martes, 22 de diciembre de 2020

carlos el desconocido-inconcluso

¿Por qué preocuparme por alguien que no conozco? 
Anoche me desperté a las dos de la mañana preocupado por él. Se llama Carlos Manuel Álvarez, y aunque si bien no lo conozco, siento que lo intuyo, lo adivino, lo creo. Creo que hay varias explicaciones para esa posibilidad de conocimiento de un desconocido. 
La primera: que quizás no somos tan diferentes, como no lo son de mí mis amigos, para quienes escribo esto, con la esperanza de que lo lean, sobre todo aquellos que desde las distancias de espacio, tiempo y circunstancias de la vida, parecen más alejados, aunque la memoria por eso también sea más pródiga con ellos. Y no solo la esperanza de que me lean a merced de tanta separada existencia que se ha ido metiendo en los intersticios del grupo que formábamos, sino que me lean especialmente con aquellos ojos donde yo podía encontrar cualquier necesaria pregunta e imprescindible respuesta, sino que me comprendan en la voz de aquel que yo era, que con ustedes y por ustedes, fui. ¿Cuánto diferentes podríamos ser de aquellos que una vez fuimos, amigos, siempre empotrados en el mismo milímetro del mapa galáctico, fluyendo en las mismas cuadrículas del almanaque, creciendo bajo los mismos cintillos de los periódicos y señales de televisión, páginas en los libros, comidas en los platos, urgencias en los cuerpos, modales en el corazón? Por eso pienso que tampoco es tan diferente de nosotros Carlos Manuel. Él también es de un pueblo de Cuba y por eso tal vez le dijeron guajiro o “palestino” en La Habana, también estudió en un IPVCE y por eso lo veían en su barrio como el “quemao”, además leía mucho y por eso tuvo fama de “polilla”. Y seguramente no se quedaba callado y por eso lo etiquetaron como “contestón”. Y quería ser periodista, poeta, escritor, actor y por eso fue un “loco”. Hasta que lo logró. La bella locura de las palabras ciertas, de las palabras que preñan y engendran y crecen. Solamente por ese logro, raro, el de soñar algo y poder hacerlo, como quien soñó hacerse doctor o abogado o barman o trovador, merece respeto. En todo eso él y ustedes se parecen, amigos míos.

Hay otra segunda explicación para esa sensación de cercanía con Carlos Manuel. Y es que lo he leído. Hace años vengo leyéndolo. Sin recomendación, sin una fe previa, inmerso en el ruido de los cientos de párrafos que deben cruzarme los ojos cada día. Hasta que poco a poco, como en un coro una voz, la suya se me hizo distinta, y empecé a buscarla, a perseguirla. A veces me molestaba lo que decía, pero ya para siempre estaba convencido del valor de su escritura, de su autenticidad. Y luego pues, más allá de la forma, empecé a ver un pensamiento, un generador de ideas, alguien con la capacidad de darle vueltas a las cosas para presentarlas como si fueran nuevas, de dar el salto sobre multiplicaciones y sumas hasta la potenciación infinita de parir, crear. Por mucho que alguien se oculte al escribir, hay en el buen periodista y en el buen escritor un grado de nudismo superior al de cualquier profesión. Los temas que se escogen y los que se descartan, el ángulo desde donde se presentan, los análisis, las denuncias, sirven de confesión, revelan una pasión. Y la pasión es como el plumaje de un individuo, lo que lo hace volar, lo que lo envuelve y da belleza. Sobre su pasión, eso al menos, y no es poco, lo sé, lo aprendí, leyendo a Carlos Manuel: su pasión por escribir, por la literatura, por algunos deportes. Ustedes, amigos míos, que también saben de mi pasión, siempre me han dado la posibilidad de recomendarles autores y lecturas. Por eso ahora, otra vez, les recomiendo con fervor leer a Carlos Manuel, y aclaro que ese fervor no nace de las circunstancias actuales en que, a él, por morbosidad de esas circunstancias, lo han vuelto una figura impúdica más que pública.

Y aquí entronca la tercera explicación posible. Yo siento que dadas las mismas circunstancias, no me quedaría alternativa que reaccionar como él. Para poder seguir siendo el que ustedes creen que alguna vez fui. Para poder seguir mirándolos con aquellos ojos a aquellas mismas miradas donde me dibujaban alguien cierto y distinto. 

Las posibles razones son bien sencillas. El miedo a que lo que se desencadene sera peor que lo que se tiene. O la indiferencia absoluta. O el aferramiento a tener razón, 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

pobres gentes

Hay gente que no puede cambiar como piensa porque no está dispuesta a cambiar como vive. Que alguna vez defendió la justicia para terminar defendiendo al juez. Que empezó admirando a los líderes de una revolución para terminar amando los cargos. Que se entrega a una revolución para convertirse en gendarme contra revoluciones futuras. Eso tiene nombre: se le puede llamar oportunismo, se le puede llamar mediocridad, se le puede llamar pusilanimidad, se le puede llamar cobardía o traición. Pero esa gente prefiere hablar de su madurez, su responsabilidad, su compromiso, su incondicionalidad, porque aunque una vez defendieron un camino para otros, ahora creen que el camino es solo de ellos.

la libra en pie

 

lunes, 23 de noviembre de 2020

movimiento San Isidro



La llamada siempre fue a pensar pero sin hacer sinapsis, lo que, obviamente, es imposible. Ergo: nunca ha querido que pensemos, sino que almacenemos bits de información y que luego, ante el estímulo apropiado, las devolvamos. Ahora que las redes permiten sinapsis quasi espontáneas y aleatorias, el esfuerzo mayor del administrador de la red es evitar que las sinapsis ocurran intencionalmente enfocadas. La formación de consensos en Cuba, sin la mediación del estado, o de sus organizaciones políticas, siempre fue vigilada, cubierta de sospecha, o reprimida. Esa fue la causa principal de la postrimera entrada de los cubanos al mundo de internet. En su papel de iglesia medieval o de poder colonial, nuestros protohombres, superpadres, nos intentaban mantener encapsulados, esgrimiendo justificaciones economicistas o de justicia: internet para nadie si no puede ser para todos. Por supuesto, con el matiz elitista que este Todos y Nadies siempre adquiere en el discurso del poder. Ellos son Nadie, el astuto Odiseo que engaña al pueblo, gigante poderoso y ciego. Así, Nadie tenía internet antes que Todo, como mismo tuvo Resonancia Magnetica antes el CIMEQ que los hospitales de mayor volumen asistencial de Cuba. Es fácil observar en la manera en que se asedia a las voces disonantes más recientes, dónde se pone el énfasis. Se les impide salir de sus casas, se les arrebatan los teléfonos, se les «corta» la internet. Se saca a la palestra a un «guerrero cubano» que puede decir consuetudinariamente, con menos empaque y matizado de detalles sórdidos, lo que antes llegaba un día, como última opción, al noticiero. Las acusaciones son las mismas: asalariado, mercenario, etc, como si el hipertrofiado aparato de vigilancia no se alimentara también de las remesas, de la jugosa productividad de los cubanos en el extranjero. Ahora que sabemos que son empresas militares las que manejan todas esas finanzas, el nexo de la seguridad del estado con la mafia cubano-americana, es mucho más claro. Ahora mismo, un grupo de cubanos, que se parece tanto a la Cuba actual como se le parecen las policías chusmas, los segurosos machangos, los aduaneros cínicos; un grupo de gente que llevan tatuajes o no, que hablan con aspavientos o no, que expresan grandes ideas o no, que tienen toda la razón o solo una parte, decide ejercer su derecho de discrepar, de conectarse, de actuar coordinadamente, de querer mostrarlo, con el valor para todo esto a sabiendas de a dónde pueden conducir esos actos en las últimas décadas de rebalsamiento de la historia cubana; con la inocencia y la fe -y la inteligencia y la determinación- necesarias para intentar derrotar cualquier destino manifiesto. Entonces, nuestras cabezas parlantes que en público invitan a pensar, herederos plenipotenciarios del ideario martiano, guardianes del espíritu rebelde de Fidel y el Che, se alarman ante dichos insurrectos de la comuna de San Isidro, y en privado maquinan para quitarles la voz a esas neuronas de abrazos abiertos que han logrado identificarse con códigos de amistad, de sociabilidad, de rebeldía artística, de inconformidad militante. Las cabezas parlantes cuchichean sus órdenes, enfocadas a transmutar las esencias en formas apedreables, desoibles, silenciables, empiezan a cercenar las dendritas, a reventarles los axones….




II

¿Cómo se protesta correctamente contra el que no quiere que protestes , contra el que posee todos los medios para amplificar una protesta y lograr un impacto, contra el que te impide salir del anonimato de lo posible y entrar en el ruedo de lo probable? ¿Cómo se justifica tanto escrúpulo y fariseísmo intelectual, tanta piedad por la forma, cuando se le ha caído a mandarriazos a los contenidos, a las esencias? Nada de lo que sucede en San Isidro es nuevo. Ahora es solo más visible. Cuántos mártires de la Revolución, violentos y decididos en sus convicción, fueron desechados desde la cómoda corrección burguesa? ¿A cuántos bandoleros veneramos, cuantos nombres de narcisistas, ególatras, indecentes, forman los panteones de héroes de cualquier nación del mundo? Gente martirizada anónimamente en Cuba sobra, cuando nadie veía nada ni se atrevía a decir nada, aún infatuada con la gloria por venir, gente que locas en su soledad decían lo que había de venir y vino por la reiteración eficaz del abuso del poder, tratando de rebelarse contra ella, jamás encarceladas por motivos políticos, sino por cualquier desacato, transgresión, circunstancia, que permitieras ponerlos tras las rejas, o chantaje, presión, zozobra, que permitiera ponerlos camino al exilio. En San Isidro hay que celebrar que son jóvenes, que no vienen de ninguna de las asociaciones políticas opositoras tradicionales, que son diversos, cultos y vulgares y a la vez, correctos y desenfrenados, que reclaman esencias, no una postura política en particular, ni una estrategia ideológica o de gobierno mágica, pues su unidad, su credo, es que se rebelan, se reviran, se levantan, se arrojan, contra el dominador, contra el abusador, contra el poderoso aparato de represión, contra el dueño de los diálogos y las soluciones y la expresiones. El movimiento San Isidro es eso, una apertura de ajedrez, piezas que se lanzan al ruedo con la alta disposición de ser prontamente sacrificadas, iniciadoras de un juego que lleva mucho tiempo detenido. Que rinda sus mejores posibilidades, no depende de ellos, depende de todos nosotros.


miércoles, 9 de septiembre de 2020

¿llegó la reunificación?-post en elaboración

 

en torno a la reunificacion monetaria, recuerdo claramente cuando empezo a anunciarse. El paso de los anos me ha confirmado en la idea que entrevi en aquel entonces. Mas importante que el imperativo economico para una reunificacion, ha sido el trasfondo "ideologico" en torno a aquel. Cuando se pregono la reunificacion inicialmente, se le de dieron visos de panacea, quizas por ignorancia, quizas maquiavelicamente. Se levanto una falsa esperanza, pero esperanza al fin, y para la mayoria neofita en asuntos financieros, por demas acostumbrada al fidelismo milagrero, el dia cero seria un salto casi tan conduntente como la zafra de los diez millones. O porque se dieron cuenta en las altas esferas, escuchando voces sabias, de que no iba a ser asi, o porque se dieron cuenta escuchando a sus interiores diablitos acobardados de que el tanganazo de la decepcion no podrian resolverlo con confituras eslavas o venezolanas, empezo otra campana sobre lo dificil y complejo que resultaria el proceso de reunificacion. Empezo sotto voce a colarse la informacion sobre las consecuencias que dejaria la anunciada panacea para un sector, mayoritario y pobre: en el mejor de los casos solo seria un placebo, nada cambiaria, pero sin despejar la duda si no resultaria en realidad un veneno. Creo que tras bambalinas se armaria un corre corre, acelerando el proceso de "exprimicion" del magro juguito del cuc y el cup para que rindiera todo el usd posible, antes de que llegara el dia de la simbiosis. La doble moneda es un mecanismo idoneo para el robo a dos manos, para el lavado de ganancias, asi que los vivarachos del poder y los cucacarachos que medran a su sombra, aceleraron los trapiches apercibidos de que ya estaba anunciado el fin de la gallinita de los huevos de papel. Quizas el anuncio, y luego la contencion solo sirvio para eso, para avisarle a los aviesos avisados. Han sido seis anos, apuntalados por el intento de normalizacion auspiciado por San Lazaro, en que el cuc exprimido acabo perdiendo todo su valor. Ya la gente tomo nocion de que nada cambiara en lo inmediato y quizas mediato con la reunificacion, asi que han vuelto los anuncios del dia 0, justo en el preciso momento en que el 0 se ha vuelto realidad, ya caso no hay nada que reunificar, pues solo nada puede reunificarse con la nada. Pero siempre la idea de un cambio, en un lugar estatico, es algo noticeable no?

