios,.Con mas o menos suerte hemos navegado la vida y hemos hecho elecciones empujados por la circunstancias. Hay una eleccion muy facil, que es la de quedar callado, y hay otra aun mas fácil e igual de tenebrosa; la de pensar que el que habla esta poseido o animado por un impulso diferente al de quien escucha, un impulso que lo convierte en distinto, en ajeno, en extraño, y así de esa manera, le quitamos valor a lo que pueda decir, a lo que pueda pensar. No creo que se nos haya enfermado a nosotros, a aquellos compañeros del pre, el corazón. Habria mas utilidad en acreditar que a ese que ahora habla quizás algo distinto, aun lo anima la inquietud, la honestidad, el decoro, el amor, la inocencia y la inteligencia que compartiéramos con él antaño.

contrastes


6 de diciembre de 2018
AMLO dijo, en su discurso de toma de posesión algo con honda raíz martiana: “Nuestro pueblo no es flojo, no es perezoso, no es indolente, por el contrario, es de las sociedades más trabajadoras del mundo, y ahí está el ejemplo de nuestros paisanos migrantes que por necesidad han ido a ganarse la vida a Estados Unidos y ahora están enviando a sus familiares 30 mil millones de dólares anuales. Esas remesas son la principal fuente de ingresos de nuestro país y el dinero de mayor beneficio social que recibimos del extranjero. (Tomado de CubaDebate http://www.cubadebate.cu/…/la-gran-protesta-de-lopez-obra…/…)
Y sin embargo en Cuba, donde ¨después de los ingresos por venta de servicios profesionales al extranjero, la mayor fuente de divisas son las remesas, seguidas de cerca por el turismo, el gobierno no publica cifras sobre su valor. Estimados hechos por varios años consecutivos del valor de las remesas en efectivo indican que estas aumentaron consistentemente en 143 por ciento, desde US$1,447 millones en 2008 a US$3,515 millones en 2017, ninguna otra fuente de divisas puede compararse a este salto, de hecho, las otras se han estancado o disminuido. Los ingresos anuales por remesas en efectivo representan la mitad de los ingresos totales, superior al volumen de los salarios de los sectores estatal y no estatal. Una comparación de las remesas por habitante en ocho países latinoamericanos con gran número de emigrantes ordena a Cuba en quinto: Costa Rica US$806, El Salvador US$627, República Dominicana US$482, Guatemala US$404, Cuba US$308, Honduras US$243, México US$172 y Nicaragua US$160. (Según análisis de Carmelo Mesa Lago publicado en CubaPosible https://cubaposible.com/informe-la-economia-cubana-situaci…/)
 
Los cambios recientes e insuficientes de las politicas migratorias cubanas son un reconocimiento tácito de la injusticia y el error. Un gobierno que siente que el mundo le debe disculpas debería por comenzar haciendo explícito su error y pedir disculpas a sus migrantes. Los cubanos tendríamos que empezar pidiendo disculpas a a nuestros hermanos. Solo así puede comenzar la sanación de la Patria.

la velocidad de la tropa

... ¿no será ese el problema? ¿que para ellos solo es pueblo quienes piensan como ellos, quienes los apoyan? ¿y qué pasa cuando una parte del pueblo no encuentra las vías para hacer valer su parecer? ¿qué pasa cuando los representantes de un pueblo ...de TODO un pueblo... deciden ignorar a una parte significativa de este? En ese intento de construir el imán de un solo polo, estos dirigentes acaban rodeándose de gente que solo piensa como ellos, que les dicen lo que prefieren escuchar y creer. Y los otros, esa otra parte de pueblo no-pueblo, deja de verse representada, pues su dirigente olvida que, aunque triunfó en una elección o llegó al poder aupado por una mayoría, ya una vez que asume su investidura, no representa solo a esa mayoría, sino a la totalidad, y responde a esa totalidad, no a su exclusiva mayoría. Se olvidan del adagio del guerrillero, de que la velocidad de una tropa se mide por la del más lento de los combatientes. A toda revolución social, con su brusca irrupción para proporcionar nuevos métodos para la consecución de los fines de los pueblos (fines que no varían, pues el pueblo lo que quiere es siempre mejorar sus condiciones de vida, con dignidad y justicia) llega un momento en que debe repensar sus métodos y atemperar el paso, para no dejar demasiados a la zaga. Pues de continuar enamorada de su incontenible energía, también indeteniblemente le crecerá la zaga, gentes, pueblo, que persiguen idéntico fin pero que empiezan a resentir los métodos. Y poco a poco crecerá una brecha. Y no necesariamente cuando se alcance el 50%.. pudiera ser a la altura del 23% o el 38% o el 42,75% del total del pueblo, cualquier herida que se inflija se tornará irrestañable, porque ya no se le hace a uno o una minoría prescindible, sino a todos: al ideal de que se han alimentado todos. Es el momento en que se traiciona el fin por los medios.