totalitarismos

Creo que totalitarismo es siempre un concepto postrimero, se aplica cabalmente a posteriori, luego que un determinado poder realiza el arco en que inicialmente se empodera un movimiento de masas, un grupo, un "pueblo", contra/en contra de determinada clase, circunstancia histórica, otros poderes/"pueblos", para luego volverse sobre los mismos que inicialmente han sido empoderados, en un proceso de extracción última/extrema de energía, ambiciosa disposición hacia la expansión continua que es característica de cualquier poder. Así ocurre la autofagocitosis/apoptosis, o la implosión luego de extenuante fisión. El caso hitleriano ha sido el caso extremo, en que el arco se interrumpe, debido a la intensidad temporoespacial de la expansión, generadora de una potente reacción de aliados, antes de que dicho poder llegase al apogeo pleno de la expansión en que comenzaría paulatinamente el cambio de foco hacia-contra los mismos individuos que lo constituyeron, ello como parte del curso natural de soltar amarras, de la tendencia al facilismo, de la rebelión continua del poder contra cualquier ralentizante fricción. De más estará decir que dentro de la onda expansiva de cada poder, surgirá otra que intentará ponerle coto, que también busca poder/agencia. Y es contra esta que el poder en expansión inicia su recesión. Esta vuelta sobre sí mismo es lo que completa el arco totalitario, total, en que la búsqueda/ofrecimiento de felicidad se vuelve miserable para los individuos, al inicio unos pocos, pero en exponencial contagio. Sin los resortes de control del ejercicio del poder, llámense virtudes humanas, democracia, prensa libre, periodos acotados para el ejercicio de las funciones, espacios internacionales de concertación, etc, el poder emancipado recorrerá ese arco. Algunas de las características enumeradas en el artículo, cuando son avistadas tempranamente, inmediatamente activan los resortes de las profecías, y comienzan los señalamientos de que tal o mascual movimiento o partido o personas, terminará en un regimen totalitario. Pero la realización, la comprensión, de que la profecía totalitaria se está cumpliendo, de que los individuos al interior del proceso han trabajado afanosamente sin saberlo para su autocumplimiento, se demorará en llegar. Esa brutal verdad que genera decepción, desilusión, desesperanza, vergüenza, hasta arrepentimiento en muchos, solo empieza a asomar la cabeza cuando el poder, hambriento, comienza a mostrar su cara feroz a cualquiera que intente ponerle freno, cuando a empiezan a resentirse los medios que se utilizan para el pregonado fin, cuando los seres humanos comprenden que el poder los ha mediatizado a ellos, y que dejando de ser sujetos, son solo objetos cuyo fin, como carbones encendidos, es alimentar la caldera de una supernova que no explotará dejando un rastro de luz, sino un agujero negro.

lunes, 17 de agosto de 2020

los desterrados

Una patria es un aprendizaje

una patria es como un oficio

cambiar de patria es cambiar de oficio

nosotros fuimos más allá

cambiamos de patria y oficio a la vez

y aun así

no queríamos no pudimos

cambiar de nosotros

—otra vez reunidos en la experiencia

de cuerpos/hábitos/mentes,

países mutuos, parajes cómplices,

hallando belleza a pesar de todo

—de todo lo ausente y todo lo presente—

encadenados a la roca del tiempo

en la única tierra prometida.


viernes, 14 de agosto de 2020

monstruos de feria

https://jovencuba.com/2020/08/13/fidel-subjetividad/

Creo que el patrón que sigue este artículo podría también aplicarse a análisis sobre Hitler, Gerardo Machado, Duvalier, a todos los “buenos hombres hasta un día” en que matan, o roban, o maltratan a sus hijos, y así continuar haciendo la vista gorda a todas las caídas, las decadencias, los derrumbamientos, la frustración, los fracasos –no solo de un momento, en una tarea, sino de una utopía, de un ideal multigeneracional– con el propósito de resaltar la cualidad singular, feriable, de los déspotas. Como dijo el filósofo pesimista, “Fracasar en la vida, esto se olvida con demasiada frecuencia, no es tan fácil: se precisa una larga tradición, un largo entrenamiento, el trabajo de varias generaciones”. Y ahí estuvo el comandante, con su predecesor Batista, educando al menos a tres generaciones de cubanos en cómo convertir los reveses en victorias. Lo que reprocho es que se haya estado tan cerca de instaurar ese ideal y que el hubris narcisista nos empujase a una sima más profunda que no permite parir siquiera una nueva revolución, luego de decenios de adoctrinamiento en que se deslegitimó la lucha verdadera con la "luchita", y la justicia con el igualitarismo, y el pensamiento y su expresión valiente con el terror al enemigo y la construida infalibilidad unánime desde/para el liderazgo. Me parece cómplice usar lindas frases en el artículo como “ninguna estructura fue capaz de sujetar(lo)”, en vez de decir que se defecó estentóreamente en cada estructura que creó, lapsos enormes sin reunirse siquiera el consejo de estado, moviendo sus edecanes y aguantapalanganas desde el grupo de apoyo a los ministerios, a los boquirrubios desde soldados rasos a empresas por las que pasaba la sobrevivencia del país.
A la mente me viene un fragmento de Martí: “Y si a los españoles, por ser españoles, los ataco, mi padre saldría de la tumba, y me diría: parricida. Pero el mal gobierno, la opresión, la ignorancia en que vivimos, la miseria moral a que se nos condena, esto ¡padre mío! no eres tú, eso no es España, sino otro país; eso es infamia y abominación, y dondequiera que lo encontraras lo has de acabar.”
En el Tao Te King ya alguien enunció: Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo origen, aunque distinto nombre. En su Balada de la Cárcel de Reading Oscar Wilde testificó: Cada hombre mata lo que ama. Marcos en su Evangelio recoge: El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado.
En el artículo, como igual hizo la figura cuyo onomástico se pretende recordar, se olvida que hacer el bien un día no exime de la responsabilidad de hacer el bien (y hacer las cosas bien) todos los días. Si habría habido absolución hasta el punto en que nos arrimaron a la luz, habrá condena desde el punto en que nos devolvieron la sombra. La Historia y las historias están llenas de nombres, de gente que de eso necesita, y nosotros los repetimos, como hijos de esas historias. Apenas estamos saliendo de los siglos de la fuerza y la abominación y el oscurantismo, en que el tamaño de una espada ha bastado para convertirse en lección en las aulas. Siglos vendrán, en que terminaremos por aprender que hasta allá habremos llegado no gracias a esos, sino a pesar de ellos.

Y a propósito de las palabras finales, donde se avizora que la solución sería quizás la multiplicación del déspota, algo aplaudido por varios de los comentaristas ...

(cito a Rosa in extenso, pues estoy de acuerdo con su visión crítica del capitalismo, el 16 agosto 2020 a las 2:14 PM en LJC "Sin embargo, en cuanto al asunto de la sociedad actual y su desarrollo, me parece realmente odioso, increíble e insoportable el estado actual en que viven millones de seres humanos en este planeta. No los veo a todos, pero sí a una parte de ellos que no es la peor, por suerte. Sin embargo, me duele a diario ver a esas personas sumidas en la pobreza, tratar de sobrevivir luchando contra el medio a toda costa, desesperados y también desesperanzados. Ya saben que ellos, sus hijos y sus nietos y toda su descendencia tendrán que seguir así per saecula saeculorum. Si por un solo momento tuviera el poder de eliminar esa pobreza de un plumazo, lo haría sin pensar en nada más, y diría “después se verá”. Creo que eso hizo Fidel a su llegada al poder y solo eso, a mi juicio, le da un lugar en los altares. Entonces, realmente me dan pena los análisis que no toman en cuenta esto por muy letrados que sean. Algunos hablan de “sistema fracasado” ¿creen acaso que el sistema cubano es más fracasado que uno que mantiene a un elevado porcentaje de personas en la total o parcial (da igual) pobreza, desesperación y desesperanza?, ¿creen que es más fracasado que un sistema donde los ricos (que nadan en dinero, por cierto) cuando ven a una persona (y son cientos o quizás miles) arriesgando su vida para vender algo entre las filas de autos, miran para otro lado? Puede que hoy, diga que es igual de fracasado, pero no más. Además, ¿acaso podemos librar de toda culpa al enemigo que nos hostiga desde el primer día?, ¿creen que un país así de hostigado puede decidir libremente qué hacer?, ¿puede estar fijándose en cuánto funcionan o no funcionan las “instituciones” ?, ¿acaso hay espacio para hacerlo con objetividad? ¿Es que ese enemigo ha dejado de existir? No, hoy está en su peor y más agresiva fase.
Lo estamos viviendo en Latinoamérica, cualquier intento de mejorar un “poquito” la vida de los ciudadanos, esos de los que hablo antes, es vilmente castigado por cualquier medio no importa cuán deshonesto, corrupto o salvaje sea. ¿Tenemos esperanza acaso los latinoamericanos? A veces pienso que otro Fidel haría falta en algunos lugares. No digo que la actual sociedad cubana está en sus mejores tiempos, por supuesto que no, desafortunadamente hasta podría decir que está en los peores. También me duele la miseria en mi país; aunque tiene ciertas características diferentes, es también miseria. Tenemos que mejorar ese estado a toda costa, pero no olvidando o minimizando muchas verdades objetivas y concretas.(..) Ojalá (..) podamos, a pesar de todo, construir una sociedad realmente mejor para todos. Sin copiar a esas sociedades donde reina la “libertad” y la “felicidad” solo para unos pocos. ¿Fidel multiplicado? Quizás por ahí va la solución.")

...pues repito que mi dolor es el de la esperanza malbaratada, casi un pueblo unánime confiando, dispuesto a sacrificios, agradecidos por la transformación que se obro en él. Para llegar al punto en que esa bondad, esa voluntad del pueblo, empieza a obrar contra el pueblo mismo. Siempre imagino una familia como representación del dilema de cuba, que no es único en la historia, sino repetido, y bien condensado en adagios "de buenas intenciones esta preñado el camino del infierno", "aquellas aguas trajeron estos lodos" "cuando el infierno son los demás el paraíso no es uno mismo" "el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado". El caso de esa familia, es que tuvo un padre y una madre entregados, sabios, protectores, durante la infancia de ese hijo, pero el hijo crece y llega a adolescente, y el padre y la madre siguen tomando todas las decisiones, interviniendo en todos los asuntos, limitando las posibilidades de aprendizaje y desarrollo del hijo, y el hijo es adulto y los padres siguen siendo cada vez el eje, lo importante de la familia, ellos son la familia, el hijo es solo un comodín que les permite ser familia más allá de matrimonio, no puede mudarse de la casa, todo el tiempo depende del salario del padre y la madre, ellos median en todas sus interacciones. A esta altura de la historia de esa familia, el que fue niño feliz ya es un adulto infeliz e incapaz, que se resiente de sus padres, y aquí podrían redactarse otra vez la carta de kafka al padre o el cuento Amor filial de un parricida, de Proust. En la progresión del conflicto los padres dejan de ser buenos a los ojos del hijo y a los ojos externos, y los padres, lejos de ser recordados como garantes de una infancia feliz pasan a ser rencorosa memoria de una posibilidad de vida destruida. Podría estar de acuerdo con un fidel multiplicado si no fuera simultanea dicha replicación, si un nuevo fidel apareciera para relevar al fidel que empieza a envejecer y se obsesiona con prolongar el triunfo de sus visiones, decisiones y razones a pesar de la transformación de las circunstancias. Claro, de estos fideles secuenciales me preocuparía los métodos que emplearían para destronar al anterior, dudas no me caben de que fidel habría sido su más inveterado opositor, pero el exceso de beligerancia en la personalidad de cualesquiera de estos clones hace más que previsible una inestabilidad cíclica bien agotadora para la historia de ese experimento de país. Si aparecieron juntos todos los fideles multiplicados en el mismo país, sería un gran desastre, sin dudas pelearían entre ellos por monopolizar la atención y la conducción de la acción, cada uno convencido de la preponderancia de sus brillantes ideas sobre las de los otros, o por el contrario, cada clon lograría obsesionar a algún otro de la camada con alguna de sus ideas, uno con el pastoreo racional Voisin, otro con la zeolita, otro con la moringa, otro con la biotecnología, otro con la revolución energética, otro con la voluntad hidráulica, otro con la impagable deuda externa, etc..ad infinitum, y así cada cubano tendría que ser abanderado de infinitos proyectos, o cada cubano especializarse en un fidel-proyecto a la vez hasta la extenuación. Una vez escuche a alguien decir que, si las ideas del budismo sobre la reencarnación fuesen ciertas, pues le gustaría que fidel reencarnara como fidel, que volviera al sansara con su mismo nombre y aspecto, para poder reconocerlo rápidamente, y que apenas lo reconociese, pues mudarse a otro país. Era por supuesto una broma, pero que encierra una cuestión filosófica profunda, la de si ya el fin está encerrado, contenido en el principio, la de si, como dicen los viejos, todo está escrito, la de si, como en el cuento árabe sobre aquel que trata de burlar la muerte, un destino acaece ineluctablemente, no importa el devaneo de las circunstancias, pues cualquier acción resultará en una sumatoria vectorial que conducirá a su impostergable consecución. Usted dice que se ve tentada de decir "después se verá", el problema sería cuándo se verá, si a los diez o las veinte o a los sesenta o a los cien años, y además que cantidad de mal es equiparable a qué cantidad de bien. De otro modo se dice "el fin justifica los medios", pero cuál es el fin? cuáles medios?.

martes, 11 de agosto de 2020

pusilanimidad

Un discurso, un sistema, una sociedad donde lo que se deslegitima es la lucha, la lucha verdadera. Pues está prohibido luchar por una causa que vaya más allá de la sobrevivencia y la aventura personal, más aún dar pasos que conduzcan a luchar de manera colectiva, grupal, desde un movimiento, una concertación o un partido, por una apuesta distinta de futuro (distinta en fines, premisas o maneras) . Esa osadía solo pueden tenerla los enemigos, y automáticamente te convertirá en mercenario a los ojos del poder y bajo el dictamen de su ley.
Como está prohibido cambiar la realidad desde “abajo”, y solo es lícito seguir órdenes, campañas, movilizaciones, iniciativas, convocatorias, desde “arriba”, pues le hemos cambiado el significado a las palabras, de común acuerdo plebeyos y poder. En la calle, en los barrios, tras las paredes de Cuba, se lucha, el cubano dentro de sí mismo lucha, el “sistema” lucha, somos luchadores, cada uno solo, blandiendo la nueva acepción de la palabra, darwinismo lexical, contra los demás, contra el compatriota, en una lucha que es de todos contra todos y contra uno mismo también. Luchar es propina y es soborno, es hurtar y acaparar, es prostituirse y traficar, es cohechar y transigir. Luchar implica ahora, en su nueva esencia, entregarse, capitular, hacer lo que no se debe o no se quiere, hacer lo que no se ama. Ya luchar no es enarbolar un ideal, un acto noble de afirmación del ser, sino entregarse a un vicio, en un ejercicio falaz de albedrío frente a la contingencia estructural, cuando el individuo cree que no puede, ni osa, intentar resquebrajar la estructura. En esta diseminada concepción de lucha no se reacciona contra esencias sino a formas, a manifestaciones; se ha abdicado de la capacidad humana para lo elevado, lo general, lo primordial, lo trascendente, para entronizar lo particular, lo concreto, lo inmanente, lo casuístico. Si bien esta nueva lucha sigue siendo aparentemente un acto transicional para llegar a otro estado más favorable, ahora, además, es un acto transaccional, pues ha dejado de considerarse como un valor en sí mismo para conferírsele valor solo por su rendimiento inmediato en términos egocéntricos, onfalopáticos. La nueva acepción de luchar no ha sido más que una rendición capitalizable, calculada. El cubano lucha por dinero. Es un mercenarismo. Esta es la noria, aquí está la trampa donde las palabras terminan por abracarnos, donde el poder se sale otra vez con la suya y con la tuya. La voz omnipresente del régimen incrimina a todos los que luchan por Cuba sin un certificado oficial. La palabra mutó, los verdaderos mercenarios del día a día dicen que “luchan”. Quienes se oponen a la estructura que ha creado un pueblo de “luchadores” orgullosos de serlo, porque creen en otra posibilidad de realización y belleza, en otra manera de conquistar el futuro, en distinta estrategia para ser consecuentes con lo que ha legado la Historia, son llamados mercenarios por reclamar para sí el derecho a usar la vieja acepción de la palabra lucha, por atreverse a decir que luchan, por atreverse a luchar en verdad.
Algún día será, otra vez, como en esas piñaseras de cuando niño, en que el otro ganó, y te tiene abracado, y si te atreves a seguir moviéndote, te pega más, y ya eso deja de ser bronca y se convierte en abuso, y los que están alrededor, achuchando, mirando, divirtiéndose, de pronto dejan de verle sentido a la cosa, pues lo que los apasionaba era la lucha precisamente, y ahora se apiadan de ti y le gritan al guapetón que te deje, se ponen de tu parte porque, además, no pueden evitar admirar tu espíritu que no claudica e insiste en levantarse aún con la boca rota. Y luego de ese día, no será más piedad, sino que la admiración poco a poco abrirá el resquicio al respeto, a la comprensión, a la simpatía, a la confraternidad, a la cooperación. Pero todavía no. Luchar sigue siendo la otra cosa, repetida hasta el cansancio, cansancio que es el triunfo de quien le arrebató el significado a la palabra lucha. Ahora el otro todavía es un abusador, y te sigue dando y dando puño contra el suelo cada vez que te mueves o que intentas levantarte, y los que miran también te agreden, o son unos pusilánimes, que solo se atreverán a corear la victoria del abusador, nunca a identificarse con la víctima, por miedo a convertirse en víctimas ellos también de ese ser rabioso que solo quiere tener acólitos, súbditos, y que es capaz de amenazar incluso a los inocentes, familia, amigos, con tal de humillar y asustar aún más al que está en suelo, a los que están mirando… o a los que simplemente no miran, porque ya saben que eso no es una pelea, sino el acto de uno solo, donde todo está trucado de antemano (como dijo Prévert en su poema del combate contra el ángel). Y así, el peleador del piso también está solo, siempre ha estado solo. Condenado al ostracismo o al destierro. Aunque en ambos casos, dichos castigos, ostracismo y destierro, dichas palabras para designarlos, también designan otra cosa, al carecer del apropiado ideal de civilidad precedente, pues también este ideal, esta palabra, ha sido castrada. En consecuencia, el castigo que sobreviene al que está en el piso, al destruido pero jamás derrotado según el axioma heminwayano, ese castigo es algo más parecido a la jaula en la plaza pública del medioevo, porque lleva escarnio, movimientos vigilados a perpetuidad, ya que la culpa por haber luchado en la vieja y verdadera acepción de la palabra, que es siempre resistir al abusador, plantarle mente y cuerpo a la injusticia, ni expira ni se expía. Lo mismo en la isla que lejos de ella (en Miami especialmente) se ha construido una gran jaula en la mente colectiva de quienes habitan Cuba, una picota, una pasarela, a donde todavía se arrojan huevos, improperios, consignas, golpes. Por eso la mayoría aun volteamos la cara, nos alejamos de la palestra, apartamos, cómplices, nuestras vidas de esa pelea sucia. Por eso cambiamos el significado a las palabras, "luchando" cuando aceptamos que toda lucha que no esté al servicio de los poderosos “iluminados” está deslegitimada, llamando "enemigo", "mercenario", "contrarrevolucionario", "hipercrítico" a los que como preclaros doctores han predicho y denunciado el advenimiento de la decadencia de un pueblo, de un ideal de Patria, quitándoles con saña el mérito de auténticos luchadores, contingentemente desventurados. Y por eso, creyendo que nos salvamos frente al espejo, nos proclamamos luchadores nosotros, solo que a la manera de encantadas historias medievales, como solitarios héroes medievales, cada cual por su parte enfrentado contra las siete cabezas de un dragón que a cada mandoble se multiplican, tardos en comprender que la lucha en verdad comienza cuando nos atrevamos a arremeter todos juntos contra el podrido corazón.

pan y circo..... y política

La orientación economicista no es más que el socorrido Pan y Circo, la cual, de conjunto con la búsqueda de chivos expiatorios y la exaltación del Enemigo, sirven para apaciguar el malestar social que podría conducir a la rebelión, pacífica o no, contra quienes detentan el poder. Quienes implementan la idea de que con cambios económicos todo se resolverá, solo hacen ostentación de su maquiavelismo desenfrenado en aras de conservar sus elevadas jerarquías; quiénes les creen, de simpleza o indolencia supinas. ¿Acaso se olvida que ya se predicó en Galilea que no solo de pan vive el hombre; que quienes se alzaron en La Demajagua y el Moncada, vieron el hambre, pero no la padecieron, y fue la injusticia mayor, de fondo y de forma en el gobierno de los hombres, lo que los azuzó al combate; que igual pasó en Francia y en Norteamérica y al pie de los Andes? A estas alturas, lo que se necesita es una estrategia de anti-obsecuencia. Aún no son suficientes las voces, pero ya hay muchas, y crecerán, y al menos ahora existen determinadas posibilidades con los nuevos medios. La lucha por el futuro mejor para Cuba debe personalizarse, pues para quienes tienen el poder es una cuestión personal el demostrar su razón, su nobleza, su inteligencia, su entrega, como avales que legitiman su apoltronamiento como conductores de los destinos de un pueblo. Hay que llamarlos por sus nombres, recordarles su biografía no solo hasta el punto en que nos arrimaron a la luz, sino a partir del punto en que nos devolvieron la sombra, contradiciéndose y desdiciéndose, obsecuentes ellos también. Hay que revelar como tejieron sus redes de influencias, sus séquitos. Hay que apelar a la vergüenza que a estas alturas ya no han de tener, a las reglas del juego limpio, que hace que muchos hombres se echen a un lado cuando comprenden que otros podrían haberlo hecho mejor o de manera distinta. Que existen cotas morales para la rectificación, que en los juegos ad infinitum nadie nunca pierde, ni el bueno ni el malo, pero que en el lapso corto de las vidas de las gentes que hacen las naciones, nadie puede contar siempre con todo el tiempo, y llega la hora de reconocer los errores y caer y callar con ellos, que eso es lo humano, lo ético, lo responsable, lo decente. Como mismo los mecanismos de vigilancia del pensamiento y el valor siempre han atacado a personas, dando golpes bajo, asesinando caracteres y reputaciones, demos golpes altos, analizando la trayectoria de nuestros inefables cuadros, sus decisiones, la ejecución de sus funciones, las decisiones que han defendido y luego han tenido que deshacer. Y pregonemos anti-obsecuencia, en las reuniones del partido y de la ujc, y sobre todo del poder popular. Divorciémonos de los mismos candidatos de siempre, juguemos al espíritu de contradicción, despertemos al ángel de la jiribilla, del que habló el poeta, que duerme en cada cubano. No nos baste la ironía, el cuento, el choteo. Pasemos a la acción. Si dicen pulover blanco, llevemos todos pulover negro. Profundos análisis económicos no llevarán a ninguno de los jefes a cuestionarse el puesto que ocupan. Ni el Moncada ni la Demajagua se lograron con argumentos que no apelaran a las bases de la verguenza y el patriotismo y a los altos ideales de los seres humanos. En otras latitudes, procesos como la transición poscolonial India, post Apartheid en Sudafrica, postSovietica en la URSS, etc, se lograron porque los lideres «tradicionales» de alguna manera sintieron la injusticia del rol que representaban, porque fueron permeados por ideales más justos, porque se convencieron de la injusticia de los que habían intentado defender.

lo que me duele

 Ahora que vivo en USA, más convencido que nunca estoy de las virtudes de lo que la Revolución inauguró para Cuba.

Lo que me duele es que, 1) por insistencia de quienes se consideraron iluminados para siempre, dueños del absoluto derecho para imponer sus razones, en nombre de un bien mayor pisoteando las bases de la dignidad humana individual y abortando todas las vías para la evolución de las ideas, la cual no es posible sin franco intercambio y concertación de voluntades, 2) y por obsecuencia y complicidad de quienes faltos de sentido común, o por simple desvirtuado amor, facilismo, cobardía, u oportunismo, cómplices en el silenciamiento de las opiniones disonantes y en la adulteración de los derechos, la perversión de los medios y la distorsión de los fines;

lo que me duele es que esa posibilidad de realización  de un proyecto país, de un sueño compartido de nación, sembrado en nuestras conciencias y encarnado en realidades mediante prédica infatigable a la que no ha faltado belleza ni sabiduría, y mediante lucha pletórica de heroísmo, que esa posibilidad se corrompa, se haya corrompido, y se nos aleje, o se nos torne muy difícil si no imposible en lo mediato, por la newtoniana reacción que sobreviene contra la alineación forzosa de vectores, llámesele curarse del espanto, cinismo o desesperanza.

Me duelen las voces clamando solas en el desierto, en el desierto de la historia, y en el desierto de un tiempo adverso para la razón crítica, alertando, señalando, advirtiendo en vano, para solo recibir ignominia, castigo. Me duele este tiempo donde sobreviene la confusión, donde se mezcla lo que sirve con lo que no sirve, por el simple hecho de que todo fue servido en el mismo plato y por las mismas manos. Cada vez se tornará más difícil separar la paja del grano, y es muy probable que aventemos junto con el dolor al corazón, y con el engaño a la inocencia.  

biología, realismo mágico y voces proféticas

Es una excelente catarsis este artículo (https://jovencuba.com/2020/08/03/la-verguenza/). 

El yo que yo era hace muchos años se siente plenamente identificado en él. Repito esta anécdota: teatro del hospital Fructuoso Rodríguez, allá por el 2012 o 2013 militantes de los hospitales del cinturón de El Príncipe, figuras del buró del PCC de Plaza de la Revolución, una economista explicando los lineamientos como me imagino se explicaría la Biblia en el siglo XII o XIII, "este pendiente, este implementado, este implementándose"; cuando se da la oportunidad de intervenir pregunto "¿y para cuándo veremos los resultados, cuándo nos volveremos a reunir para dictaminar si sirven o no, cuándo volverá a ocurrir un proceso de consulta nacional para evaluar los resultados?". Fue un agrio momento, la economista entre otros absurdos justificativos dijo que los economistas no eran meteorólogos, que ellos no hacían pronósticos. No fui del todo aislado pues un prestigioso Doctor de una generación autorizada (yo estaba en los 30ypico entonces, se levantó a defender la posibilidad de que los jóvenes viésemos las cosas de manera diferente. Era mi duda legítima, ¿cuánto tiempo tendría que pasar esta vez para que se decidiera que habría que volver a rectificar, que más allá del lineamiento 200 harían falta 300 más?

El tiempo político en Cuba se ha vuelto dilatado y dilatable, es el vicio de la costumbre, de vivir sin contestación. Con el periodismo, con los intelectuales, con los análisis, se manifiesta también esta lentitud, en empezar a señalar al mal cuando ya no tiene remedio. Las voces autorizadas necesitan dosis muy altas de evidencia para decidirse a denostar, a expresar un malestar que ya otros más pedestremente habrían avizorado con suficiente antelación. Este es un artículo, como muchos otros, certero pero postrimero, y pido disculpas si parece que intento demeritar a la autora, no es la intención. Solo pretendo llamar la atención sobre un patrón mayor que creo entrever, y el presente artículo me sirve de ejemplo. Claro, comprendo que ahora es posible publicar, hacer circular, ciertos posicionamientos y opiniones que antes habrían costado ostracismo y hasta cárcel. Pero si se continúa actuando en el mismo "tempo" que nuestros políticos, si como ellos, se hace "reacción" a circunstancias externas, activados solo tras el empellón de la realidad, tendremos hermosos análisis de las ventanas endebles después que las haya arrancado el huracán. Siempre se puede decir que es para que no pase otra vez: pero en las vidas de los seres y los pueblos hay circunstancias que no se repiten nunca. Nunca se muere dos veces. Los pueblos condenados a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra.

La historia de Macondo, de las gentes que lo fundan y lo pueblan, tiene también una lectura política. El caserío se desarrolla como esqueje de una historia mayor, de la cual se convierte en símbolo, poder simbólico que es realzado por su aislamiento geográfico tanto como por su reclusión genética. Sin la voluntad del pueblo y de su gente de convertirse en otra cosa, sin la voluntad explícita de perdurar (solo durando) y asumir todas las acciones que eso conlleva, incluido el respeto al anatema y la voz de los profetas, demasiado satisfechos en sus macondianas esencias y presencia, se cumple un recorrido circular, donde obviamente, el fin ya estaba en el principio, y lo que se escribe y describe apenas alcanza a ocurrir simultáneamente con la decadencia y disolución de gentes, pueblo e historia.

Un grupo humano lo suficiente numeroso como para que el apareamiento garantice que los genes pasen a las generaciones sucesivas casi de modo aleatorio, en el que no actúan fuerzas “espurias” de selección, como las migraciones, que inyectan o extraen individuos poseedores de características específicas, será diverso, heterogéneo, en múltiples grupos de rasgos, por ejemplo, los grupos sanguíneos, la susceptibilidad a determinadas enfermedades, las dimensiones corporales. En cuanto al temperamento, el carácter, la personalidad, también son en mayor o menor grado, influidos por la genética. Así como hay rositas de maíz que o bien por su posición en la sartén o por características intrínsecas, saltan primero, hay individuos que en el grupo reaccionan primero y más vehementemente a determinadas circunstancias del entorno social. La evolución ha perpetuado, sin llevarles a la extinción, a toda una gama de caracteres “especiales” que tienen utilidad para la supervivencia del grupo, aunque resulten incómodos para quienes los poseen. Están aquellos a los que el más pequeño cambio les resulta una amenaza, los que por naturaleza son más dados a cuestionar la autoridad, quienes fantasean… y también sus antónimos superlativos. Si se instauran mecanismos de coerción para que dichos individuos sean silenciados o salgan del grupo se pone en peligro el equilibrio grupal, comprometiendo su capacidad adaptativa. Primero ocurre un desbalance, pues predominarán, sin contrapeso, las conductas opuestas (si seguimos el ejemplo de líneas arriba los confiados, los serviles y los pragmáticos) y segundo, se estarían eliminando determinados genes de la población que a largo plazo harían menos probable la conservación de las características reprimidas (por supuesto que un golpe de dados -cargados- no abolirá el azar).

Lo cierto es que, tanto por realismo mágico, por leyes de la biología, o por pura y simple agudeza, siempre ha habido quienes han avizorado los lodos que nuestras aguas habrían de traer, quienes han sido proféticos en su decir y virtuosos en su hacer. Paulatinamente se va dando, se irá dando, la convergencia hacia esos clamores que no hallaron el momento dispuesto oportunamente para ellos, ni los oídos valientemente cercanos para escucharlos. Dada la nueva oportunidad, la nueva circunstancia, va siendo hora de reconocer que muy poco de nuevo podría tener cualquier análisis, puesto que permanecen casi idénticas las causas de los problemas, las maneras en que se arman y manifiestan los entuertos. Es la hora de proclamar las posibles soluciones, que también han sido esbozadas, adelantándonos a otro periodo de repeticiones y desaciertos que cada vez dejan más exhausta la nación, desbandada en antagonismos cuya meta parece ser alcanzar la ulterior razón y no la ruptura de la trama circular que nos aboca a la extinción, castigados por haber tenido la más bella utopía sobre la faz de la tierra.

En el artículo de LJC, con una buena parte del cual una buena buena parte de los cubanos podría sentirse identificada desde hace muchos años, la autora al concluir proclama:«ni viví de remesas familiares (en la crisis de los 90, aclaración de IAH), hoy tampoco lo haré. Por nada del mundo viviré en Cuba con los dólares de mi familia emigrada. Es una cuestión de dignidad y vergüenza». El artículo ha sido ampliamente celebrado, aparentemente cumple la regla de la cal y la arena, no es la voz de un disidente, de alguien al servicio del "enemigo". Mi pregunta es ¿si todos los cubanos que vive en la isla y tienen familia en el extranjero asumieran esa actitud de "dignidad y vergüenza", acaso no sería el resultado el mismo que si los emigrados y exiliados decidieran no enviar más remesas? La idea de restringir el envío de remesas que preconizan algunos de los líderes en la comunidad cubana en la emigración también, para estos, tiene un fundamento de dignidad y vergüenza, acaso más profundo que los de la autora, en cuanto muchos fueron víctimas directas de atropellos. Este es también un caso de doble rasero y de posible convergencia a ambos lados del océano. De una u otra manera, desde el compromiso y desde la postura que abjura de él, se ha llegado a planteamientos parecidos, porque la circunstancia es la misma y las causas han sido invariables. Solo que aun muchos prefieren hacer la vista gorda y seguir aplaudiendo lo que se grita desde un calvario y negarle mérito a lo que desde la otra ladera del mismo monte se reclama. Los hermanos de la autora del texto de LJC, decidieron emigrar. Aunque la autora cree no hacerlo, indirectamente los juzga, son usados para exponer la opción facilista del que decide salirse del juego a que el gobierno revolucionario convoca. Pero no se trata, de la decisión de todos en ambos casos, irse o quedarse, de una selección totalmente libre de consecuencias puramente espirituales. Algo más profundo también informa y es conformado a partir de la disyuntiva que cada cual resuelve a su manera. Por diferencias de caracteres, de ciertas circunstancias, unas rositas saltaron primero que otras en la sartén, unos tenían que esperar 30 años para la catarsis, para pedir razones públicamente, y otros menos. Ella esperó a la apertura de la mano férrea controladora del pensamiento y su expresión, en un espacio aún singular y azaroso, sin garantía de resultados, mientras los otros escogieron un camino obvio o explorado, de resultados quasi-seguros, para expresar el mismo malestar. Si se sigue premiando el camino lento, la opción discreta, el aplaudido compromiso, el ciclo se hará aún más largo, y el daño irrestañable, un efecto que también fue potenciado mientras se continuó estimulando o permitiendo la salida de cubanos, sobre todo esos más incómodos para el régimen en los momentos más álgidos, desterrando selectivamente los temperamentos, caracteres, "inflamables", menos dispuestos al silencio, la aceptación, la relativización o la adaptación a las condiciones de vida bajo el autoritarismo, también necesarios para el equilibrio social y la evolución del grupo. 

lunes, 1 de junio de 2020

tres discursos

Yo era pionero y él dirigente de la juventud en una actividad pioneril.. yo era miembro de la FEU y él secretario del pcc… yo era especialista y él ministro del MES…. mi padre fue su profesor… él, su más encumbrado alumno, al cual algunos ya le detectaban tempranamente el ímpetu presidenciable. En todos esos años yo crecí, la vida me puso retos, me hizo tomar decisiones, llevándome por caminos insospechados, lanzando al carajo mi zona de confort. A él la vida lo fue enclaustrando en una monotonía, en una anuencia hacia los superiores, en una arrogancia desde la cual ningún súbdito puede ser el iluminado, pues la luz siempre viene de arriba. Lo que ahora él pueda proclamar como solución, él lo rechazó cuando le fue dicho en los 90, sembró duda ideológica sobre aquellos que no le parecían del todo incondicionales a los despropósitos del momento. Es un hombre sin cabeza propia, atenazado en la horquilla de las circunstancias. Si nadie más, como le parece a uno de los foristas, asoma una mejor cabeza, es porque hay todo un aparato para cercenarlas, para darles tapabocas y mostrarles la puerta de salida por atreverse a pensar, y pensar mejor que los que han sido seleccionados por su monocorde actitud. Si él quisiera cambiar el meollo de nuestra involución como sociedad empezaría diciendo que hay que cambiar el modo en que se hace política y se selecciona a quienes hacen la política, buscaría y aseguraría el apoyo del pueblo y de buena parte de la comunidad internacional distanciándose del modelo estatista de estado, que cercena la libertad de expresión y coarta la iniciativa individual. Con tres discursos de cara a la gente tendría para echar a un lado a los militarotecnócratas, a los viejos acomodados del aparato ideológico y a las huestes del ministerio de vigilancia del pensamiento y el valor. 
En el primero le tendría que decir al pueblo sin ambages que el país está muy mal 1) porque ha sido mal conducido económicamente en medio del asedio norteamericano, con estrategias voluntaristas, dependentistas y tremendistas, 2) porque se ha sembrado división por motivos geográficos y políticos entre los cubanos,  3) porque se ha desconfiado de la capacidad de todos para el autogobierno, adulterando las vías democráticos de participación y predeterminando la elección de los decisores mediante mecanismos monárquicos, demagógicos y clientelistas  que priorizan como criterios de selección la no-competencia (sumisión, lealtad, no confrontación) y la¨pureza¨ ideológica, por sobre los talentos para la solución creativa y eficiente de los problemas, 4) porque se ha subordinado la salida del subdesarrollo material al facilismo de contar con una homogeneidad ideológica y se ha preferido la seguridad paternalista al respeto a la dignidad y la libertad creadoras. 
Un segundo discurso que hable de su deseo de una nación verdaderamente democrática en el que haya balance entre la dignidad de los individuos y la de la patria, en la que estos puedan participar de modo directo en la elección de sus representantes sin ningún mediador de juicio político, que hable de su deseo de la unificación de los cubanos dondequiera que estén y de la vigencia e imprescriptibilidad de sus derechos de nacimiento a lo largo del territorio nacional, convocando a los emigrados a participar en la reconstrucción nacional. Una nación donde se premie el servicio de los diferentes talentos, primero con nada con la ilimitada posibilidad de su ejercicio en cualquiera de los ámbitos de la vida nacional y desde cualquier nivel jerárquico del estado y la sociedad,  este ejercicio solo restringido por principios éticos que tengan como pilares el respeto a la dignidad humana y al arbitrio de la conciencia. Donde los politicos, los decisores, los administradores, los asesores, tengan que prometer y comprometerse, y luego someterse al enjuiciamiento de su desempeño, por parte de superiores y sus subordinados, siendo el pueblo, mediante elecciones, denuncias, manifestaciones, quién ejerce la máxima potestad como único soberano.  
Y un tercero que hable de su deseo de respeto mutuo entre naciones, de reconocimiento de diferencias de cultura, geografía, historia y grado de evolución, pero de fe en la posibilidad de aprendizaje, desarrollo, perfeccionamiento, emulación, desde la particularidad, la construcción de una identidad, minimizando los antagonismos y priorizando la colaboración y la paz.

martes, 26 de mayo de 2020

de Fuenteovejuna, Lope de Vega

Sobre el costo social y psicológico de acostumbrarse a infligir la ley cito a Fuenteovejuna, de Lope de Vega:
Amando, recelar daño en lo amado,
nueva pena de amor se considera,
que quien en lo que ama daño espera
aumenta en el temor nuevo cuidado.
El firme pensamiento desvelado,
si le aflige el temor, fácil se altera;
que no es a firme fe pena ligera
ver llevar el temor el bien robado.

Y, de nuevo, Fuenteovejuna, sobre como es legítimo que los pueblos se defiendan de los delitos que comete la autoridad.
Dice en varias partes, algo que podría resumirse así:
EL INTERROGADOR pregunta: ¿Quién mató al Comendador?
Los del PUEBLOFuenteovejuna responden: Fuenteovejuna
EL INTERROGADOR: ¿Y quién es Fuenteovejuna?
PUEBLO: Todos a una.
Y luego el final reporte del Juez al Rey.
JUEZ:
A Fuente Ovejuna fui
de la suerte que has mandado,
y con especial cuidado
y diligencia asistí.
Haciendo averiguación
del cometido delito,
una hoja no se ha escrito
que sea en comprobación;
porque conformes a una,
con un valeroso pecho,
en pidiendo quién lo ha hecho,
responden: «Fuente Ovejuna.»
Trecientos he atormentado
con no pequeño rigor,
y te prometo, señor,
que más que esto no he sacado.
Hasta niños de diez años
al potro arrimé, y no ha sido
posible haberlo inquirido
ni por halagos ni engaños.
Y pues tan mal se acomoda
el poderlo averiguar,
o los has de perdonar,
o matar la villa toda.
(…)
REY
Pues no puede averiguarse
el suceso por escrito,
aunque fue grave el delito,
por fuerza ha de perdonarse.

dice Martí...



la autoridad de la razón, lección en El Principito


El Principito, el capítulo 10:
– Majestad – le dijo… – le pido disculpas por interrogarlo…
– Te ordeno interrogarme – se apresuró a decir el rey.
– Majestad… sobre qué reina usted ?
– Sobre todo – respondió el rey, con una gran simplicidad.
– Sobre todo ?
El rey con un gesto discreto señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas.
– Sobre todo eso ? – dijo el principito.- Sobre todo eso, respondió el rey.
Porque no sólo era un monarca absoluto sino que era un monarca universal.
– Y las estrellas le obedecen ?
– Por supuesto – le dijo el rey. – Obedecen enseguida. No tolero la indisciplina.
Semejante poder maravilló al principito. Si él mismo lo hubiera tenido, habría podido asistir, no a cuarenta y cuatro, sino a setenta y dos, o incluso a cien, o incluso a doscientas puestas de sol en el mismo día, sin tener que correr nunca su silla! Y como se sentía un poco triste por el recuerdo de su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey:
– Quisiera ver una puesta de sol… Tenga la bondad… Ordénele al sol ocultarse…
– Si ordenara a un general volar de una flor a otra como una mariposa, o escribir una tragedia, o convertirse en ave marina, y si el general no ejecutara la orden recibida, quién estaría en falta, él o yo ?
– Sería usted – dijo con firmeza el principito.
– Exacto. Debe exigirse de cada uno lo que cada uno puede dar – prosiguió el rey. – La autoridad se fundamenta en primer lugar en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, hará la revolución. Yo tengo el derecho de exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.

hurto y sacrificio

Sigo pensando que el caso más estúpido de los «delitos que la ley comete» en Cuba, es el relacionado con la carne de res. Lo que la ley codifica como delitos relacionados con la carne de res, solo son formas eufemísticas para condenar, castigar, punir, al verdadero delito: el ejercicio irrestricto del ganadero de sus derechos sobre su propiedad (privada), la res. El ganadero es pues solo un administrador-peón de los bienes, al servicio del verdadero y único propietario, que para mantener el control monopólico, codifica como delito cualquier ejercicio de posible competencia. La espiral de ineficiencia en que cae este propietario absoluto, «laRevolución-elPueblo», le impide la cabal satisfacción de las necesidades que empujaron a nuestros antepasados a la domesticación del ganado. Como las necesidades siguen siendo las mismas, el ganado sigue siendo apto para satisfacerlas, y además existe el plus de que ya están domesticados tanto el ganado como el ganadero, «elPueblo-laRevolución», empieza a ejecutar un programa alternativo de esquizoide autofagia, Buscando el aumento del número de cabezas, de leche, de carne, de cueros, lo que se logra es el aumento de la población penitenciaria (con impactos económicos negativos también) y el irrespeto a la ley (otro impacto negativo mas). Los administradores-oráculos de la voluntad última de «laRevolución-elPueblo» no dan su brazo a torcer, siguen torciendo el de los otros, empeñados en tener razón y construir una geometría alternativa, émulos de Lobachevski, cimentada en la refutación del axioma einsteniano de que es imposible hacer cada vez lo mismo y esperar resultados diferentes. El asunto es que después que ha pasado un cierto tiempo de maleficencia se llega a la bancarrota y entonces los insistentes, los que mantienen la línea trazada, ya no pueden cambiar de palo pa rumba por varios motivos. Primero hay una incapacidad biológica, Ellos mismos seguirán mismamente siendo solo Ellos y Ellos solos, y los que no son Ellos, mucho se les parecen, al haber sido seleccionados, como novillos o tulipanes, según la expresión conductofenotípica diferenciada de los rasgos salientes de sus creadores, en un prolongado experimento genético-ideológico digno del planeta Arrakis: miopía ética que les permita confundir al ganadero con el ganado, a «laRevolución-elPueblo» con ellos mismos y a sus superiores con Dios. Y segundo, porque no es un tema sencillo como entrar o no entrar a un hotel, poder tener o no una línea de teléfono celular… hay memoria acumulada en las partes ejecutivas de «laRevolución-elPueblo», en los órganos, las extremidades, los miembros, se han acumulado vidas tronchadas, familias heridas, horas infinitas de inútiles trabajos… porque alguien conocido, el amigo, el padre, el hermano, el hijo, cometió un delito o padeció debido a la dificultad impuesta al consumo de la carne de la res. Hay una mitología popular que dice que las personas en Cuba valen menos que las reses y que considera un acto liberador darle una mordida a la «prohibida» manzana. Bien lo vale a pesar de la ira del dueño y señor… pues acaso ¿no es «elPueblo-laRevolución el dueño y señor?. Los inventores del «Método único de desabastecimiento ordenado de las Casillas,» necesitan dejar que pase el tiempo y la gente olvide, las heridas duelan menos, la confusión sea mayor y los rostros cambien, para poder decir ellos mismos donde dije «digo», digo «Diego» y entonces poder abrir las rejas de las cárceles impúnemente, sin que sientan que la celda se abre también para ellos, sin que les salten arriba. Porque cuando lo hagan, y la gente no se lance desaforada a perseguir terneras en los potreros, y empiece a subir el nivel de la leche en las tetas de las vacas y de la carne en la fría barriga de los refrigeradores, ay mi madre, tendrán que aceptar ser autores de una equivocación muy grande y palpable, que no se podría disimular fácilmente, como cuando los cubanos retornaron a los hoteles representando el menos el tercio de los ingresos de la industria, escatimados durante años.. y Ellos no se equivocan. Por eso vuelvo a decir, antes que la racionalidad (o el pragmatismo económico), que es indispensable, no lo niego, se necesita la virtud política, y la razón ética. No se resuelve el problema económico cubano pensando que van a razonar los mismos rectificadores de siempre, porque en algunos asuntos se ha llegado a cotas sin retorno, donde permitirles rectificarse equivale a validar las injusticias. Es necesario además establecer mecanismos para que se renueven los decisores y la manera en que son seleccionados y perpetuados, la cual hasta ahora ha sido detrimental para el progreso social… de alguna manera, las reses atadas a esta noria nos devuelven a un punto, que no es un circulo, sino un «cuadro». Viva la continuidad!

domingo, 10 de mayo de 2020

la cutara

Dónde va el modelo… qué adónde va…?

No está arriba ni está abajo, no es de izquierda ni derecha, ya no es rojo ni es azul…

no es urbano ni es del monte, ni presente ni pasado ni se ve en el horizonte,

qué dónde está?

Se me metió en la cabeza el sonsonete de la canción que parodio mientras veía las opiniones al pie de los posts de algunas personas que respeto, a raíz del artículo del Granma http://www.granma.cu/cuba/2020-05-06/la-bondad-neoliberal-de-los-entusiastas-consejeros-06-05-2020-23-05-55?fbclid=IwAR08tk7alXYG-Qf7zBTWwE-l8bgsB6WGnBSQmpckwr_t99tscs6lxO52GPM

Mi opinión, no de ahora que el capitalismo y el consumismo me pudieran estar lavando el coco, sino de antes, hará unos diez años, cuando me dio por leer el libro “Cuba, la forja de una nación” de Rolando Rodríguez, para repasar la historia de la segunda mitad de nuestro siglo XIX, es que el modelo que se instauró en Cuba no era precisamente soviético, y que en estos años, o desde esos años en que se empezaron a preconizar cambios, no se caminaba hacia un modelo ni chino ni vietnamita. Nuestro modelo seguía siendo el modelo feudal-esclavista de la colonia. Es un modelo esencialmente colonial, caciquista-caudillista, en que hay una metrópoli-centro de poder, que no permite a la masa de cubanos igualdad de derechos en lo político, en lo económico; donde existe lo que en el XIX se denominaba "miedo al negro", miedo a una masa incontrolada, en mayoría demográfica, la cual necesita del amo ilustrado para ser conducida; donde se exacerba el miedo a los cambios pues estos ponen en entredicho quienes detentarán el poder luego de dichos cambios, y se amenaza con, y se siente como amenaza, el cambio de poder porque se asocia con un cambio de metrópoli. Una parte de Cuba colonizó a otra parte, resguardando los derechos de un cierto linaje, y dejando desprotegidos a sus habitantes de segunda, azuzando aún hordas de voluntarios, cubanos contra cubanos; censurando cualquier idea extranjerizante, como las que exaltaron a Céspedes, Agramonte y Martí; con férreo control de aduanas e imprenta, de entradas y salidas; manteniéndose la misma escala de valores monárquicos, con la similitud en los esquemas de repartición de prebendas políticas a los fieles y similares, a los que pertenecen a las castas administrativas o militares. Se quiere una siempre fiel y sumisa Isla de Cuba. Esa que ya no existe, esa que ha cambiado no porque saliera de una reunión del partido el acuerdo, o porque se votara en una nueva constitución, o se discutiera en forma de lineamientos. Sino por el agotamiento de la gente, por el cambio demográfico del tiempo y el exilio, por la presión de las realidades de un mundo cambiante que le arrancó las caretas a los cuentos con que nos mantenían embobecidos. Sino por esos jóvenes inconformes, que dejaron de escuchar, de prestar asunto, que no decían no, pero tampoco decían sí y continuaban a lo suyo, a sobrevivir, y por esos viejos que después que les pasó la vida, perdieron el miedo pues ya sabían que ya estaban muertos, y dejaron de pedir prudencia, o silencio, o disimulo, o paciencia y confesaron que no se habían desvelado tanto para llegar solo a este lento desgaste. Si, Cuba está cambiando, Cuba va a cambiar, Cuba va estar mejor, pero no por el sacrificado compañero del comité central, o el de la esfera ideológica, o el coronel, o el rector, o el administrador, sino a pesar de todos esos funcionarios de la colonia, con toda la voz, pero sin palabras, solo frases hechas y copias de discursos, con todo el celo pero sin la bondad ni la humildad del amor, con toda la fuerza del poder, pero sin la libertad de la razón.


miércoles, 18 de marzo de 2020

sobre el virus y las coronas



A propósito de 2 (o tres) elucubraciones que he escuchado sobre el virus y las coronas.

He visto artículos diciendo que la presidencia de Trump está acabada por el manejo de la epidemia y su impacto en la economía. No he escuchado aun a ningún norteamericano en mi derredor con una sola queja sobre el manejo de la epidemia, o achacando el impacto negativo en la economía a algo que no fuese el virus, y de hecho, celebran las medidas económicas que se proyectan para amortiguar el impacto (aclaro que vivo en Mississippi, bastión conservador). No digo esto por alabar, ni siquiera por mostrar otra cara de la moneda -estoy viviendo en medio de esta incertidumbre, y honestamente, preferiría estar con mi familia en Cuba- sino como reportando desde el campo de una batalla que me parece se contempla desde los búnkers de la esperanza, del "debería ser", de lo que quisiéramos que fuera, desde las teorías en que se olvida que todos los seres humanos no estamos a la altura de ellas. Mi sensación desde aquí abajo es que todo servirá para un "corrimiento hacia el trumpismo". El hecho de que ya los votantes demócratas se estén decantando por la opción Biden, es una señal de ello. Los estantes vacíos en los mercados, a la mayoría les parece un anuncio de lo que podría venir de triunfar la opción sanderosocialista en las elecciones, pues es lo que siempre han asociado con el socialismo, la simple ecuación de que menos capitalismo trae por resultado más desabastecimiento. Por otra parte, será este gobierno actual en norteamérica el que tendrá que lidiar con la epidemia, no los candidatos desde las tribunas, actualmente virtuales (dada la estrategia preventiva del distanciamiento social). Eso le dará un protagonismo y liderazgo mayor a la Casa Blanca que el que puede conceder cualquier tiempo ordinario. Todo eso, y el hecho de que las epidemias biológicas no son eternas (recuerden a Einstein, eternos solo el universo y la estupidez humana) -las curvas de propagación enlentecida, y aún más la fulminante, pronostican declive de casos para el otoño, el acmé de las campañas electorales- conspira a favor de la “continuidad”. El probable deterioro económico que sobrevendrá ya tiene su chivo expiatorio, que usará muy bien la campaña trumpista; y la gente, sin saber/poder ver más allá de las medidas de rescate instantáneas que les aliviarán los meses corrientes, no juzgarán por lo que pueda acaecer el próximo año para decidir su voto en noviembre. Tendría que alejarse mucho EUA de la norma de lo que ha sido la epidemia en otros países, para que una mayoría castigue en las urnas. Por otro lado campean las teorías conspirativas que ven una acción intencionada detrás de la propagación del virus, la pelota hace su ping-pong entre el contrincante chino y el estadounidense. En su contra los chinos tienen que trataron de silenciar la noticia de la epidemia, metieron preso a uno de los doctores que quiso sonar tempranamente la alarma ( quien falleció con la infección por Covid-19). Los titulares han dicho que es otro Chernobyl. A favor de los EEUU estaría lo mismo que se le critica: falta de tino. Los titulares que se hicieren sustentando dicha teoría de la mala intención norteamericana, tendrán que incluir la palabra idiotez, pues los supuestos creadores del virus carecían de vacunas contra él (un capítulo en esta saga sería el embaraje de Trump por adquirir derechos sobre la alemana); no cerraron las fronteras a tiempo, (el propio presidente Trump y su séquito fueron expuestos tempranamente al contagio en una reunión de donde salió enfermo su hermano gemelo brasileño, Bolsonaro); y el golpe a la economía china que se pretendía como objetivo bioterrorista terminó afectándolos a ellos mismos pues hasta los nasobucos les llegaban de Asia. Considerando que es un virus que resulta más letal en los ancianos, si la idea de los conspiradores era acabar con los viejos, en una gigantesca operación de arquitectura social, ni los más perjudicados ni beneficiados serían China o EEUU, ni sus estrategias de contención han tenido como pilar el darwinismo social, o la estrategia de contención de la epidemia basada en la mitigación, a la que se adscribió tempranamente al parecer el gobierno inglés. Parece ser que la mitigación de la transmisión será el caso obligado de algunos países pobres, en los que la cruda realidad conspira contra las estrategias de supresión basadas en el aislamiento social radical, dados los altos índices de hacinamiento urbanístico; dada la imposibilidad de contar con reservas de alimentos o de prescindir del trabajo diario para ganar el plato que se ha de llevar a la mesa el día siguiente. Sería el escenario cubano, sería la disyuntiva de los gobernantes de Cuba frente a esta epidemia. El aislamiento social en Cuba es harto difícil, el 90% del transporte es público y en condiciones de hacinamiento, las viviendas son pequeñas con numerosos convivientes, casi que el estornudo de una casa salta la tapia del vecino, igual que la mala palabra y el reguetón. Aislar significaría paralizar, y la gente del país vive prácticamente el día a día,  no se come sin "luchar" en largas colas el plato diario. Es una decisión amarga, o el coronavirus que vence a los adultos mayores o el hambre y el pánico que vence a todo el mundo. En Cuba nunca la influenza o la gripe han sido problemas, la gente anda con catarro en las guaguas, los trabajos, las escuelas; los brotes ocurren y se convierten en chistes y apodos, la mortalidad por estas causas virales estacionales no asusta ni se propagandiza. Lo peor que tiene este coronavirus, dicho jocosamente desde la perspectiva de nuestra tradición, es la sombría propaganda, su emulativa politización. La gran ventaja está en ser isla, en contar con un sistema de salud unitario y verticalmente organizado, en la experiencia de vivir en gestionamiento constante de crisis, en la existencia de un sistema de medios de comunicación didáctico y unidireccional al cual los cubanos hemos sido educados para escuchar.  Con todos estos elementos tienen que haber contado nuestros estrategas, con lo que se debería hacer y con lo que se puede hacer, dadas las condiciones reales. De ahí que puedan surgir nuevas teorías conspirativas a ambos lados del estrecho de la Florida. De un lado dirán que el virus lo engendró la mafiacubanoamericana, para acabar con el turismo y/o con la generación histórica, y del otro, que a Diaz-Canel le cayó del cielo, y por eso anda moroso en escuchar las voces de quienes piden cerrar ya las fronteras, la solución al problema del envejecimiento poblacional. De cualquier manera, en todas partes la epidemia seguirá su curso, hasta chocar con la barrera de la inmunidad, ya sea producida mediante vacunas o por contagio rebasado, y/o de las contingencias ecológicas, pues las estrategias actuales solo pretenden diluir la carga de pacientes que podrían requerir asistencia crítica a la vez. Como ningún país puede darse el lujo de paralizarse largo tiempo...

domingo, 15 de marzo de 2020

tumbar al gobierno

Por un poema de Silvio en SegundaCita. Él dice que le hago riposta y parodia. Ni una cosa ni otra.

Si no quieres tumbar al gobierno,
no lo tumbes, espera tranquilo,
los burócratas cierran el cerco,
más la prensa oficial y el olvido.

Si no quieres tumbar al gobierno,
no lo hagas, lo hará por si mismo,
es la simple lección de la historia
para aquel que se tapa el oído.

Si no quieres tumbar al gobierno
… ¿si lo tumban, quién cae consigo?
Ni Martí, ni Fidel, ni Maceo,
y yo auguro tampoco que Silvio.

Si no quieres tumbar al gobierno
… ¿si lo tumban, qué cae consigo?
Es a esa respuesta que temo,
es por esa tragedia que escribo.

No da igual si lo tumba el imperio
o si es a guitarra o bolígrafo,
o si es Díaz-Canel bajo asedio
de un resuelto y viril continuismo,

si es el miedo que grita en el viejo
defendiendo consignas que dijo,
o es el fatuo deseo del joven
de alcanzar algún proto-agonismo.

Si no quieres tumbar al gobierno
con la misma reunión del partido,
con la buena intención del infierno,
con invicto furor del exilio,

alza en alto la voz de tu espejo
donde esta reflejado el martirio
del amor donde es ara la patria
y no pedestal de sus hijos:

calle el ruido de malos y buenos
que han tomado su nombre de estribo,
que no todos los héroes son tercos
ni es de hierro forjado el camino

al futuro en que todos ya muertos
somos besos en labios de vivos.......

miércoles, 11 de marzo de 2020

acotaciones de una cómplice


La escritora Svetlana Alexievich obtuvo el premio Nobel de Literatura en 2015. No escribió novelas propiamente, sino que, a partir de entrevistas, conversaciones, enhebró un “infinito número de verdades humanas” para intentar contar la historia mayúscula desde la ínfima vida y emoción de las personas: contar lo extraordinario según los “contornos de lo ordinario”. Las mujeres y los niños en la Gran Guerra Patria, las tropas soviéticas en Afganistán, la catástrofe nuclear que se trata de ocultar por arrogancia política, el colapso de la era soviética y sus consecuencias, han sido los temas que ha tratado en sus libros. Del libro “Tiempo de segunda mano. El fin del Homo sovieticus.” he traducido (desde la edición en inglés), la mayor parte de un preámbulo introductorio que la autora tituló: Acotaciones de un cómplice. El libro, en su pórtico, tiene dos frases. Hay una que refuerza aquello de que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno: “En cualquier circunstancia, debemos recordar que no son los enceguecidos malhechores los primeros responsables del triunfo del mal en el mundo, sino los espiritualmente iluminados sirvientes del bien (Fyodor Stepun)”. Aquí les va:

Acotaciones de un cómplice.

(...)El comunismo tuvo un plan insano: rehacer la antigua estirpe del Hombre, del viejo Adán. Y funcionó... Quizás fue el único logro del comunismo. Setenta y tantos años en el laboratorio del marxismo-leninismo dieron origen a un nuevo hombre: el Homo sovieticus. (...) Siento que conozco a esta persona; somos familiares, hemos vivido lado a lado durante mucho tiempo. Yo soy esa persona.  Y lo son mis conocidos, mis amigos más cercanos, mis padres. (…) Aunque ahora vivimos en países distintos (nota del traductor [nt]: específicamente referido a que antes todos fueron soviéticos, de las diferentes repúblicas que conformaban a la URSS) y hablamos lenguajes diferentes, no podrías confundirnos con alguien más. Somos fáciles de notar. Las gentes que han emergido del socialismo, son a la vez semejantes y desemejantes al resto de la humanidad –tenemos nuestro propio léxico, nuestras propias concepciones del bien y el mal, nuestros mártires. Tenemos una relación especial con la muerte (nt: en este punto, un artículo reciente sobre el caso cubano https://www.revistaelestornudo.com/suicidios-cuba-muerte/). Las historias que me cuentan están llenas de términos chocantes:  disparar, ejecutar, liquidar, eliminar, o variedades típicamente soviéticas de la desaparición, tales como “arresto”, “diez años sin derecho a correspondencia”, y “emigración”. ¿Cuánto habremos de valorar la vida humana cuando sabemos que no hace mucho las personas morían por millones? Estamos llenos de odio y supersticiones. Todos venimos de la tierra de los gulags y de la horrorosa guerra. Colectivización, deskulakización, deportaciones masivas de variadas nacionalidades… Esto fue el socialismo, pero también fue simplemente el día a día (…) lo que hubiese sido, era nuestra vida. Estoy empalmando la historia del socialismo “interior”, “doméstico”. Como existió en el alma de las personas. Siempre me sentido atraída hacia este universo en miniatura: una persona, el individuo. Allí es donde todo realmente sucede.

¿Por qué este libro contiene tantas historias de suicidios en vez de los soviéticos más típicos con historias de vida típicamente soviéticas? En cuanto a esto, la gente termina con sus vidas por amor, por temor a la vejez, o solo por curiosidad, por un deseo de verse cara a cara con el misterio de la muerte. Yo busqué personas las cuales habían estado ligadas permanentemente a la idea soviética, permitiendo que esta los penetrara tan profundamente que no habría manera de separarlos: el Estado se había convertido en su cosmos, bloqueando todo lo demás, incluso sus propias vidas. No podrían simplemente alejarse de la Historia, dejándolo todo atrás y aprendiendo a vivir sin ella –lanzándose de cabeza en el nuevo modo de vida y disolviéndose en una existencia privada, como tantos otros, quienes permiten ahora que lo que fueron detalles menores se conviertan en su foco principal. Hoy, la gente quiere solo vivir sus vidas, no necesitan alguna gran Idea. Esto es enteramente nuevo para Rusia; algo sin precedentes en la literatura rusa. En el fondo, fuimos hechos para la guerra. Estábamos siempre peleando o preparándonos para pelear. Nunca hemos conocido otra cosa –de ahí nuestra psicología de contienda. Incluso en la vida civil todo estuvo siempre militarizado. Los tambores batiendo, las banderas ondeando, nuestros corazones saliéndosenos del pecho. La gente no reconoce su propia esclavitud – incluso les gustaba ser esclavos. Lo recuerdo bien: cuando terminaba la escuela, nos ofrecíamos como voluntarios para ser llevados a las Tierras Vírgenes (nt: estrategia de reforma agrícola, iniciada por Jrushov en 1953, que también fue famosa por las dificultades de alimentación, albergue y medios de trabajo que padecieron sus movilizados), y despreciábamos a los estudiantes que no querían sumarse. Estábamos resentidos de que la Revolución y la Guerra Civil hubiesen ocurrido antes de nuestro tiempo. Y ahora uno se pregunta: ¿fue eso realmente nosotros? ¿Fui eso yo? Yo evoco junto a mis protagonistas. Uno dijo, “solo un soviético puede entender a otro soviético”. Compartimos una memoria colectiva comunista. Somos vecinos en la memoria.

(…) Yo fui una Pequeña Octubrista (…) una Joven Pionera, luego miembro del Komsomol. La desilusión vino después. Luego de la perestroika, estábamos impacientes por la desclasificación de los archivos. Finalmente ocurrió. Aprendimos la historia que ellos nos habían estado ocultando…

La gente leía los periódicos y revistas, y se sentaban aturdidas en silencio.  Los sobrepasaba un horror indecible. ¿Cómo se suponía que viviésemos con esto? Muchos recibieron la verdad como un enemigo. Cualquier libertad también. “No conocemos nuestra propia nación. No entendemos lo que la mayoría gente piensa (…) lo que quieren. Pero nos haremos responsables de educarlos. Muy pronto aprenderán toda la verdad y quedarán horrorizados”, decía un amigo en mi cocina (…) yo discutía con él. Era 1991… Qué tiempos tan felices. Creíamos que justo mañana marcaría el comienzo de la libertad. Que se materializaría de la nada, solo por la fuerza del deseo. (…) Era más fácil para mi generación aceptar la derrota de las Idea comunista porque aún no habíamos nacido cuando esta era aún joven, fuerte, y desbordante de la magia del romanticismo fatal y las aspiraciones utópicas. Nosotros crecimos con los ancianos del Kremlin, en Cuaresma, tiempos vegetarianos (nt: término acuñado por la Ajmátova para describir un periodo en el cual solo su obra sería suprimida, por contraposición con los tiempos caníbales del estalinismo, en que eran suprimidas las personas). El gran baño de sangre del comunismo ya se había perdido en el tiempo. (…) Con más frecuencia la gente se mostraba irritada con la libertad “compro tres periódicos y cada uno tiene su versión de la verdad; cuál es la verdad real; antes uno podía levantarse en la mañana, leía Pravda, y ya sabías todo lo que necesitabas saber (…)” La gente era lenta para salir de la narcosis de las viejas ideas. Si yo traía a colación el arrepentimiento, la respuesta era “¿yo de qué me tengo que arrepentir?” Todo el mundo se veía a sí mismo como víctima, nunca como un cómplice deliberado. Uno diría “yo también caí preso”; otro, “yo estuve en la guerra”; un tercero “yo levanté mi ciudad de las ruinas”. La libertad habíase materializado del aire, todo el mundo estaba intoxicado por ella, pero nadie estaba realmente preparado. ¿Dónde estaba esta libertad? Solo alrededor de la mesa en la cocina, donde por costumbre la gente continuaba despotricando del gobierno (…) de Yeltsin y Gorbachov: de Yeltsin por cambiar Rusia, de Gorbachov por cambiarlo todo. El siglo XX completo. Ahora no viviríamos peor que nadie. Seríamos como todos los demás. Pensábamos que esta vez sí nos saldría bien. Rusia estaba cambiando y se odiaba a sí mismo por hacerlo. “El Mongol inmóvil”, escribió Marx de Rusia.

(…) No tuve muchas conversaciones honestas, abiertas, con mi padre. El sentía pena por mí. ¿Sentía yo pena por él? Es difícil responder esa pregunta… No teníamos piedad con nuestros padres. Nosotros pensábamos que la libertad era una cosa muy sencilla. Pasó poco tiempo, y pronto, nosotros también nos encorvamos bajo su yugo. Nadie nos había enseñado cómo ser libres. Solo se nos había enseñado siempre cómo morir por ella. Y entonces, aquí está, la libertad. ¿Es todo lo que soñamos que fuera? Estábamos preparados para morir por nuestros ideales. A probarnos en la batalla. Ahora tenemos sueños nuevos: construir una casa, comprarnos un carro decente, plantar grosellas… Resulta que la libertad significó la rehabilitación de una existencia burguesa, la cual tradicionalmente se había suprimido en Rusia. La liberta de Su Alteza el Consumo. La oscuridad exaltada. La oscuridad del deseo y el instinto –la vida humana misteriosa de la cual siempre solo hemos tenido nociones aproximadas. Porque toda nuestra historia , habíamos estado sobreviviendo en vez de viviendo.

(…) Le pregunté a todos los que encontré lo que significaba “libertad”. Los padres y los hijos tenían respuestas muy diferentes. (…) Para los padres, libertad era ausencia de miedo (…) nunca ser azotado, aunque ninguna generación en Rusia ha podido evitar los azotes. Los rusos no entienden la libertad, necesitan al cosaco y al látigo. Para los hijos: libertad es amor; la libertad interior es un valor absoluto. Libertad es cuando no temes tus propios deseos; tener mucho dinero para tener de todo; es cuando puedes vivir sin tener que pensar en la libertad. (…)

En la “Leyenda del Gran Inquisidor”, Dostoievsky presenta un debate sobre la libertad. Específicamente sobre la lucha, tormento y tragedia de la libertad (…). La gente es constantemente forzada a escoger entre ser libres y alcanzar éxito y estabilidad; libertad con sufrimiento o felicidad sin libertad. La mayoría escoge esto último. El Gran Inquisidor le dice a Cristo, quien ha retornado a la tierra: “Con todo Tu respeto por el hombre, has actuado como si hubieses dejado de sentir compasión por él, porque demandas mucho de él… Si lo respetases menos, Tú le exigirías menos, y esto habría sido más cercano al amor, porque habría aligerado su carga. El hombre es débil e inferior… ¿Es culpa de un alma débil el no tener la fuerza para aceptar tan terribles regalos? No hay tarea más opresiva y torturante para el hombre, habiéndose hallado libre, que buscar alguien ante quien postrarse tan pronto como pueda… alguien en quien depositar ese don de la libertad con el cual esta criatura ha nacido…”

(…) En vísperas de la Revolución de 1917. Alexander Grin escribió, “Y el futuro parece que hubiera dejado de estar en el lugar esperado.” Ahora, cien años más tarde, el futuro está, una vez más, no donde debería de estar. Nuestro tiempo llega a nosotros de segunda mano. (nt: secondhand time, usado, con un dueño anterior)

sábado, 7 de marzo de 2020

sobre el caso Alcántara y Porcel

La primera noche ellos se acercan y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada.
La segunda noche ya no se esconden pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.
Hasta que un día el más frágil de ellos entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna,
y conociendo nuestro miedo
nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada
ya no podemos decir nada...
Vladimir Maiakovski.


¿Será ultraje leer en el baño? ¿Y los que como Hemingway tienen hasta un librero en el baño? ¿Y los que se han limpiado con el Granma? No van a dar abasto los juicios a los ultrajadores... O será que el delito es que se sepa?

Para que los que quieren impartir una "justicia" tajante donde "la dignidad de la bandera" es mayor que la de un hombre que la defiende, vean el rostro, escuchen la voz, aquilaten el carácter, de a quien sin conocer ni comprender, querían silenciar y desprestigiar. Ante muchas cosas pasadas y porvenir, repito esta enseñanza: "El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado." (Marcos 2:27:28). Lo demás es fariseísmo, el facilismo de las formas sobre las esencias. https://www.facebook.com/elestornudo/videos/530516271231862/

viernes, 6 de marzo de 2020

errores de fondo...de la nueva justicia

Tanto en la justicia como en la medicina puede ocurrir un error que debe minimizarse, el famoso error estadístico tipo I. Las investigaciones científicas donde la estadística es usada como herramienta restringen al máximo la posibilidad de cometer este error, el de rechazar la hipótesis que se investiga cuando esta es verdadera, fijando el parámetro de significación estadística de la prueba de la hipótesis en un número pequeño. Este parámetro, conocido como Alfa, generalmente se fija en 0.05 o de 0.01, lo cual equivale a decir que existirá una probabilidad de un 5% ó del 1% respectivamente, de que una hipótesis verdadera sea rechazada (strictu sensu la hipótesis nula). Traducido al ámbito legal, significaría que un inocente sería hallado culpable, y traducido al ámbito clínico, que una prueba o análisis médico dará positiva sin que el paciente padezca la enfermedad o alteración. Es obvio que este tipo de error se evite cometer a toda costa en circunstancias ordinarias. Es preferible que un verdadero culpable quede suelto esta vez, que no hacernos parte del crimen que significa condenar al inocente (condenando al inocente también queda suelto el criminal, cosa que a veces se olvida). Igualmente, si a alguien se le atribuye una enfermedad o alteración que no padece como resultado de una prueba falsamente positiva, la verdadera causa del mal seguirá "suelta", se prescribirá un tratamiento innecesario que muchas veces trae aparejados efectos secundarios, y se perderá tiempo precioso para la búsqueda y sanación del problema verdadero tras la falsa pista. Lo que matemáticamente se formalizó como uno de los pilares de la ciencia estadística, es parte del sentido común hace milenios. Desde Hipócrates, el primer axioma ético de la práctica médica es “primun non nocere”, “Lo primero es no hacer daño”. El principio de Presunción de Inocencia comenzó a tomar cuerpo en la práctica del derecho desde los siglos iniciales de la era cristiana, y ha sido formalizado en la Declaración universal de los derechos del ser humano.

yo entiendo

Silvio, me pasé la mañana entre los pacientes y escribiendo lo que envié al blog antes, sin leer los otros comentarios que fueron apareciendo, incluido el tuyo. Pero intuía que en algún momento iba a caer. Ahora he visto gente por ahí que empieza a sacar puntas a lo que contaste. Tu sabías que así iba a ser. Esas puntas que sacan, más que nada las usan para herirse ellos mismos, para flagelarse porque les duele la belleza de tu obra, en la que ellos y todos los demás hemos bebido, hasta los cubanos que no saben que tienen boca. Criticándote a ti hacen su propio mea culpa, ignoran, desde su inmadurez, que un hombre se hace siempre de todo material, y que es de una sola pieza, pero que ha fraguado en repetidas y distintas forjas. Quieren hacer, como dijo el profeta, del icono pedazos, y se avergüenzan del rinconcito que te habían hecho en sus altares. Sigues siendo pionero y sigues haciendo poesía, de la manera en que yo lo veo. A veces uno está en un lugar y en una circunstancia, y como persona falible que es, lleno de pulsaciones de tiempo, no siempre hace lo perfecto, y lo perfecto también es una pulsación más sometida al arbitrio del tiempo. Lo que hayas dicho frente a una puerta cerrada puede importar más para algunos que lo que ahora dices frente a innúmeras puertas abiertas. Pero yo no creo que ese es el caso. Si nos duele tanto lo reprobable que pueda haber surgido en aquellos años, y si las circunstancias no nos hicieron peores, y las mismas cosas no fueron quizás peores, entre otros motivos es porque en tus canciones se dibujaba algo mejor.

a partir de Sueños al Pairo


Me es angustioso hablar de este tema en torno a los sucesos del Mariel. Empiezo diciendo lo que ya he dicho antes: ninguna medida económica urge tanto como aquellas de orden ético que se siguen postergando, aquellas que podrían connotar, al menos en lo simbólico, lo declarativo, una ruptura (una contra-continuidad, que no es lo mismo que contra-revolución) con determinadas pautas de actuación, quizás justificables a la luz de circunstancias pasadas extraordinarias, que se entronizaron y provocaron un reajuste de nuestro sistema de valores. El Mariel, los actos de repudio, la actitud hacia los migrantes y hacia la emigración son la inauguración sinfónica, el acto de fe, de esta nueva manera de ser, de entender y de afirmar nuestra humanidad, otro modo de ser y relacionarnos con Nosotros, para-por no ser ni llegar a ser ni parecer Ellos: los contrarrevolucionarios, los apátridas, los egoístas, los burgueses, los que desprecian al pueblo, los homosexuales, los raros, los lumpen, la escoria. De ese lado todo está mal. Y de este lado, con este, todo estaba bien, o lo llegaría a estar. El sentido de la justicia, de lo que es justo, de lo justo, ocupa el centro de la moralidad humana. Es una prevención innata contra las asimetrías, contra la falta de reciprocidad o concordancia en las relaciones; la manera en que las leyes de la simetría que gobiernan el Universo se manifiestan en nuestra conciencia. A muchos cubanos el dial de la justicia se les fue corriendo subrepticiamente, bien porque hubo presión de las circunstancias, bien porque se institucionalizaron modos de responder a las circunstancias que a plazo mediato o largo han demostrado ser contraproducentes, desventajas adaptativas. Del valor justicia se derivan, en él se sostienen, otros valores; permite dirimir la valentía del abuso, el agradecimiento del sometimiento, la honestidad de la indiscreción…; nos hace rechazar la mentira, el egoísmo, la simulación, la discriminación porque son básicamente actitudes injustas… Fue desvirtuado, desvalorizado, difuminado, cuando se equiparó la justicia con la igualdad, arrollando con “ley pareja” la difícil aplicación del sentido común a casos distintos, o al coartar (y estigmatizar) determinados valores humanos relacionados con la competitividad y el alcance de estatus con parámetros ajenos al área de competencia; cuando se desequilibró el balance necesario entre el ideal de justicia social y de dignidad de la patria encumbrándolo por encima de la justicia con-hacia los individuos y de dignidad del individuo; cuando se justificó (palabra cuya raíz es la misma de justicia) la realización sistemática de acciones esencialmente injustas como por ejemplo, el silenciamiento de las voces y opiniones críticas, disonantes, alternativas, durante muchísimos años; cuando los jueces pudieron o tuvieron que ser también parte, frente a posturas de antemano juzgadas, como en el poema de Prévert del combate contra el ángel; cuando, para contrarrestar una cara de las cosas solo se hacía énfasis en la otra, sesgando la información, y luego, desde dicha asimetría informativa (y formativa) que más que nada reducía el poder de los análisis para fundamentar o rechazar propuestas, entonces gobernar, dirigir, desde un ampuloso sesgo de confirmación…y un largo etcétera.

Fue un proceso complejo, pues de otra manera, también sentimos que nuestro sentido de la justicia se ampliaba, que éramos menos egoístas, que llegábamos no solo en palabras, sino en actos, más a las esencias, preocupados por redimirnos no solo a nosotros mismos o a quiénes nos eran más cercanos, sino a todos en el pueblo revolucionario, incluso a otros pueblos victimizados. Fue un proceso complejo, de donde se esperaba nacería el hombre nuevo (yo pienso que algunos todavía andamos por ahí). Fue complejo, tanto como muchísimos procesos biológicos que luego de ser mecanismos compensatorios beneficiosos por muchos años, llegan a convertirse en la propia enfermedad de un sistema, ejemplo clásico es la hipertrofia del corazón para lidiar con los incrementos de “carga”. En muchas de las medidas que se han tomado a lo largo de estos años, hay implícita una crítica, un “desdecimiento”, de medidas y estrategias pasadas. Los hoteles, las compraventas de viviendas, los viajes, la expresión menos ceñida en blogs, posts, y hasta periódicos y noticieros, son diametralmente opuestas a regulaciones bajo las cuales nos acostumbramos a vivir. Pero en general han acaecido como por obra de la necesidad, obligados por ella, como tomadas a regañadientes, para salvar algo superior, casi concesiones hechas a lo que, según el mismo discurso, no puede hacérsele concesiones, casi concediéndole razón a los estrategas de la asfixia económica, cuya esperanza es que la presión doblegue. Nadie dijo que dichas medidas eran justas, o más justas, o que deshacían injusticias y por eso eran tomadas, que no eran estados transitorios para volver a un punto anterior, sino que son pasos definitivos para llegar a algo mejor.

Creo que la reticencia a la contra-continuidad en los aspectos que he mencionado y en otros, se hace evitando que muchos protagonistas de aquellos sucesos, aún vivos, puedan ofenderse, pierdan esas razones, aunque conservaren muchas otras. Vuelvo a repetir: Una Revolución se hace contra el pasado y es sobre todo una máquina de futuro; pongamos el instrumento que la Revolución es, que la nueva Constitución es, al servicio de nuestro futuro, no a servicio de nuestro pasado, lo cual no implica deshonrar nuestra memoria o nuestra historia: nosotros no fuimos hechos para ellas, sino que ellas acaecieron en nosotros y para nosotros; la política en Cuba no puede ser un prolongado ejercicio de demostración de un teorema esbozado casi por inspiración, no puede seguirse haciendo para validar la razón o la bondad o la inteligencia, para absolver, en definitiva, a quienes gobiernan o han gobernado el país, para que equivocándose y volviéndose a equivocar, rectifiquen o hasta que alguna circunstancia histórica favorable les haga parecer sabios; no puede seguirse haciendo política en que unos pocos arriman las brasas a su sartén, y los demás solo sirven de coro, de trasfondo uniforme, sobre el cual destacan las siluetas mesiánicas. Y agrego: Cuba no puede ser un blasón en la solapa de nadie. No se puede seguir esperando para no herir sensibilidades porque la herida que se inflige es mayor. No es un caso de derecho civil, en que habrá que esperar que mueran los padres para repartirse la herencia. Es un caso de derecho universal, moral, humano, en que la herencia ya es nuestra, en que por el solo hecho de haber nacido en esta isla, ya estamos indisolublemente ligados a su destino, ya es nuestra y somos parte de ella.  (…continúa….)

A la mente me viene un fragmento de Martí: “Y si a los españoles, por ser españoles, los ataco, mi padre saldría de la tumba, y me diría: parricida. Pero el mal gobierno, la opresión, la ignorancia en que vivimos, la miseria moral a que se nos condena, esto ¡padre mío! no eres tú, eso no es España, sino otro país; eso es infamia y abominación, y dondequiera que lo encontraras lo has de acabar.” Se necesitan leyes, acciones, posicionamientos claros que no aumenten el peso de las diferencias y la polarización, en temas que no deben ser motivo de sectarismo ideológico, pues son sencillamente consustanciales a lo que los seres humanos hemos llegado a ser, en lo que hemos devenido. Como mismo no tiene defensa ideológica en el mundo hoy, el tener esclavos y matarlos por ofender a su señor, no la tiene el irrespeto al derecho de una persona de pensar y expresarse sin temor ni hipocresía, en participar en los destinos de su país. El dial de la justicia ha de correrse hacia un punto que nos permita exigir disculpas y perdonar, indagar y entender, llegar al convencimiento de cuan endebles son algunas razones para cimentar una línea divisoria entre el adentro y el afuera, entre el aquí y el allá, entre el ellos y el nosotros. Antes que la racionalidad o el pragmatismo económico, que son indispensables, se necesita la virtud política, y la razón ética. No se resuelve la herida que significó la construcción de un exilio antagónico, con silencio, con señuelos de redituables bonanzas, dando tiempo a que el tiempo pase, y la gente olvide, y las heridas duelan menos, la confusión sea mayor, los rostros cambien, quizás con el secreto de deseo de sentirse triunfador desde los inalcanzables escaños de la muerte, o con el secreto miedo de que llegará el día en que tendrán que balbucear "Diego" donde dijeron “digo".

El tema del Mariel, de los desposeídos de toda propiedad aun desde antes de haber salido por las puertas de sus casas, de los castigados a estar separados de su familia, suspendidos en limbos de espera sin que hubiese una fecha definitiva o una ley escrita que la pautara, no es el tema sencillo de entrar o no a un hotel, de vender y comprara un carro o una casa. Hubo vidas tronchadas, familias divididas, se deconstruyó una idea de país y se instituyó otra en que de un lado estaban los que tenían razón histórica y del otro los derrotados. Se llegó a las cotas en que no pueden realizar el camino de retorno los mismos que realizaron el camino de ida, hay asuntos en los que mientras no se realice la expiación, la mínima al menos de la disculpa y la crítica, se está validando la injusticia.

Hay cosas que se pueden prometer y cumplir muy rápidamente en Cuba, mas importantes que cualquier lineamiento económico, las que de verdad empezarán a destrabar el experimento de autovalidación de gente autosuficiente y arrogante como pocas han habido en este mundo: 1) las buenas ideas pueden venir de otras cabezas, y hay que organizar un sistema donde esas cabezas no sean destruidas o ahuyentadas por un filtro de discriminación que más que ideológico-político ha discriminado la inteligencia y la ética que tienen a la honestidad y el respeto a la alteridad como puntales 2) se ha acumulado una masa crítica de cubanos con capacidad intelectual, carácter y voluntad para construir contra la adversidad, fuera de los círculos del poder facilistas y clientelistas, con los que hay que contar, no solo como piezas productivas, sino con capacidades paradigmáticas, de dirección, de organización, y no están solo en Cuba 3) hay que contar con la emigración como parte indisoluble de la nación, y como mismo tienen una participación capital en la economía cubana, merecen no un extra, sino el mínimo de ser considerados de hecho y de derecho como cubanos, no como una masa fácil de esquilmar desde el chantaje emocional desde orillas opuestas.